cap.23

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Capítulo 23. Por que sí.

Look After You – The Fray. 
If I don't say this now I will surely break As I'm leaving the one I want to take Forgive the urgency but hurry up and wait My heart has started to separate

Me le quedé mirando por un par de minutos. Ella parecía ser amable, linda y cortés algo que no se veía mucho en las porristas, definitivamente debía ser porque ella no llevaba mucho tiempo en la escuadra. Me puse de pie y caminé hacia donde ella estaba, sosteniendo un vaso de plástico en el que había algo así como una malteada de fresa. 

- Hey… -saludé y ella me miró, sus ojos eran brillantes y grandes. 
- Hola –saludó ella con media sonrisa-. ¿Te ayudo en algo, socio? –me le quedé mirando. No podía ser cierto. Ella, era… ella no era así. Tenía que tener algo diferente. Esta actitud tan amable no podría ser de ella.
- En realidad me preguntaba si tú habías dibujado el avión –asintió-. ¿Entonces todas las pinturas de la clase de Arte enserio las haces tú?
- Por supuesto –respondió con media sonrisa-. ¿Las has visto?
Asentí-. Sí, no puedo no hacerlo. Son geniales –no mentía, pero me estaba portando demasiado halagador y yo tampoco era así. 
- Todo el tiempo duermes –rió y yo negué y luego asentí. 
- De acuerdo sí, miento un poco –admití y ella sonrió-. ¿Cómo te fue en el baile? –pregunté y ella entrecerró los ojos. 
- Creí que un chico como tú no le hablaría a una chica como yo. Ya sabes, eres demasiado genial para una hueca, rubia, nada interesante porrista –demonios, recordó lo que le puse en la primera carta. 
- Unos minutos no me matarán, a menos que seas un zombie y comas mi cerebro… 
- Así sería lo suficientemente lista como para pasar Matemáticas, ¿no? –reí y ella también-. Tengo que irme ahora… mis padres me esperan en la entrada. Pero fue bueno hablar contigo -le guiñé un ojo y ella negó con la cabeza para luego irse-. No te creas la gran cosa, el privilegiado eres tú –rodé los ojos y ella sonrió.
- Cuídate socio. 
- Adiós mi estimada… -ella sonrió y se retiró. 

Volví a la mesa en la que estaban Russel y Jamaica. Ambos estaban peleando por la última papa frita que quedaba en el plato-. ¡Es mía! 
- ¡Dijiste que querías la primer papa! ¿Ahora también quieres la última? –preguntó él negando-. ¡Que no!
- ¡Es una ley que yo tenga siempre la última y la primera! –Russel estiraba la mano con la papa en ella y Jamaica también trataba de alcanzarlo-. ¡Dámela!
- ¡No, es mía! –dijo él pero J le mordió el hombro-. Ah… muérdele más fuerte, no pasa de que me arranques un pedazo –dijo él mientras ella seguía luchando. Russel le apretó la nariz haciendo que ella lo soltara. 
- ¡Dámela! 
- ¡No! –dijo él y se la metió a la boca rápidamente. Jamaica se le quedó mirando y luego se cruzó de brazos.
- Terminamos. 
- Bien- dijo Russel mientras me miraba-. ¿Quién era la chica con la que estabas?
- Se llama Kim Eaton –respondí con naturalidad luego de su rompimiento tan trágico causado por una papa solitaria y frita. 
- ¿Quién es ella? –inquirió Russ.
- Es una de las porristas, creo que es de las nuevas. No lo sé, solo la he visto pocas veces en clases. 
- Se junta mucho con la raza –murmuró Jamaica. 
- ¿La Raza? –preguntó Russel interesado. 
- La Raza son todas aquellas porristas que no están en la alta categoría. Es decir, que no son ricas, que no son tan guapas, que no son tan interesantes como las barbies originales lo serían. Estas son las porristas versión Monster High –expliqué y él después de arrugar el entrecejo asintió. 
- Dios, todo aquí tiene comparación y categoría. ¿En qué clase de mundo vivía allá en Rusia? 
- Uno realista tal vez, y menos aburrido y cursi como aquí –él se encogió de hombros. 
- Tal vez –pronunció en su idioma natal-. De todas formas, ¿qué pasó contigo anoche?
- Nada, solamente fui a llevar a Chloé a casa. 
- ¿Tú siendo amable? 
- ¡Bien, follé con ella! –ambos me miraron y Jamaica parpadeó un par de veces. 
- ¿Enserio? ¡También follaste y te quejas de nosotros!
- No –mentí-. Pero no me dejan de molestar y parece que esa es la única razón que ustedes creerían. 
- Honestamente sí –murmuró J y yo rodé los ojos-. En fin, creo que es tiempo de que vaya a casa. No sé cómo me irá con mi tío. Posiblemente cambie las cerraduras y no me deje volver a hablarles.
- Esperamos lo peor –respondió Russel y la ayudó a cambiarse a su silla de ruedas. 
- Bueno, fue un placer conocerte… -sonreí y ella me mostró el dedo medio-. ¡Descarada! ¡Mira, me está insultando! 
- No Jamaica, mala niña –dijo Russel y ella rió-. ¿Listo? –me preguntó y yo asentí. 
- Ya no respetan… 





Agosto 19, 2012

Cielo, 

Primero que nada, te tengo que aclarar que ya no tengo novia. Sé que pudiste notarlo cuando un correo mío te llegó enviándote ‘las razones’ por las cuales yo ya no estaba con ella o más bien nunca lo estuve oficialmente. Me gustan los aviones que me dibujas, espero que pronto me puedas obsequiar otro. 

Me encantaría preguntarte por tu sábado en la noche, pero yo realmente no quisiera hablar de eso. Lo único que te sé decir es que era bastante interesante y terminó de una forma inesperada. 

Me he resignado a saber que sí tengo amigos, jamás pensé que los tendría. Me asusta que luego de un momento se den cuenta de la horrible persona que soy y simplemente desaparezcan, porque lo creas o no, me he acostumbrado a no sentirme solo en el instituto. No quiero ser cursi ni decirte que me sentía así o que me sentía abrumado todos los días al despertar. Tampoco que ahora estoy enamorado de la idea de ser mejor hombre. Solo te soy honesto respecto a mi vida social. 

Gracias por pensar que soy tu amigo, tú también eres la mía. 
- No anónimo. 
PD: Lo sé, soné bastante cursi. No te burles de esto mañana. 


Guardé la carta en el buzón algo ansioso. La realidad es que tenía la ligera sospecha de quién era mi anónima y yo me estaba comportando diferente. Antes tenía más confianza con ella porque no veía su cara, y es muy fácil soltarte con alguien que no te está mirando, pero ahora… ahora era diferente y lo que era mucho peor, yo quería conocerla, quería hablarle, quería estar sentado a su lado y hablar sobre cómo me sentía o cómo se sentía ella. Quería conocerle. 

Llegué a mi primera clase. Fue de lo más normal. Russel estaba al lado de Jamaica, quien estaba demasiado callada. Me senté, saqué mi libreta y garabateé la fecha-. Entonces…
- Estoy castigada –admitió ella sin que preguntara más-. Mi padre le llamó a Russel. 
- ¿Y? 
- Bueno, después de decirme que no quería volver a verme con Jamaica, me dijo algo sobre mis genitales, luego sobre mis hormonas, luego sobre las responsabilidades escolares, luego algo sobre mis padres, luego algo así como un bebé, luego me preguntó que si creo en el matrimonio y luego me dijo algo sobre preservar el apellido Schmidt y luego algo sobre mi actitud… y unas cosas más sobre Jamaica –murmuró Russel-. Pero creo que me dijo que tengo que casarme con ella. 
- ¿Qué? –dije con una sonrisa en los labios-. Vaya… 
- Sí bueno, tampoco es como si me fuera a casar con él –murmuró Jamaica y yo reí suavemente. 
- ¿Ya buscaste el anillo? –le pregunté a Russ y él sonrió. 
- Sí, de hecho ya lo tengo. 
- ¿Me lo enseñarás? –pregunté y pudimos notar como Jamaica se sonrojaba y ponía más atención, aunque fingía no escucharnos mirando hacia la puerta o cualquier otro punto en el salón. 
- Claro, de hecho hoy paso por él a la joyería. ¿Me acompañas? 
- Sí. ¿Cuándo veremos lo de la propuesta? –pregunté y Russel le dio la espalda a Jamaica y se acercó más a mí. 
- Shh… si te escucha ya no será sorpresa –le sonreí y él negó con la cabeza divertido. 

En el almuerzo, estábamos los tres sentados en la mesa de las D. Donde solamente estaban Daphne y Denisse. Diana seguía sin pararse por aquí debido a las órdenes de Russel. Los cuestionarios no eran tan cómodos como antes por que a Jamaica no le encantaba que su novio fuera cuestionado por unas rubias sexys. 
- Entonces… te vimos en el baile del sábado. Realmente te veías bien. Nos hubiera gustado que bailaras al menos una con nosotras –murmuró Denisse. 
- Estaba ocupado, tenía una cita –respondió Russel sin darle mucha importancia. 
- Realmente no nos interesa, solo que estabas ahí, bailando divertido al lado de una silla de ruedas… tienes buenos movimientos -dijo Daphne con desdén hacia J, quien solo agachó un poco más la cabeza. 
- ¿Es cierto que sales con esta? –señaló Denisse con la barbilla.
- Su nombre es Jamaica, déjala en paz y sí… salgo con ella. 
- ¿Por qué? 
- Porque no te importa. ¿Qué diablos quieres? –inquirió Russel. 
- Solamente me gustaría saber si… es porque te gusta o porque simplemente no puedes llevar a nadie más interesante a la cama. 

