열 다섯 (XV) Final

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Final I (parte 1/2)

1 Noviembre, 1922.

Sentí una punzada de dolor en mi pecho, miré a Won Ho, quien creyó que me había dado otros de mis ataques de ansiedad. Me senté al no poder ignorar el dolor.

—Won Ho... —tomé su mano mientras que con la otra agarraba mi pecho— no se... que me pasa... me duele un montón...

—Tranquila... —dijo mirando por la ventana de aquel edificio— todavía queda una media hora para que salgamos.

—Hoy por fin llegaremos Dandong...

—Sí y tendremos que planear como haremos el atentado.

-—Por ahora hemos pasado como si nada...

—Es como si no supieran que Corea y Japón están en guerra, aquí al parecer, no se meten en las vidas ajenas...

—Seguro lo saben, pero aparentan como que no.

—¿Te sientes mejor? —me acarició el brazo.

Asentí, pero el dolor todavía persistía allí y era como si hubiese ocurrido una cosa mala, pero no sabía que podría ser y... eso me asustaba.








3 Febrero, 1923.

Estaba de vuelta en Seúl, Won Ho se despidió de mi con un abrazo, marchándose feliz a su casa, habíamos terminado de conquistar un pequeño territorio de China, matando a un montón de gente inocente, las cuales ni estaban preparadas, ni se esperaban lo que íbamos a cometer.

El señor de aquellas tierras, prometió dar una parte de sus cosechas cada mes a cambio de que no lo matasen, también prometió no hablar porque si no quemarían todas sus tierras.

Sin darme cuenta, volví a quedar frente al local de Jin Sol, esta vez quise entrar decidida para correr a sus brazos y besarla, pero al tocar la puerta, no pude empujarla. Estaba cerrada...

En ese momento pensé que estaría en su casa y caminé un rato más, cuando llegué, pegué con mis nudillos para que abriera, pero no abrió nadie...

Ella no podría estar... no...

Un nudo se formó en mi garganta, Jin Sol no podría estar muerta. Corrí hasta el templo, no se encontraba allí orando ni meditando, fui a la parte trasera, tampoco se encontraba, cada vez quedaban menos sitios donde podía buscarla.

—Jin Sol, a-amor... —suspiré sollozando.

Me encaminé a casa de Hee Jin, pero tampoco dio señales de que alguien estuviera allí.

Con mucho pesar, entré en mi casa, mis piernas temblaban un poco y mi pecho se encontraba muy acelerado.

—Hola, Hyun Jin... —susurré al ver a mi hermana allí.

Aunque no hablábamos como antes y me tuviera algo de tirria, me abrazó, acarició mi cabello y me dejó un beso en la mejilla.

—Mamá está en casa de la vecina, no tardará en volver —asentí volviendo a abrazar a mi hermana.

—Hyun Jin... no he visto a Jin Sol...

—Ella está bien... —dijo con una mueca triste.

—Dime donde está...

—No sé dónde está Kim...

—¿Cómo que no sabes dónde está? —me alteré, separándome de ella.

—Han pasado muchas cosas en estos meses... no la veo desde hace una semana...

Esa noche, aunque estuviera muy cansada, no dormí. Daba vueltas en la cama, me levanté y fui a dar una vuelta por las oscuras calles. El silencio era tan grande que solo se escuchaba el sonido de mis zapatos y mi respiración.

𝒴𝓊𝒶𝓃ℱ𝑒𝓃 缘份 (ℒ𝒾𝓅𝓈𝑜𝓊𝓁)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora