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Tranquilidad [36]

: : 4 años atrás : :

(2013)

-¿Y usted es? -cuestionó Haner en cuanto sus ojos terminaron de ajustarse a la extrema iluminación de la oficina de su padre.

El hombre detrás del escritorio se levantó de la cómoda silla con una amplia sonrisa en el rostro.

-Vamos, Brian. Pensé que las buenas amistades son difíciles de olvidar.

-Precisamente por eso pregunto -respondió con un gesto lleno de ironía-. Aunque no lo creas, extrañé a mi conejillo de indias.

Matthew negó con la cabeza. Contrario a lo que esperaba, él siente cierto grado de felicidad y alivio. Después de todo, Sanders habría tardado una considerable cantidad de tiempo para poder continuar con el legado de su más grande ídolo. Tener de vuelta al hijo pródigo no sólo le mantendría en una cómoda posición, sino que le daría los años necesarios para tomar el mando.

-Gracias, supongo -dijo el de ojos claros, rodeando el escritorio para estrechar la mano del médico-. Puedes tomarte una semana para acostumbrarte al cambio. En esa computadora está absolutamente todo lo que necesitas saber.

El hombre de cabello oscuro asintió e invitó en silencio a su acompañante a dejarle solo, no sin antes pedirle que apagara la intensa luz en el cuarto.

Una vez en soledad encendió la computadora.

Después de todo el tormento por el que su padre le había hecho pasar durante su infancia, Brian creyó que no podría regresar de la tumba a realizar un último desastre.

Sin embargo, estaba totalmente equivocado.

Y, desafortunadamente, no vería su error hasta muchos años después; cuando supiera su ascendencia nunca fue a la tumba en realidad.

: : Marzo del 2017 : :

-¿Qué está pasando? -La voz de Sydney tiembla no solo por el estrés que la abrupta interrupción a su entrevista causó, sino por el miedo que siente de tan solo estar en la presencia de Nathan Smith.

El hombre sonríe de manera oscura mientras termina de servir la segunda copa de vino tinto-. Debiste haber escuchado las advertencias de tu amor imposible.

-Él sólo tenía miedo de que hablara, de que lo expusiera frente a todo Los Santos.

La sonrisa de él se torna retorcida en cuanto toma ambas copas, una a cada mano.
-¿Eso lo crees tú? ¿O Estrella es verdaderamente talentosa?

Wackerman, aún procesando lo que acaba de oír, acepta la bebida que se le ofrece.
Sus pensamientos son efímeros, pues el acercamiento de Nathan hace que un par de alarmas se enciendan en su inconsciente.

-No me toques -pide, sonando todavía alterada.

Smith ríe y, después de beber un gran sorbo de vino, habla con calma- Entiendo cuando una mujer no me desea, así que no planeo en hacer algo contigo. En realidad te dejaré sola. Estás a salvo aquí. -Coloca su mano derecha algunos centímetros sobre el hombro de la mujer hasta que ella le permite bajarla. Entonces, palmea su suave piel con el fin de tranquilizarla un poco antes de añadir-: Por cierto, lo de la entrevista nunca pasó, ¿entiendes?

Sydney asiente con una gran cantidad de dudas rondando su cabeza. No porque desee seguir siendo el títere que, al parecer, había sido durante toda su vida; sino por la destrucción que pudo ver en la mirada de Nathan Smith.

Sin más, el hombre abandona la amplia habitación y permite que la joven disfrute de la caótica vista desde uno de los edificios más altos en la ciudad.

Contra todo pronóstico, toda calle en Los Santos, a pesar de la distancia, se ve completamente vacía. Justo como el sentimiento que de pronto llega al pecho de la Wackerman.
Brian tenía razón: ella es solo una cara bonita. El problema es que aquel día de la dolorosa despedida el médico se obligó a mantener en silencio lo que debía acompañar esa afirmación.

Es fortuito, sin embargo, que sus caminos estén destinados a reencontrarse más pronto que tarde. Incluso aunque ellos deseen mantenerse lo más alejados uno del otro; porque, en realidad, ni si quiera intentan cumplir sus deseos.

-¿A caso no le dije que nunca volviera a cruzarse en mi camino? -cuestiona Haner con furia notable alrededor de su aura.

-Vamos, Brian. Pensé que las buenas amistades son difíciles de olvidar -responde Sanders, disfrutando el momento en que la memoria que alguna vez les hizo sentir alegría causa amargura en su acompañante.

-Vete.

-¿Y perderme de la diversión? No, gracias. ¡Seward! -llama el más alto de los hombres, mirando sobre el hombro del médico la llegada de un experimentado empleado en el hospital.

Jonathan Lewis Seward, uno de los primeros médicos que trabajaron para Brian Sr.
También el más soberbio.

-No recuerdo haber agendado una junta. Seward, regrese a trabajar -ordena el más joven de los tres con firmeza sin siquiera voltear a verlo.

Él, sin embargo, continúa su camino hasta el costado de Matthew.
-No seguiré las órdenes de alguien que pretende terminar con un ideal que se ha desarrollado durante años sólo porque no coincide con su retrógrada moral.

Brian inclina la cabeza hacia un costado. Su curiosidad, contrario a lo esperado, no nació por lo que ha dicho el nuevo amigo de Sanders, sino por el folder que resguardan sus sudorosas manos.

Sin advertirlo, Haner arrebata los documentos con fuerza, cayendo en la trampa que se le tendió desde hace meses.

Al abrir el folder se encuentra con una foto.
Él pensó que la próxima vez que mirara en ese par de ojos azules su vida sería ya más tranquila.

-Si quieres salvar a aquellos que amas, dame el control del hospital -ofrece Matthew con una voz completamente desconocida para Johnathan, pero sorprendentemente familiar para la otra persona en la habitación.

Brian ha pasado ya el tiempo suficiente aguantando los castigos impuestos por el dueño de aquel tono cruel, así que ahora no duda ni un segundo en desafiar-: Atrévete a ponerle un dedo encima.

El folder que sostenía cae al piso, exhibiendo las páginas que no quiso ver.

James le había ido a buscar al hospital a finales del 2016 y terminó equívocamente en las manos de Seward; quien, confundiéndolo con un adicto sin importancia, lo trató como cualquier otro desafortunado paciente.
Matthew fue quien reconoció al joven como James Owen Sullivan gracias a previas descripciones algo burdas dadas por Brian. Sin embargo, ya era extremadamente tarde para hacer algo al respecto, así que mantuvieron la información en secreto hasta que descubrieron la poderosa arma que habían creado en contra del dueño del hospital.

En el documento se encuentran los detalles de las personas que recibieron sus órganos después de su muerte, pero eso a Haner no le interesa en lo absoluto. Su verdadero mejor amigo y hermano está en la tumba al igual que sus demás seres queridos.

Sabe que iniciar una pelea de nuevo sólo hará que Matt termine con su vida y, aunque en verdad desea que eso suceda, decide que el mejor movimiento necesita algo más de tranquilidad.

-¿Y bien? -cuestiona Sanders con ambas manos dentro de los bolsillos de sus gruesos pantalones de vestir.

-El infierno es todo tuyo.