Miré a Russel y él se puso más pálido de lo que alguna vez lo había visto. Jamaica levantó la cara, tenía los ojos bien abiertos y los puños cerrados. ¿Yo? Yo bueno, esperaba la reacción de Russel o de Jamaica, el que hablara primero. 
- No… -fue Russ- no quiero que vuelvas a dirigirte a mí de esa forma. Yo no soy como cualquiera de estos gorilas estúpidos que lo único que quieren es follar con la primera que le abra las piernas. Tampoco ella es como ustedes que a las primeras palabras bonitas cae.
Aunque relativamente lo había hecho, pero se habían acostado porque ambos estaban bajo la influencia de una droga desconocida. Además, si hubiera querido dormir con alguien, pudo haber sido conmigo, que me conoció antes que a él. 
- Díganme la verdad, ¿si yo me hubiera fijado en una de ustedes, me habrían dicho que no? –ambas se quedaron calladas-. Escúchenme bien par de zorras. No quiero que vuelvan a pensar eso de mí. Sé que ambas están acostumbradas a que un chico haga lo que ustedes quieran. Especialmente tú –señaló a Denisse- sé que te crees la más sabihonda de las tres D. Pero me tienes cansado. Deja de estarme enviando cartitas de amor pensando que no me daré cuenta de que eres mi anónima. No te diré que sí. No te tocaré. Tampoco la dejaré a ella por ti –Denisse se puso completamente roja-. Sé que tienes sentimientos por mí, no digo que esté mal… pero no tienes que portarte como una imbécil para que yo te preste atención. Detesto cómo la haces sentir, como si ella tuviera la culpa de mis sentimientos. 
- Yo no… no quería… -Denisse se puso de pie.
- Escucha, por tu bien. Quiero que nos dejes en paz, te lo estoy advirtiendo en una manera amable, pero será la única vez que te lo diga así. La próxima vez que vea que la humilles, me vas a conocer… y créeme, si conoces a Harry molesto… -ella me miró- no te gustará conocerme a mí enojado. Puede que todo este tiempo nadie haya hecho nada para enfrentarte, pero para mí sigues siendo solo una simple chica con problemas alimenticios y de atención. 
- Eres un imbécil –murmuró ella furiosa. 
- Puede que lo sea, pero no lo suficiente como para que te hiciera caso –respondió Jamaica airosa. 
- Tú ni digas nada puta… sé que te acuestas con los dos. 
- ¿Qué? –reí-. Vaya, ahí si te fuiste por un mal camino. Yo no la tocaría ni aunque me pagaran y en segunda: Será mejor que te vayas Denisse. No te conviene tenernos a los tres enojados contra ti. Largo de aquí –ordené y ella se fue aún con la frente en alto. Los tres miramos a Daphne y ella simplemente tomó su bandeja y se fue detrás de la otra D.

- Russel –llamé y él me miró sentándose de nuevo. 
- ¿Qué quieres, mi amor? 
- Le has roto el corazón a otra chica. ¿Cuántas más rechazarás por estar con ella? –dije y Jamaica apretó los labios. 
- Las que sean necesarias hasta que ella me rompa el corazón a mí –respondió- que no sé cuando será. 
- ¿Yo? –dijo J. 
- Algún día descubrirás que no soy lo que crees. Ese día terminarás conmigo –murmuró Russel sin mirarla. 
- Pensé que habíamos terminado ayer. La papa era importante para mí –dijo ella sin hacer caso a lo que él había respondido anteriormente. 
- ¿Entonces no tengo novia? –dijo Russ y J negó-. Ah genial, ¡Denisse mi amor, espérame! 
- ¡Russel! 
- ¡Jamaica! –renegó él y ella lo abrazó fuertemente-. ¿Qué haces? ¡No eres mi novia, deja de tocarme!
- ¡Cállate, sí lo eres! –Russel me miró con media sonrisa y rodó los ojos. 
- Mujeres –reí. 


En clase de filosofía me sentí un poco mareado, por lo que decidí ir a tomar un poco de agua. Estaba en una de las fuentes mojándome la nuca. Cerré los ojos y recargué mi cara contra la pared. No había estado durmiendo muy bien, por lo que estaba cansado. Suspiré y cuando me giré noté a Chloé sacando sus cosas del casillero. 

Vestía su uniforme de porrista. Terminó de sacar algunas libretas y guardar libros cuando se giró y me miró. Me quedé un momento viéndola, no es que esperara una sonrisa, o algún cambio. Pero ella solo me vio y caminó hacia la salida, como si nada hubiera pasado. 

Cuando pasó a mi lado no me saludó y mucho menos me miró, simplemente siguió. Me encogí de hombros y caminé por el pasillo hasta el salón en el que estaba. Cuando di vuelta en la escuadra sentí que alguien me jalaba de la camisa y me metía a una habitación oscura. 
- ¿Qué mierda? 
- Cállate –susurró ella, sonreí y estampó sus labios contra los míos. 

PD: it's meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora