Lance, quién lideraba la lista de caminantes, observó el cuerpo de un reanimado atrapado en los primeros metros del puente, éste había caído en las vías y claramente, en su estado no pudo continuar. De seguro Colby con el primer grupo le habían eliminado.
Al llegar sobrepasar el cuerpo inerte del reanimado, Polina tuvo la brillante idea de bromear.
—Qué bueno que alguien mató a ese reanimado, si continuase vivo podría haberme hecho tropezar.
—Quizás habrías caído a tu río —afirmó Lance, contestando a su broma.
—¿Mi río? —cuestionó Polina, sin entender la broma.
—No seas malo —dijo Laura, riendo igualmente.
—No soy malo, es sólo una broma, a ella le gustan —explicó Lance. Aquello no fue suficiente, Polina se sintió incómoda por no entender la broma, así que por primera vez en mucho tiempo se quedó callada. De esa manera, los tres sobrevivientes se acercaron con cautela hacia el primer vagón, el más cercano.
En sitio les esperaba el grupo de Colby. En cuando Lance y los suyos estuvieron cerca, Viktor estiró su brazo para ayudar a Polina a subir, Laura fue la siguiente y por último Lance, quién escuchó con atención el reporte entregado por Colby.
—Deberíamos ir vagón por vagón, lo mejor será que sólo algunos de nosotros entremos primero, los demás deberán esperar nuestra señal —afirmó Colby.
—Iré yo, tú y James —dictaminó Lance. Los demás aceptaron sin cuestionamientos los designios del líder.
—Bien —Los demás atentos a nuestra señal, atentos también a Mark —afirmó Colby, preparando su arma.
Lance hizo ingreso hasta el vagón, en el interior había una mujer de aspecto raquítico que tenía cara manchada de sangre al igual que sus manos, en el suelo del pasillo oscuro había apenas iluminado, un bulto con un bebé, dada las circunstancias su muerte era obvia, lo único que pudo hacer Colby al observar tal situación fue tragar saliva.
—Esto lo hemos visto muchas veces... pero no te acostumbras —afirmó Lance, observando también la desgarradora escena.
—Te detiene, te hace pensar inmediatamente en tu hija... esto no está bien, nada de esto debería estar pasando —concluyó Colby, esa amargura en sus palabras era cierta pero también incombatible.
—¿Puedo abrir las compuertas de los dormitorios? —interrumpió James.
—Puedes abrirlas pero con cuidado, será mejor que nos concentremos en esto ¿vamos, Colby?
—Vamos... —pronunció el hombre, obnubilado.
Con cuidado, los tres sobrevivientes abrieron una a una las compuertas de cada dormitorio, en Adrussia los vagones de los trenes tenían compartimientos, los cuales dependiendo de la clase variaban en características. En aquél caso los sobrevivientes se encontraban en un vagón de primera, ya que poseía compartimentos separados con mayores comodidades que las de segunda y tercera clase. En todos los compartimentos que revisaron habían reanimados pero máximo dos en cada uno, la mayoría tenía signos de suicidio y delgadez extrema, probablemente habían vivido ahí mucho tiempo esperando por una solución.
Polina, Laura y Viktor fueron los encargados de retirar los cadáveres y trasladar los bultos de carne hasta las vías, lo más seguro era tirarlos al río pero Lance lo desestimó, no convenía ensuciar las fuentes de agua dulce. Aunque en el fondo todos tenían claro que el agua estaba contaminada y de todas maneras debían hervirla para el consumo.
Habían pasado aproximadamente cuarenta y cinco minutos de arduo trabajo, en cambio Vannia y Mark vigilaban con tranquilidad, ambos habían mantenido un silencio incómodo.
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La Última Pandemia IV
Science FictionViejas rencillas, nuevos integrantes y problemas emergentes complicarán a los integrantes del internado Santa María de Udina. Dos años después del fallecimiento de Elisa. Lance y su comunidad se enfrentarán en una polaridad interna única, lo suficie...