다섯 (V)

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29 Septiembre, 1922.

Seguí ayudando a clasificar las armas en sus respectivas cajas y a adelantar el trabajo que tenía Jin Sol atrasado, aunque estuviese muy cansada, no permitiría que el general Bok volviera a cortarle las manos ni le pegara sobre los nudillos con bolas metálicas.

—¿Por qué no vas a descansar a casa? —me preguntó cuándo bostecé varias veces seguidas— debes estar muy cansada...

—Porque quiero ayudarte.

—Gracias, cariño —sonrió desde el otro lado de la mesa.

Seguimos allí hasta que la mano izquierda de Jin Sol comenzó a sangrar. Cogió varios vendajes de un maletín que tenía por allí, esa cicatriz era reciente y no había logrado que se cerrase del todo.

Le apreté fuerte el vendaje para que se cortara la circulación y observé detalladamente sus manos. Tenía muchísimos cortes y mis ojos comenzaron a humedecerse.

—¿Piensas que Corea ganará?

—Ya perdí la fe en este país... —tragué ruidosamente— Japón nos tiene bajo su control, solo pocas partes se resisten.

—La mayoría de los cultivos ahora los tienen los japoneses... —comentó Jin Sol— últimamente han estado muriendo muchísima gente de hambre...

Asentí triste.

—Alégrate un poco... —tocó mi hombro— ahora vamos a poder pasar más tiempo juntas y nos la apañaremos como podamos...

En realidad, quería alegrarme, pero no le había dicho a Jin Sol que, en poco tiempo, aproximadamente en dos semanas debía volver a la guerra. Esta vez junto a los japoneses, ya que el general Bok se había aliado a ellos para intentar invadir parte de China y repartir entre ambos países los recursos.

El dinero que traía conmigo, gran parte se lo di para que comprara alimentos básicos, quería que recuperase el peso que tenía antes...

Y aunque no era mucho dinero, para un tiempo nos vendría bien.

La casa de Jin Sol no había cambiado absolutamente nada, solo se veía un poquito más vieja que antes, con las paredes algo agrietadas. Me habló sobre su madre, no estaba allí, la habían obligado a ser dama de compañía de un señor japonés, por lo que pocas veces la veía y tenía miedo cuando traía objetos robados, los cuales luego se los daba al general Bok a cambio de una miseria de dinero.

***

—¡Amor, estoy aquí! —gritaba Jin Sol sujetándome entre sus brazos— para por favor... ya está, ya pasó...

Era otra de las muchas pesadillas que siempre se repetían en mi mente, haciéndome gritar, llorar y dolerme el pecho.

—Cálmate, estas a salvo conmigo... —besó mi mejilla mientras pasaba sus manos de arriba abajo por mi brazo.

Respiré hondo, Jin Sol tenía la mano en mi pecho, intentando que no respirara agitadamente. Comencé a llorar entre sus brazos, ella pasó su mano por mi rostro, quitando las lágrimas, mientras yo agarraba con fuerza la tela de su ropa por su espalda.


Siempre soñaba con que mataba al mismo hombre inocente por órdenes de mis superiores, el chico y yo nos lanzamos una mirada de tristeza, él sabía al igual que yo, que ambos habíamos sido obligados a combatir en una guerra que nunca quisimos empezar.

¡Mátame ya, estúpida! gritaba firme con lágrimas en sus ojos.

No puedo...

¡Soy un soldado japonés, vamos maldita coreana! —sabía que tenía mucho miedo, él también.

De verdad lo siento mucho...

Yo también, hemos nacido en una época equivocada... susurró con una sonrisa amarga vamos o si no te mataran a ti...

Levanté el arma con las manos temblorosas.

En la cabeza, por favor... me acerqué a él, colocándola en su frente— te perdono, soldado Kim, esto no es culpa tuya.

Apreté el gatillo, salpicándome la sangre de aquel muchacho sobre mis manos y uniforme, mordí mis labios interiormente, mi cuerpo temblaba muchísimo y caí al suelo unos metros más allá del chico por las náuseas y el dolor de estómago que tenía en esos momentos.

El no merecía un final así.


—Cariño, él te perdonó —me tenía envuelta entre sus brazos todavía— debes tener tu conciencia tranquila...

—No es justo Jin Sol... —susurré en su pecho.

—Nada en este momento es justo bebé... —acarició nuevamente mis mejillas y levantó mi mirada para dejar un suave beso sobre mis labios.

—Te amo muchísimo —mi corazón latía con fuerza.

—Te amo muchísimo —repitió ella con una pequeña risa.

Mi rostro estaba a pocos centímetros de sus labios, por lo que ella volvió a dejar un corto y tímido beso sobre ellos, achinando sus ojos azules.

—Perdóname por asustarte con mis pesadillas...

—No tengo que perdonarte nada, con cosas que pasan...

Dejé un ligero beso en sus rosadas mejillas antes de volver a acurrucarme en su pecho.

***

Cuando entré por la puerta, ambas se sorprendieron de verme allí viva y corrieron a abrazarme y aunque tenía muchas ganas de volver a ver a mi familia, deseaba pasar el máximo tiempo posible con Jin Sol, no estaba tranquila dejándola sola. Sonaba ridículo porque llevaba meses sin verla y además vivía sola, pero tenía la necesidad de no despegarme de ella.

—Jung Eun, ¡hija! —me cogió del rostro mi madre sin creerse todavía que estaba allí— te hemos echado tanto de menos... todo estaba muy apagado sin ti...

—Te presento a mi prometido —entró por el arco del salón un chico serio y alto.

—Encantada señor, soy la hermana menor de Hyun Jin —hice una pequeña reverencia.

Ella me pasaba 4 años, me desilusionaba muchísimo que hubiese encontrado a alguien. Seguramente no lo amaba, pero ese chico tenía tipo de ser de alto cargo y eso significaba dinero para poder vivir...

—Kim, ¿cómo has estado? —me preguntó mi madre— anda ven y siéntate con nosotros, vamos a hablar de todos estos meses...

Conté parte de mi historia, la mayoría por encima, no quería entrar en detalles, no me gustaba recordarlos. Por parte de mi hermana y madre, ellas habían estado viviendo bien gracias a ese muchacho.

—Deberías buscarte un hombre con quien casarte —comentó mi madre— así no tendrías que ir a la guerra.

'Jin Sol

Su nombre pasó fugazmente por mis pensamientos y una pequeña punzada se me instaló en el pecho.

Asentí con pocas ganas tomando un poco de aquel té.

Miré a mi hermana, quien realizó una pequeña mueca de disgusto al escuchar las palabras de mi madre.


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𝒴𝓊𝒶𝓃ℱ𝑒𝓃 缘份 (ℒ𝒾𝓅𝓈𝑜𝓊𝓁)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora