열 (X)

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9 Mayo, 1921.


Disparaba a una lámina de cartón donde había dibujado unos círculos negros. Cumplía la función de un enemigo y no se me daba mal disparar, uno, a la cabeza, otro, al corazón, el siguiente, a la rodilla... pero no sabía si iba a ser capaz de matar a alguien en realidad...

Me daba muchísimo miedo la guerra, estar en alguna trinchera, rodeada de disparos y bombas, como nos habían estado comentando...

Siempre en peligro y aunque estuviera rodeada de compañeros, seguramente me sentiría sola.

Al fin y al cabo, estábamos dando la vida por proteger a la nación, debería sentirme orgullosa, pero no lo estaba...




13 Mayo, 1921. 

(maltrato físico y psicológico explícito)

Ya varias veces había estado presente en varios fusilamientos de ladrones o personas que se revelaban en contra del sistema. Me sentía aterrada cada vez que veía a los hombres disparar o torturar sin compasión y a sangre fría.

Agachaba mi cabeza e intentaba calmar mis piernas para que no siguieran temblando...

El siguiente chico que salió al recinto para ser ejecutado, no tendría más de 25 años, su nombre era Kunpimook Bhuwakul, de origen tailandés, reclutado para el ejército japonés. Podría tener mucha información sobre las estrategas de ellos y si no las contaba, iba a sufrir...

—¿No vas a hablar, maldito bastardo? —pasaron varios segundos— hijo de puta...

Silencio.

—Muy bien, tú lo has querido, prepárate, mal nacido...

El chico, amarrado a un gran poste de madera con cuerdas, estaba arrodillado y mirando hacia adelante, mientras otro hombre por detrás de él, azotaba su espalda con mucha fuerza, sintiendo como su piel expuesta empezaba a rajarse por los fuertes golpes. El muchacho no gritaba y dejó caer su cabeza en la basta madera, cansado y dolido, mientras por su espalda corría la sangre y su sudor sin pudor.

Agarré con fuerza la tela de mi pantalón, sufriendo por lo que me obligaban a ver.

—Habla, o te reviento el culo.

Silencio nuevamente, ni lo miró a los ojos.

Esta vez cogieron su pantalón y lo arrancaron con fuerza, trajeron a otro hombre preso más mayor, de unos 40 años y lo obligaron a mantener relaciones sexuales, si lo hacía, le perdonaban lo que había cometido.

El hombre no se negó y embestía con fuerza a Kunpimook, aunque ninguno de los dos lo estaban disfrutando, no paró hasta que hizo sangrar al chico a los pocos minutos, el muchacho se negó a hablar nuevamente.

El general Bok se encontraba con un machete en la mano en medio del recinto, obligó al hombre que pusiera el pene del muchacho sobre su mano y con un corte limpio, rebanó su órgano sexual.

Tapé mis oídos con fuerza cuando los gritos del chico se hicieron presentes, algunos de mis compañeros me miraron con lástima, Won Ho, acarició mi espalda con suavidad.

—Soldado Kim... —susurró— levántese por favor...

Sabía que estaba siendo formal y me ayudó a levantar la mirada, aguantaba mi brazo como dándome apoyo.

El general siguió y cortó varias partes más de su castigado cuerpo, hasta que llegó a su cuello, el chico seguía sin hablar y varios chorros de sangre salieron disparados al pasar la fina hoja, el chico finalmente murió ahogado por su propia sangre, al escupirla y toser por la cantidad que salía.

𝒴𝓊𝒶𝓃ℱ𝑒𝓃 缘份 (ℒ𝒾𝓅𝓈𝑜𝓊𝓁)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora