Había transcurrido aproximadamente un día de viaje, contando todos los descansos y los sitios inexplorados en los cuales los sobrevivientes se habían detenido para tantear la ruta.
Colby conducía el primer vehículo atento, pese a la espesa niebla confiaba en base al pueblo y las señales que lucían fantasmales a aquella hora, que estaba cerca de su objetivo. Antes de llegar a una vía que se atravesaba en el camino, giró hacia la derecha para recorrer paralelamente las vías con su vehículo.
Ambos vehículos se abrieron paso por el camino de tierra, hasta que unas señales en la ruta determinaba un nuevo camino hacia el interior del bosque mientras que la vía ferroviaria atravesaba un caudaloso río, que por su aspecto daba toda la pinta de estar frío.
—Hemos llegado —afirmó Colby, deteniendo el vehículo mientras que Viktor lucía ansioso por salir. Del mismo vehículo Vannia y Mark también bajaron, armados y preparando todo lo necesario.
Lance en cambio al descender de su vehículo le encargó a James la misión de vigilar el entorno. Laura en cambio no dejaba de fijar su mirada en la casa al fondo de camino al bosque, lucía oscura y amenazante, aunque quizás era la oscuridad la que daba aquél matiz.
—¿Qué haremos? —preguntó Polina, intentando demostrar a su superior el interés que tenía por participar.
—Guardaremos silencio, en primera instancia —respondió él. Al escuchar esa frase, Colby sonrió denotando que estaba de acuerdo con esa indicación.
—Ay, tan pesado... —pronunció la joven con vergüenza, entonces se alejó en busca de Laura. En realidad no sentía afinidad con ella, pero necesitaba escapar de esa situación. Laura, en cuanto le vio a su costado avanzando hacia la casa, se descolocó un poco.
—¿Lance te envió a que me acompañases? —cuestionó la mujer mayor.
—En verdad, no.
—Entonces...
—Dijo algo que me molestó, yo sólo intento ser buena compañera de expedición —afirmó la muchacha.
—Sé buena compañera de expedición y ve por ese lado de la casa, yo iré por la derecha —afirmó Laura, separándose unos metros de Polina. Esta de inmediato se aventuró por la izquierda, observó con atención unos columpios ser movidos por una brisa fría y húmeda. Desde la derecha de la casa apareció Laura.
—¿Todo bien? —pronunció Polina.
—Algo me inquieta, no sé qué será —pronunció Laura, observando los altos árboles.
—Quizás es eso... —Polina apuntó hacia un sitio detrás de un pozo arenero, debajo de unas hojas escarchadas se levantaba una cruz improvisada, en una madera sujeta con piedras se dejaba ver escrito con un plumón negro el nombre de "Max".
Laura se sintió perturbada, de pronto se sintió tan tonta estando ahí, alejada de su único hijo mientras que una tumba de alguien con ese nombre le provocaba todas esas sensaciones.
—Entiendo qué esto te cause miedo, se llamaba igual que tú hijo —pronunció Polina, tratando de sonar empática con Laura, pero ella sólo se detuvo un momento, sin siquiera girar hacia la mujer más joven.
—Polina, no creo que seas mala persona pero no confío en ti, no necesito tus palabras ni tu ánimo.
—Pues deberías confiar en mí, tú mataste a mí amigo y jamás busqué una represalia —afirmó Polina, cruzándose de brazos.
—Es por esa misma razón por la cual no confío en ti, yo jamás perdonaría a una persona que asesina a una de las mías, habría imaginado cien veces en como matarle, sería lo último que pronunciaría antes de dormir y lo primero que pensaría durante el alba —respondió Laura, justo antes de desaparecer por el camino derecho de la casa.
Polina le vio alejarse, luego miró otra vez la tumba de "Max" y se despidió como quién enviaba un beso al aire. Con cautela la mujer joven se acercó hasta la casa de madera gris, allí observó un ventanal de cuerpo completo, por un momento pareció ver algo en el interior moverse, era una sombra. Así que con cautela se acercó hasta el vidrio y se dedicó a dilucidar de mejor manera qué cosa había dentro. De inmediato una mandíbula ensangrentada y perteneciente a una anciana apareció asustándole, por si fuera poco el impulso de la anciana putrefacta rompió el ventanal. Polina producto del susto caminó con rapidez unos pasos hacia atrás, tropezó con una maceta sin planta y cayó al césped, la reanimada junto a otro reanimado fueron hacia ella con las intenciones obvias.
Polina dio un grito, de inmediato vio las mandíbulas de la mujer acercarse hacia ella, ambas forcejearon con los brazos pero en su estado, los codos de la anciana cedieron hacia dentro y su cuerpo se acercó más aun hacia Polina, quién gritó nuevamente.
Laura, advertida por el grito había retrocedido, se encontró entonces con el segundo reanimado, este al verle caminó hasta ella pero la mujer le detuvo de inmediato con su arma, de la misma forma Laura tomó a la anciana por la ropa y la jaló hacia atrás, para luego dispararle directamente en la sien.
Ante aquél fugaz instante, Laura levantó a Polina, no sin antes cuestionarle si estaba bien.
—¿Te mordieron? —Laura parecía sobre exaltada, aunque no más que Polina.
—No, no —contestó ella con alivio.
—Debes tener cuidado, no es primera vez que sales, ya deberías saber que ciertas acciones hacen que te expongas, nosotros también nos exponemos... —dijo Laura, como de costumbre empleando un tono frío y distante con quienes pertenecían a la comunidad del condominio, la que alguna vez fue dirigida por Ken y la que ahora estaba totalmente deshabitada.
Una vez que ambas mujeres retornaron hacia donde Lance y los demás le esperaban, este parecía verles con mirada interrogante.
—¿Algún problema? —cuestionó con su voz y su mirada examinadora.
—Un poco, un par de putrefactos me atacó, por suerte Laura estuvo ahí para rescatarme —afirmó Polina.
—Bien, me alegra que no haya pasado a mayores —respondió Lance.
—¿Dónde están los demás? —preguntó Laura, notando que James, Viktor y Colby estaban ausentes. En ese minuto Lance apuntó hacia la vía del puente, allí Laura y Polina divisaron a sus compañeros de sobrevivencia, estos avanzaban por las vías hacia un sector céntrico del puente donde un tren permanecía detenido.
—La niebla no dejaba verlo, pero sabíamos que estaba allí —dijo Vannia, acercándose a Laura.
—¿Iremos todos? —cuestionó Laura.
—No, quiero que Mark sé quede aquí, ¿podrías quedarte tú también? —preguntó Lance, acercándose a Vannia.
—Sí, perfecto. No hay problema —respondió ella. Tras esa afirmación, Lance comenzó a preparar su marcha; Él, Laura y Polina tomaron sus mochilas personales y se aventuraron en la vía, camino hacia el puente.
Lance, quién lideraba la lista de caminantes, observó el cuerpo de un reanimado atrapado en los primeros metros del puente, éste había caído en las vías y claramente, en su estado no pudo continuar. De seguro Colby con el primer grupo le habían eliminado.
Al llegar sobrepasar el cuerpo inerte del reanimado, Polina tuvo la brillante idea de bromear.
—Qué bueno que alguien mató a ese reanimado, si continuase vivo podría haberme hecho tropezar.
—Quizás habrías caído a tu río —afirmó Lance, contestando a su broma.
—¿Mi río? —cuestionó Polina, sin entender la broma.
—No seas malo —dijo Laura, riendo igualmente.
—No soy malo, es sólo una broma, a ella le gustan —explicó Lance. Aquello no fue suficiente, Polina se sintió incómoda por no entender la broma, así que por primera vez en mucho tiempo se quedó callada. De esa manera, los tres sobrevivientes se acercaron con cautela hacia el primer vagón, el más cercano.
Continuara...
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La Última Pandemia IV
Ciencia FicciónViejas rencillas, nuevos integrantes y problemas emergentes complicarán a los integrantes del internado Santa María de Udina. Dos años después del fallecimiento de Elisa. Lance y su comunidad se enfrentarán en una polaridad interna única, lo suficie...