Capítulo 41. Sombras.
When the Darkness Comes – Colbie Caillat.
Underneath the echoes buried in the shadows there you are, drawn into the mystery I was just beginning to see your ghosts but you must know I’ll be here waiting hoping, praying that the sky will guide you home when you’re feeling lost I’ll leave my love hidden in the sun for when the darkness comes.
Estábamos en la sala de la casa donde Jamaica vivía. Brendon salió del cuarto de ella y caminó hacia donde estábamos nosotros dos. Se sentó en la silla de enfrente. Me sentía como si estuviera en su consultorio. Yo tenía que irme, tenía que hacer mucha tarea, pero sin embargo aquí estábamos porque la señorita Longford se había desmayado.
- Saben, ella tiene un problema de nervios… es ansiosa y ustedes realmente, realmente la hacen pasar mal. Durante mucho tiempo estuve callado, esperando, viendo cual era la mejor opción para ella –nos miró, sus ojos eran tan fríos que me aterraban-. Russel, me enteré de lo que pasa contigo, realmente lo lamento…
- No importa –murmuró.
- Lo que quiero decir, es que fuiste un poco egoísta. Sí, lo que querías era lo mejor para ella, pero hacer que te odiara no significa que ella dejara de sentir amor por ti. Le has dicho que morirás de una forma bastante cruel –me miró a mí y yo apreté los labios-. Se lo dijiste tú, ¿cierto? –asentí-. ¿Por qué no me sorprende?
Apreté los puños y él rascó sus cejas algo frustrado-. Nunca has tenido tacto, nunca para cuestiones que a ella le pueden costar la vida también. Le dijiste que soy su padre, le dijiste que Russel morirá. ¿Quieres presenciar el funeral de dos de tus amigos?
¿Creía que yo no me sentía lo suficientemente herido? ¿Creía que eso era lo que yo quería?
Me levanté del sillón y sentí la mano de Russ en la manga de mi camisa. Me lo quité de encima y Brendon también se paró-. No te gusta que te diga la verdad pero es la única que hay. No te importa, ninguno de nosotros lo hace. Andas por ahí…
- ¡Tú no me conoces! –le grité-. No me conoces y no sabes lo que yo siento, nunca te has enterado de nada. ¡¿Qué no es ese tu maldito trabajo?! Psicólogo de porquería. Deberías de escuchar, no hablar y tampoco hacerme sentir culpable. ¿Crees que yo no siento lo que él está pasando? ¿Crees que no me siento lo suficientemente culpable con tu hija? La he dañado más que a cualquier otro ser. No me digas lo que debo y no debo de sentir, sé lo que hago y realmente si lo que quieres escuchar es que no me importa, bien, no lo hace. No me importa, ella se tiene que enterar de las cosas como son. Ustedes, los dos… se han ocupado de guardarle las cosas. Sí, es cierto, hay cosas que es mejor no saber, pero estas no se van a ocultar. Ella tarde o temprano notaría que eres su papá, ¿no es mejor ahora? –miré a Russel- y tú te morirás, no puedes ocultarle la verdad. Tal vez soy yo un maldito hijo de puta sin sentimientos, pero a ella no le voy a mentir más.
- ¿Has decidido entonces ser un hombre honesto? –preguntó Brendon-. Vaya, que lindo…
- Escucha… tengo tantas, tantas ganas de golpearte pero no lo hago porque sé que tú podrías fácilmente echarme… pero una cosa te voy a decir. No solamente ella está perdiéndolo. Yo también lo hago, es mi único amigo y ella la única amiga. No me digas que no me importa cuando yo me estoy quedando solo de nuevo.
- Me mintieron… -escuchamos la voz de Jamaica. Ella estaba parada al final del pasillo observándome-. Tú no estás enamorado de mí y tú… no estás bien.
- No, no lo estoy –respondió Russ poniéndose lentamente de pie- me estoy muriendo por dentro, no, no estoy nada bien.
- ¿Por qué lo hiciste?
