123. Te extrañaba

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___(Reiji)

La rama comenzó a romperse, debía cruzar antes de que la corriente me llevara, estaba a 30 centímetros de la tierra, se veía sencillo de cruzar, pero no lo era, en cualquier soltada el agua me ahoga, estaba a nada de romperse, las llamas aumentaban, era ahora o nunca.

Di el impulso a través de la rama, la cual se rompió, intente agarrarme del césped, pero el agua me arrastraba, hasta que clave mis uñas en la tierras, me detuve por un momento, y con toda la fuerza que tenía llegue al otro lado. Comencé a respirar agitada, me levanté inmediatamente, y corrí hacia a la casa, al menos el entrar al agua me serviría para evitar las llamas con más facilidad.

-¡Ten cuidado Reiji!- escuché un grito de los chicos, quité mi corbata y la amarre alrededor de boca y nariz, tomé aire y entre a la casa tumbando la puerta de una patada.

Estaba todo negro, no veía absolutamente, de pronto un crujido en el techo me hizo voltear,  el techo iba a caerse encima mío, salté, adentrándome a la casa, aquellos escombros que cayeron bloquearon la entrada, por el momento no importa, ahora lo primordial es encontrar a Fred.

-¡Fred! ¡¿Estás ahí?!- cubría mi rostro cada cuando las llamas aumentaban cerca mío, la corbata no era de mucha ayuda, porque comencé a toser un poco, por suerte no lo suficiente para quitarme fuerzas. Quitaba los muebles pateándolos, buscando sino había alguien allí. Comenzaba a preocuparme, si el idiota me mintió, el que va a morir quemado soy yo; y fue allí donde escuché un fuerte golpe, como si alguien hubiera caído de un lugar alto, el ruido parecía venir de un lugar más bajo de donde estaba. Sótano, este lugar debe tener un sótano, mientras tosía, camine hacia donde había creer escuchado aquel ruido, hasta que encontré aquella puerta abierta en el suelo, las escaleras estaban totalmente destruidas, era imposible bajar, sin embargo, algo llamo mi atención, una cuerda cerca de un poste allí bajo.

-¡Fred! ¡¿Estás aquí?!- tosí, nadie contestaba, debía bajar para cerciorarme, suspiré, y salté adentro, rompí aquellas maderas quemadas al caer, lo cual me hizo rodar y golpearme contra la pared -agh, ¿F-Fred?-

Nadie contestaba, las fuerzas se me iban, comencé a aceptar que iba a morir, pero, de pronto...

-Rei... Ji-  seguido de una tos demasiado débil, abrí los ojos, me levanté y comencé a quitar los escombros, al parecer creo que lo había aplastado por accidente, no me imagino que hubiera pasado si no lo hubiera hecho, y allí estaba él, tirado en el piso, lleno de ceniza negra, lo cargué con cuidado, y lo llevé a la esquina, donde había menos llamas, acerque mi oído a su corazón, aún latía, pero de una manera muy vaga, sus ojos apenas y se veían abiertos -Rei... Rei...

-tranquilo, no te esfuerces mucho- me quite el chaleco, no serviría -te voy a sacar de aquí-  de nada este, así que, me quite la camisa, quedando solo con mi camiseta puesta. Coloqué mi camisa encima de Fred, cubriendo su rostro hasta la cintura, lo envolví cual gusanito, no quería que respirara ni los más mínimo de humo, puse encima aparte mi chaleco y lo cargue en mis brazos, el problema ahora era salir, las escaleras están hechas una mierda, aunque, estamos bajo tierra, debe haber cloacas en las casa o cabañas que se dirigen hacia el río.

Con la mirada busqué aquella entrada, y si, mi teoría era correcta, sin embargo ninguno de los 2 cabíamos por ahí, era demasiado pequeña la entrada, el sótano se llenaba de fuego, no había salida alguna, ¿Qué hago? ¿Qué hago?, si uso los muebles, se romperán... Claro... ¡Se romperán!, deje a Fred en aquella esquina, tomé una de las palas que allí estaban, y comencé a golpear el techo, y justo donde golpeaba, este se caía, varios con muebles incendiados, seguí golpeando hasta que logré hacer una especie de colina, corrí hacia Fred, lo cargué y mire la colina de escombros, debo hacerlo rápido o si no, no podré sacar a Fred, tosí un par de veces, tomé vuelo y corrí mientras subía aquellos trozos, trozos que al pisar se desvanecían, por desgracia uno lo hizo antes de que yo lo pisara, lo que provoco la necesidad de saltar, y antes que nada, aventé a Fred, dejándolo en la primera planta, y a mi, colgado, sosteniéndome del piso, quedando a nada de caer al sótano.

Becoming Gay [Fred & Tú] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora