Reencuentro [44]

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: : Brian Haner Jr. : :


Las personas que se conforman le causan disgusto. Sin embargo, cuando ella accedió a ser suya en completo secreto, no sintió decepción alguna; sino una gran felicidad que volvió a encender cada uno de sus sentidos.

Haner fue arrastrado de vuelta al infierno contra su voluntad y únicamente deseó salir de ahí hasta que ambos caminos se juntaron.

Tenía sus objetivos claros hasta que los ojos de Sydney colisionaron con los suyos directamente por primera vez, dejándole en el limbo. Sus gestos eran tan genuinos que se lograron enredar a sus extremidades peligrosamente.

Aún creía poder hacerlo sin destruirla. Pero, ¿podría hacerlo sin terminar él en pedazos?

La respuesta fue un rotundo no.

Brian encontró a alguien más que hiciera lo que se supone Sydney haría.
Ella logró investigar a fondo lo que ocurría, pero tuvo la mala fortuna de ser descubierta.

Entonces, supo que había hecho bien en protegerla de la forma más estúpida posible: manteniéndola en sus brazos.
Sydney se enfocó en lo que su vida podría ser y no le importó lo que vio sino lo que llegó a sentir por Haner.

El médico condenó a muchas personas a muerte, así que después se aseguró de que nadie se atreviera a tocar a la persona que más había querido, aunque su propia vida dependiera de ello.






: : Marzo del 2017 : :

Brian Haner Jr. entra con rapidez al helicóptero y, mientras se aleja, ve cómo el edificio que acaba de abandonar cae a pedazos.

Traga saliva con dificultad, preguntándose si eso será suficiente para acabar con el reinado del terror en Los Santos.
Sin embargo, no permite que la duda le consuma. En cambio, le indica al piloto que le lleve a la residencia de Evan Fong.

Una vez allá, Brian da las indicaciones a los desconocidos presentes de restaurar la electricidad y las telecomunicaciones en la ciudad en cuanto antes.
Los guardias se miran de reojo, pero saben a la perfección lo que la presencia del médico ahí significa: su líder ha sido vencido. Así que si desean vivir de manera digna, su mejor opción es hacer caso a todo lo que diga Haner.

Mientras el resto obedece sus órdenes, él se dirige hacia la oficina principal de Evan.
A pesar de sólo haber estado en aquel lugar una vez en su vida, recuerda a la perfección cada habitación.

De cualquier forma, aún hay algo que lo toma por sorpresa.

Al abrir las grandes puertas del amplio estudio se encuentra con 2 rostros que habría preferido no ver hasta mucho después.

-¿Brian? -pregunta Matthew sin poder creer lo que sus ojos captan. Sonríe ampliamente mientras camina hacia su amigo, quien no está tan feliz de verlo-. Debo pedirte mil disculpas, fui un idiota.

Haner, sin embargo, ni si quiera le presta atención. Sus ojos permanecen fijos en la chica que se encuentra sentada frente al largo escritorio.

-¡Publícalo! -exclama él con frialdad antes de darse la vuelta e irse tan pronto como llegó.









*











-¿Cuántas veces puedes engañar a la muerte? -cuestiona Brian con ironía en cuanto llega a su propia oficina en el hospital.

El hombre que se encuentra de espaldas, mirando la caótica ciudad desde el gran ventanal al fondo de la habitación, bufa.

-En realidad, deseaba morir junto a todas esas personas de mierda en aquel edificio -responde con calma, refugiando ambas manos en los bolsillos de su vestimenta naranja.

-Podría cumplirte ese deseo -ofrece el menor de ellos mientras evade el cuerpo sin vida de Seward en el piso.

Su padre ríe, echando su cabeza hacia atrás por unos segundos-. No te detendré. Sólo deja que te diga un par de cosas.

Brian Jr. espera pacientemente, notando la tensión en los hombros del hombre a su derecha.

Ambos se quedan parados frente al cristal, observando todo en Los Santos y nada al mismo tiempo durante un par de minutos; hasta que el mayor de ellos le da un pedazo de papel al otro.

El hijo toma el papel doblado por la mitad y lo examina.
Parece viejo y, por su apariencia, concluye que su padre lo ha doblado y desdoblado probablemente un millón de veces.

-¿La escribió McKenna? -pregunta con un nudo en la garganta, pidiendo muchas más respuestas a las explícitas en lo que ha dicho.

Haner Sr. asiente en silencio.
A pesar de haber memorizado ya cada palabra, le duele aún saber que fue lo peor que le pudo pasar a su familia.

-Primero asesiné a Suzanne cuando quería hacerme ver que todo esto era un error. Después, dejé que mi propia hija fuera víctima de los demonios que reuní en este lugar -confiesa antes de voltear a ver a su primogénito-. Eres lo único que he hecho bien y aún así sé que te arruiné la vida. En verdad lo siento.

-Me importa un carajo lo que me hiciste -responde el menor de los presentes sin atreverse a terminar de leer-. Lo que nunca podré perdonarte es esto -exclama, refiriéndose a la carta de suicidio que arruga entre sus dedos con fuerza.

-He sufrido desde que lo supe.

-Y todavía sufrirás más -asegura de manera firme, observando a su padre de frente.

-Te lo he dicho, permitiré que hagas conmigo lo que desees. Merezco cualquier castigo que se te ocurra.

-No -asegura Brian Jr. con una sonrisa en el rostro antes de lanzar la bola de papel que sostenía en su mano derecha-. No quiero convertirme en una réplica tuya, así que dejaré que la vida misma te imponga el castigo que le plazca.





Wrecker | Syn Gates ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora