Capítulo 9. Divertido.
Hurt - Cristina Aguilera.
Estaba en mi casillero terminando de guardar mis libros y sacando los que utilizaría para hacer tarea cuando sentí que me dieron un leve empujón. A penas estaba por mandar al diablo al culpable cuando noté que era Russel-. No lo hagas de nuevo, o te mandaré al demonio y mira que es capaz de venir él mismo por ti.
- ¿Te refieres a ti? -preguntó recargándose en los casilleros de al lado. Sonreí y él también lo hizo-. He oído de tu reputación.
- ¿Tengo una? -inquirí confundido, ni siquiera sabía que la gente supiera de mi existencia.
- Eres Harry Styles, el chico que estuvo cuando la chica llamada Jamaica Longford trató de suicidarse.
Lo que me faltaba, me conocían a mí por estar relacionado con ella. ¡Me conocían por esa inadaptada estúpida a la que se le ocurrió que la mejor idea para acabar con sus problemas era lanzarse desde un edificio alto! Suspiré pesadamente y él se me quedó mirando serio.
- ¿La empujaste?
- Casi -respondí y él asintió como si me entendiera.
- ¿Cuándo volverá a la escuela? Quiero conocerla... me gustaría preguntarle cosas sobre su experiencia cercana a la muerte -lo miré incrédulo. ¿hablaba enserio?
- ¿De verdad?
- No. Solo quisiera saber por qué lo hizo -admitió y yo suspiré.
- Yo la insulté de alguna forma. Ella no es muy inteligente que digamos y... se toma muy apecho lo que diga la gente.
- Ya veo, ¿eres algo así como un bravucón? -rápidamente negué con la cabeza-. ¿Busca problemas? ¿vago? ¿Plaga?
Reí-. Nada de eso, en realidad creo que soy una persona cansada del mundo en general que como no puede controlar todo, se limita a quedarse callado y observar. Burlándose en secreto de personas como ella -señalé a la que tenía una falda cortísima que se le veía todo- o él -un tipo que se sacaba un moco.
- Tienes un sentido del humor frío y sarcástico...
- ¿De verdad? -rodé los ojos y él rió algo seco-. De todas formas no creo que quieras acercarte a Jamaica, es molesta... y se enamoraría de ti.
- ¿Qué tiene eso de malo? -dijo acomodándose la camisa-. No es que no esté acostumbrado a los sentimientos de una chica hacia mí. Apuesto a que las tipas de la cafetería ya lo están.
- Ellas se enamoran de medio mundo.
- ¿También de ti? -lo miré, inexpresivo, no sabía si gritarle que me dejara en paz o simplemente seguir hablando con él, era alguien interesante de conocer y por primera vez en años me vi intrigado.
- No, a mí me temen por alguna razón -él sonrió.
- Yo ya sé cual es... ¿Es cierto eso de las cartas que se envían a un compañero anónimo? -asentí-. ¿Qué tal te va a ti con eso?
- Mmm -dudé- me tocó una chica. Es bastante patética y no me presta atención, así que con cualquier tontería que le inventes funcionará -mentí, no le iba a decir que la anónima me agradaba.
- Bien, veré qué puedo hacer para hablar con ese... alguien -respondió y cerré mi casillero. Caminé por el pasillo y él me siguió y tampoco me molestó. Llegué al de Jamaica y abrí el candado, de ahí saqué algunos de sus libros y los metí a mi mochila. Él no preguntó, solo me miró y luego de decirle cómo se dividía la escuela, él se fue por su lado y yo por el mío.