Afrontar las consecuencias [29]

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: : 9 años atrás : :
(2008)

-¿Cómo se supone que me acerque ella?

James bufó con una sonrisa- en primera, deja de hablarle a todo el mundo de "usted" -comenzó, sentándose junto a su mejor amigo en una banca del parque.

Brian entrecerró los ojos, mirándole como si aquello le hubiera ofendido- ¿Por qué haría eso?

-Mira, sé que nunca saliste en realidad de a burbuja en la que te tenían tus padres, pero acá, en el mundo real, no todo existe para lastimarte. El que dejes que las personas sean cercanas a ti no te vuelve frágil en ningún momento.

El rostro de Haner se relajó un poco tras escucharle. Sin embargo, aún se encontraba dubitativo ante aquella afirmación.

-¿Seguro que le gustarán las flores?

Sullivan puso los ojos en blanco, colocando una mano en el hombro de Brian para calmarlo- Sí, tú confía en mí, hermano.

Esa última palabra hizo que el futuro médico tenga un escalofrío. Si bien sabía que James y él no compartían la misma sangre, estaba seguro de que serían muy buenos hermanos.

Él ya se había comprometido a cuidarlo y haría todo lo posible por no arruinarlo todo como en ocasiones anteriores.

-Te lo agradezco mucho, Jimmy.
















: : Febrero del 2017 : :

-Hey, London -susurra Sydney al teléfono, su cuerpo desnudo hundido en agua tibia y espuma.

-Hola, Syd. ¿Todo bien?

-En realidad, no -admite ella con un suspiro, cerrando los ojos-. ¿Puedo saber la razón por la cual se fueron a otra televisora?

El silencio se hace presente durante un pa de minutos.
Aquella simple pregunta hace que London confirme sus sospechas respecto a Wackerman. Es por esto que, sin avisar, pone la llamada en altavoz y le pide a su hermano que guarde silencio mientras ambos escuchan a la joven.

-¿No sabes por qué nos fuimos?

La joven niega con la cabeza, apretando su celular entre sus dedos húmedos.
-No.

El mayor de los McKuffey sonríe, mirando a su hermano con cara de "te lo dije".
-Nathan nos quitó el horario estelar sin alguna buena razón. Sólo dio a entender que alguna chica había ofrecido algún servicio a cambio de tener un programa que reemplazará el nuestro -informa, suspirando con cierta culpa antes de continua- en verdad lo siento, pero se nos hizo extremadamente extraña la forma en la que ibas escalando puestos y. . . Sospechamos de ti.

Los ojos de Sydney se abren de golpe.
Esa es definitivamente la razón por la que todos en su trabajo le miran de forma tan extraña.

-¿Ustedes comenzaron el rumor? -acusa con a penas un hilo de voz.

-No, por supuesto que no -responde London de inmediato-. Nosotros sólo renunciamos y evitamos cualquier clase de escándalo. . . Espera, ¿hay rumores al respecto?

-Aparentemente. Todo el mundo me juzga con la mirada desde hace algunos días.

-¡Te juro que no dijimos nada!

-Tranquilo, London -dice Sydney con una sonrisa vacía-. Creo saber quién es la responsable.

-¿Ah?

-Estrella -responde con notable irritación.

No podía creer que había sido lo suficientemente estúpida como para confiar en esa arpía.

-Eso tiene mucho sentido -asegura London-. ¿Hablarás con ella?

-Tengo que -afirma con un suspiro, cerrando sus ojos de nuevo-. Digamos que ese no es el único problema que tengo en este momento.

McKuffey, tras escuchar esto, decide desactivar el altavoz de la llamada y continuar hablando en privado dentro de su habitación.
-¿De qué hablas, Syd?

-Yo. . . tenía un secreto y ella lo descubrió de alguna forma. De hecho te llamé exactamente por eso -inicia, respirando profundamente para evitar que su voz se corte mientras habla-. Hoy Nathan me pidió que fuera a su oficina e intentó chantajearme. Dijo que si me acostaba con él, no contaría mi secreto.

-¡¿Y lo hiciste?! -pregunta con sorpresa London, pasando su mano por su cabello oscuro de manera nerviosa.

-Por supuesto que no -responde a la defensiva.

-Lo siento -susurra él, arrepintiéndose de acusar a su amiga sin antes escucharla.

Ella asiente mientras algunas lágrimas se escurren por sus mejillas.
-Está bien, no te culpo.

-Hey, estoy seguro de que hay algo que podamos hacer para evitar que Nathan se salga con la suya.

-London. . . He cometido tantos errores estúpidos que ahora es imposible hacer algo más que afrontar las consecuencias.

El joven frunce el ceño, dando una vuelta más dentro de su cuarto con impaciencia. Él sabe que sería extremadamente difícil acusar a Nathan Smith de acoso sexual y ganar el caso ante un tribunal; sin embargo, tiene la esperanza de poder hacer algo al respecto.

-¿Por qué dices eso? ¿Qué hiciste? -insiste con cierta furia en su voz; no hacia su amiga, sino hacia todos aquellos culpables de su situación actual.

London se siente extremadamente culpable por haber pensado mal de su amiga y desea ayudarla para enmendar su equivocación.
Sin embargo, Sydney no quiere hundirlo junto a ella.
Es por esto que la línea permanece en silencio hasta que Wackerman decide terminar la llamada.

La joven deja caer su celular sobre su toalla a un lado de la tina antes de hundirse por completo en el agua.

Desde que abandonó el edificio donde trabaja había estado buscando una manera de arreglar su situación.

Al llegar a casa buscó entre sus documentos el contrato que nunca terminó de leer y que Estrella le había apresurado a firmar hace aproximadamente un mes, llegando a la conclusión de que su "amiga" tiene completo control sobre ella; o al menos dentro de la televisora.

En caso de incumplir el contrato se tendrían que llevar procesos legales a cabo y, conociendo el método utilizado en Los Santos para repartir justicia, sabe que terminaría en la calle. . . O en algún lugar mucho peor.

Wackerman había logrado reprimir su miedo desde que descubrió lo anterior, pero ahora lo deja fluir en su cuerpo.
Sus lágrimas se mezclan con el agua a su alrededor. El silencio provoca que sus pensamientos se escuchen más fuertes.

Está aterrorizada de lo que le esperará mañana temprano en cuanto llegue a su trabajo.
Su vida está en manos de gente vil y no puede hacer algo al respecto.

El tiempo pasa y, aunque ella desearía permanecer bajo el agua hasta quedarse sin aire, el sentido común le hace sacar su cabeza hacia la superficie y recargarla contra el borde de la tina, sus ojos fijos en el oscuro techo sobre ella.

Desde que era pequeña su madre intentó inducirla al mundo del espectáculo.
Sydney, sin saberlo, sólo estaba cumpliendo uno de los sueños frustrados de la señora Wackerman.

Ella creció siendo únicamente una cara bonita.
Frágil.
Ingenua.

Nada de eso cambió tras la muerte de Kelly.
Su padre se encargó de cumplirle el sueño de aparecer en la TV, aunque lo único que pudo conseguirle fue un espacio para el que ella no estaba calificada en lo absoluto.

Si el triunfar en aquel ambiente era algo que Sydney realmente deseaba, nadie lo sabe con seguridad.
Pero queda más que claro que ella no fue hecha para eso, a pesar de todos los intentos por parte de sus padres.

Wrecker | Syn Gates ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora