cap.43

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Capítulo 43. Cerrando Círculos.

Nothing Left To Say – Imagine Dragons. 
Who knows hoe long. I’ve been awake now? The shadows on my wall don’t sleep they keep calling me. Beckoning... Who knows what’s right? The lines keep getting thinner. My age has never made me wise, but I keep pushing on and on, and on. There’s nothing left to say now. 

Narra Russel. 

Estaba en mi cuarto, la realidad es que aún me dolía la cabeza por lo que había pasado la noche del baile. Creo que la resaca jamás había sido tan mortal. Estaba quedándome dormido cuando mi teléfono comenzó a sonar. 
- ¿Diga?
- ¿Schmidt? –escuché que decían, me senté en la cama, la voz sonaba seria.
- El habla –respondí ahora un poco más despejado- ¿quién es?
- El padre de Jordan, soy Brendon Longford –abrí los ojos como plato y caminé hacia donde estaba mi banquito cerca de la mesa en la que tenía los barcos-. ¿Sigues ahí?
- Sí –respondí- ¿en qué puedo ayudarle?
- ¿Tienes idea de lo molesto que fue enterarme de que mi hija acaba de perder la virginidad? 

Sentí que la sangre desaparecía de mi rostro. Cubrí mi boca con una mano y miré a mi alrededor. ¿Qué se suponía que dijera? ¿Qué era un placer? 
- Esteh… oh.
- ¿Eso es todo lo que vas a decir?
- Eso y que si está embarazada me haré responsable –respondí y él rió bajo, sabía que estaba molesto. 
- Hijo, no fui tan tonto, le compré pastillas. Mira, sé que la juventud es para aprovecharse, pero está herida. ¿Te das cuenta de que tiene una pierna casi completamente enyesada? 
- Sí, creo que eso lo sé –respondí incómodo. 
- Hombre, no puedo creerlo. 
- Pues ni yo realmente –admití- lo siento señor. 
- No importa, al menos no eres el chico aquel… 
- ¿Harry?
- Sí, ese tipo me enferma enserio –reí bajito. 
- Es un buen amigo, créalo señor –podía sentir cómo rodaba los ojos. 
- Bueno mira, le he comprado a mi hija pastillas anticonceptivas, eres su novio así que espero que la hagas responsable de tomarlas siempre. Otra cosa, si mi pequeña sale embarazada quiero que sepas que el matrimonio es obligatorio. No me importa qué tan chico seas o que tanto la quieres, te casas con ella y la apoyas. 
Reí negando con la cabeza-. Sí, señor. 
- Sabes, cuando éramos jóvenes, yo pensaba que las cosas así no funcionaban, que te tenías que casar por amor. Pero muchas veces lo único que se espera es que algo más fuerte que eso los enganche. 
- La experiencia propia lo remite, eh –dije y él bufó. 
- No seas insolente. Entonces, Espero que Dios te conseda que ella no lo esté, y está castigada, más vale que no la busques pronto. 
- Bien. ¿Puede darme un límite de días? 
- No, es indefinido. Buenas noches –y con eso cortó la llamada más incómoda que he tenido en mi vida. 




- Normalmente me enojaría por esto Watson –dije mientras admiraba la forma en que la grúa levantaba mi auto y se lo llevaba-. Pero… ¡Has arruinado mi auto! –dije divertido y él estaba completamente sonrojado-. ¡Teníamos a penas una hora de clase y ya lo has arruinado!
- Oh vamos –dijo él encogiéndose de hombros- yo no insistía en que me enseñaras pero tú estabas molestándome. 
- Te dije que te enseñaría y no me rendiré –murmuré mientras comenzábamos a caminar- lo hiciste bien, pero de verdad eres malo siguiendo órdenes. 
- Ah, posiblemente ese sea el problema. 
- La próxima vez haré que aceleres y tú decidas por donde ir –él sonrió y me empujo hacia la carretera-. ¡Ah mierda! Me matarán –él rió y yo lo empujé, él confiado en que una pared estaría a su lado se dejó ir, pero para su sorpresa era una privada y fue a dar contra el suelo del callejón. Solté una carcajada y él se levantó molesto, comencé a correr y me metí a la primer tienda que encontré para ocultarme. 

Caminaba por los pasillos entretenido, hasta que noté en dónde estaba. Hola Victoria’s Secret. Me sonrojé, se suponía que yo no debería de estar por aquí. Entre los pasillos llegué a los sostenes, caminé a otro, tangas, caminé a otro, baby doll’s. Creo que no podía tolerar el ardor de mis mejillas cuando llegué a la entrada. 

- ¿Qué estás haciendo aquí? –escuché que alguien decía. Me giré y noté a Jamaica andar en su silla hacia mí. 
- Yo… -reí y ella levantó una ceja. 
- ¡Te encontré! –dijo Harry saliendo de otro pasillo-. ¿Qué mierda te pasa, tú…? –miró a J y se sonrojó-. Hola. 
- ¿Qué hacen en una tienda para chicas? 
- Nosotros… -ni siquiera sabía qué decirle-. En realidad nosotros solo íbamos…
- La única realidad es que Russel te quería comprar una tanga acebrada, ya sabe que te gustan los animales a blanco y negro y bueno… él tenía una idea muy sucia de… 
- ¡Harry! –dije golpeándolo en la cabeza, aunque no se vería nada mal en uno de esos. La miré y de repente mi imaginación corrió muy lejos, hacia el sur de mis jeans. Sonreí apenado-. En realidad fue solo un accidente. 

Sangre, camiones, asesinatos, vomito, su cabello, su piel. Mierda. Sonreí y jalé a Harry de la camisa hacia fuera-. ¿Ya se van entonces? –preguntó de pronto interrumpiendo mis pensamientos. 
- Ah sí… ¿te veré esta noche? –pregunté mientras me giraba a penas. Nieve, mucha nieve, helado. Polo norte. Santa Claus. 
- Pensé que ya habías olvidado nuestra cita –murmuró levantando una ceja. Caminé hacia ella, tomé ambas de sus mejillas en mis manos y la atraje a mí poniéndola de pie- ¿eso es un no?
- Es un no podría –susurré mientras cerraba su boca con la mía, ella rió en mis labios y me abrazó un poco. Mantuve mi cadera a una distancia discreta y ella rió abrazándome. 
- Tarde, te he sentido. 
- Mierda –susurré y ella soltó una risita-. Ya, aléjate… me avergüenzas. 
- Oh vamos, ni que no lo conociera. 
- ¡Estaba ebrio, no lo recuerdo! –ella rió y tapó su boca con ambas manos. 
- Me ofendes, debí de haber hecho un pésimo trabajo que ya hasta lo reprimiste de tu mente –solté una carcajada y la senté en su silla.
- Cállate, nos vemos en la noche –susurré y besé sus labios castamente- y para que lo sepas… lo poco que recuerdo fue genial. 

- Sucios –murmuró Harry, jalé de su oreja y lo saqué de la tienda-. Mira… -dijo tendiéndome una tanga roja- ah que sí te queda. 
- ¡Harry! –él soltó una carcajada.


Estaba en casa de Jordan, ambos llevábamos un buen rato hablando de la película que habíamos visto. Pronto sería mi cumpleaños, había venido hoy precisamente porque su padre no estaba. Ella enfurruñada a la cocina y tomó la pastilla anticonceptiva. Me miró y yo reí incómodo. 
- Vamos, es mejor eso a que me prohíba verte. 
- Pero me pregunta si ya me la tomé como si tú y yo estuviéramos metidos en la cama todo el tiempo –mordí mis labios y ella se sonrojó- lo que no es el caso.

Me levanté y caminé hacia donde ella estaba. La tomé por la cintura, levantándola de su silla y la senté en la mesada de la cocina. Pasé mis dedos por sus brazos hasta sus muñecas y las tomé para envolver mi cuello con ellas. Me acerqué a sí, haciéndome espacio entre sus piernas, mis labios se encontraban a mitad de camino hacia los suyos cuando sentí cómo ella me atraía con sus piernas. Sonreí y ella metió la punta de sus dedos entre mi cabello. 

Mi boca se encontró con la de ella, e hice solamente una pequeña presión. Su respiración se comenzó a agitar a medida que el beso avanzaba y la intensidad también. Mis manos corrieron por su cintura y la apegué más a mí. Las de ella bajaron y sentí un pequeño rasguño en mi nuca. Ella sonrió y yo la levanté de nuevo para caminar hacia su habitación. Cuando llegamos la recosté con mucho cuidado sobre la cama. 

Subí a ella y mis labios corrieron por su boca y luego por sus mejillas, bajé por su cuello y ella se estremeció un poco debajo de mí. Mi camisa comenzó a picar y ella sin pensarlo la sacó de mi cuerpo. Estaba sonrojada, tenía las mejillas ardiendo y sus labios rojos por la fuerza del beso. Sonreí y ella tiró de mi cinturón sacándolo de mis jeans. Con mucho cuidado subí lentamente su blusa hasta que estuvo fuera, sonreí al instante cuando noté su sostén de cebra-. Interesante selección. 
- Escuché por ahí que te gustaba –murmuró y yo mordí mis labios.
Lentamente bajé su pantalón deportivo y flojo que ella usaba y cuando lo iba a deslizar por sus piernas ella me detuvo rápidamente. 
- ¿Está todo bien? –inquirí ahora un tanto más nervioso. 
- Yo… solo, sí, quiero decir, quiero hacerlo pero… 
- No, yo… puedo esperar Jordan, yo solo. 
- No es por ti es –me moví y miré ciertas marcas en su pierna, entrecerré los ojos y bajé lentamente su pantalón hasta que le llegó al final de sus muslos. Tenía un montón de marcas recientes de cortadas, alcé la mirada hacia su rostro y ella me miró asustada. Ni siquiera pude disfrutar la vista de esa prenda interior a blanco y negro. Subí su pantalón hasta que estuvo completamente dentro de ella y le entregué su blusa-. Russel. 
- Vístete –ordené y ella lo hizo rápidamente. 

Me senté en una de las sillas que tenía cerca de su tocador y pasé mi mano por mi frente. Solté un suspiro y ella bajó la cabeza-. ¿Quieres hablar de eso? 
- No… 
- Es una pena, lo harás –admití y ella rió bajito-. ¿Qué está pasando, amor? –ella levantó la mirada enternecida y negó-. ¿Qué te tiene tan mal?
- Es mi madre –susurró- he discutido mucho con ella y no lo he tolerado más. 
- Hm… -caminé hacia ella y me senté a su lado poniendo mi mano sobre las suyas-. ¿Ha sido duro?
- No entiende lo que siento –susurró- me hace sentir como si fuera la ruina en su vida, su más grande error. Ella es insoportable y a veces me pregunto cómo es que puede simplemente decirme todas esas cosas. 

Comenzamos a hablar seriamente sobre lo que pasaba con su madre y con ella hasta que noté la hora que era, pronto llegaría su padre, pero no me importó, me metí en su cama y nos acurrucamos en ella. 
- Escucha… necesito que dejes de pensar en todo lo que tu madre hace y seas un poco más egoísta. Eres una buena hija, y tratas de complacer a medio mundo, pero no eres una marioneta Jordan, mucho menos un juguete. No eres de hule y es obvio que te van a herir, pero no puedes estar a merced de ellos, ni dejar que la gente te controle o te de ideas malas de cómo debes vivir o hacer tu vida. El mundo está lleno de peligros, de rechazos, de traiciones, incluso de pérdidas, pero no quiero que las palabras de una persona que en realidad no te conoce hagan que tú quieras desaparecer. Es tu madre sí, pero ella ya ha decidido tenerte, y te dio una vida que tú has aprovechado al máximo, no lo arruines por comentarios que ni siquiera sabes si son verdaderos. Ella se equivoca respecto a tu futuro, yo sé que serás alguien, sé que puedes lograr intimidarla en unos años más. Solo no les escuches. Tal vez ni siquiera me deberías de estar prestando atención –ella me miró sobre su hombro y yo besé suavemente la comisura de sus labios-, pero me preocupas, y te quiero, y no pienso perderte sin antes haberte dicho que yo estoy contigo y que no dejaré que te vayas a ningún lado sin mí. Eso implica morir. ¿Me escuchaste? 
- Lees mucho –reí mientras besaba su hombro y luego su oído. 
- Sí, así es… 
- Russ… -alcé la mirada y ella medio sonrió- ¿Te quedas a dormir conmigo? 
- Claro. 




Estaba en mi casa recostado en la sala sintiendo cómo todo daba vueltas. Me dolía mi brazo izquierdo, tal vez era porque había lanzado demasiadas veces el balón y me había caído en el patio trasero. Tal vez era el frío. Tal vez el ejercicio. Dios, sentía que iba a vomitar. Me dolía hasta el cuello y las costillas. 

Gemí y me giré en el sillón sintiendo que las lágrimas comenzaban a brotar. Estúpidos calambres. 
- ¿Russ? –escuché la voz de Vicky-. ¿Estás bien? ¿Por qué lloras? 
- Llama a papá y mamá… -pedí y ella corriendo se fue de la sala. Papá vino rápidamente a mi encuentro y me ayudó a sentarme en el sillón-. ¡Duele! –grité y él retrocedió-. Duele, me duele el brazo. 
- Hijo… ¿cómo? 
- ¡Aquí! –gemí mientras me arrancaba la camisa, miramos mi brazo y tenía un enorme morete. Volvi la vista a mi padre y él me miró un poco horrorizado. Mi madre caminó hacia nosotros y tapó su boca-. ¡Ahhh! –grité sintiendo cómo se me acalambraba de nuevo. 
- Liv, tenemos que ir al hospital –dijo papá levantándome, se me doblaron las rodillas y el dolor me hizo dejar de pensar, ver… sentir. 




Llegué a casa de Harry, él me estaba esperando, hoy le diría la verdad de lo que en realidad me había convertido en un monstruo por todos estos días. No quería verle a la cara, no podía, ni siquiera sabía cómo se suponía que tendría que explicarme. Él salió de su casa vestido de forma casual, me pregunté si esto tenía que ver el que lo haya invitado a cenar. Me sonrió y yo también lo hice. Subimos a mi motocicleta y él se asió de la agarradera en el asiento trasero. 
- Russ… 
- ¿Qué? –pregunté un tanto incómodo. 
- Solo dime que no estás realmente enamorado de mí –solté una carcajada, yo estaba realmente nervioso por decirle que moriría y él se preocupaba por mis sentimientos por él. 
- Sí, Harry, te amo con locura, oh baby, oh baby –reí de nuevo-. ¡por supuesto que no! –él suspiró y luego sonrió, yo me giré y encendí la motocicleta, soltando el aire que tenía contenido-. Por supuesto que no… -susurré para mí. 



Estuvimos hablando durante un buen rato sobre lo que yo quería que hiciera por mí, lo que no, lo que me agradaba de Jordan, lo que me agradaba de él, lo del problema con sus actitudes y el hecho de que yo sabía que ella estaría en buenas manos cuando yo me fuera. Harry comenzó a molestarse, hacía muecas forzadas y trataba de mantener sus manos abiertas y calmadas sobre la mesa, pero noté que estaba molesto cuando cerró los puños y me atacó con preguntas que sabía que no podría no responderle. 
- ¿Entonces qué mierda está pasando contigo? –soltó realmente molesto, bajé la mirada, era tan difícil ser mentiroso con él, así que opté por no ocultárselo a él-. Te escondes, te drogas, me ocultas cosas, me tratas como si fuera un desconocido y no hablas conmigo. ¿Qué? ¡¿Qué es eso tan importante que hace que todos actúen tan raro contigo?! ¿Desde cuando tienes pláticas con un psiquiatra? –desde que me enteré de que tengo cáncer y me deprimo como vil estúpido. Desde que tengo ganas de matarme y no me permiten tocar nada filoso- ¿por qué tu madre no habla con la mía? –porque ella lloraría y se lo diría- ¿Por qué te ocultas de Jamaica y por qué demonios te tocas tu brazo izquierdo? ¿Qué te pasa? ¿Por qué usas drogas? –porque me hacen olvidar que duele- ¿Qué..? ¡Háblame! 

Y lo hice, le dije toda la verdad. Él me observaba con atención conforme yo hablaba, pero su rostro comenzó a cambiar, sus boca cayó en una mueca horrorizada y su piel incluso palideció. Me miraba y comenzó a negar, veía como observaba mi brazo izquierdo y él seguía negando con la cabeza. 

Yo estaba siendo un monstruo. Yo lo estaba abandonando. Él había sido mi cura para mi soledad y mi tristeza junto con Jamaica y ahora yo solamente lo estaba dejando. Quisiera quedarme aquí, quisiera hacer lo posible por borrar su memoria y hacer que él jamás me hubiera conocido, lo estaba hiriendo más que cualquier persona en el planeta y eso me mataba, me ahogaba, el cáncer no solo devoraba mis huesos, devoraba mi interior. 
- ¡Entonces no me digas que morirás! –dijo mirándome fijamente. Sus ojos estaban rojos y yo creía que no podía soportarlo más-. ¡No vas a morir! ¡No te cortarán ningún brazo! ¡Eres zurdo! –desvié la mirada avergonzado, ni siquiera sabía qué más decirle-. ¡Eres Russel! ¡Eres… eres tú mierda! 

Traté de contenerlo, pero él estaba demasiado fuera de sí, ¿qué se suponía que esperara? Le estaba arrebatando todo, todo lo que él podía haber esperado de un amigo. Yo era su único amigo y lo estaba abandonando. Ni siquiera sabía cómo podría perdonármelo. 
- No quiero que mueras… no quiero… Eres, eres el único amigo que tengo no puedes irte simplemente así. ¿Por qué no mejor me sacas todo lo que tengo dentro y te lo llevas? ¿No es más fácil? ¿no se sentiría lo mismo? 

¡Maldita sea! Eso fue lo único que necesitaba para sentir que todo dentro de mí se quebraba. No había podido ver a Jordan a la cara en todo el día. Pero verlo a él, una persona que jamás se interesó por los demás, una que era fuerte, una que era fría, una a la que ni siquiera sabía lo que era la empatía romperse frente a mí fue todo lo que necesité para deshacerme. 

Ojala pudiera quedarme, ojala pudiera hacer que todos sintieran felicidad, ojala que ni siquiera me hubieran conocido, solamente me había convertido en alguien que les arrancaría el alma. Era un demonio andante. Bajé la mirada y él se acercó a mí-. ¡Vas a vivir! –mencionó y yo negué con la cabeza, no merecía tener esperanzas que no se cumplirían-. ¡Mierda, lo harás! Escucha, te quitarán el brazo, pero.. por la quimioterapia te ayudará y quitarán el resto del cáncer, hay posibilidades, yo… yo sé que las hay. No puedes morirte Russel. Estas bien, tú siempre estás bien. 
- Ojala tengas razón. 





- ¡Ya no quiero! –murmuré mientras lanzaba el lapiz y Harry rodaba los ojos. Caminaba hacia el final de la habitación y me lo entregaba otra vez-. ¡Me duele la mano! Ya no quiero intentarlo –respondí y él frunció el ceño. 
- Russel, estoy haciendo una maldita plana con tu nombre –murmuró mostrándome la libreta y su pluma en la mano izquierda-. ¡Tengo mis malditos dedos ampollados por la guitarra! –dijo mostrándome las palmas abiertas-. Así que cállate, sé un poquito más hombre y sigue escribiendo el mío. 
- Odio escribir con la derecha –dije cerrando los ojos, sentí un golpe en mi frente y él frunció el ceño, le arrebaté el lápiz y volví a escribir su nombre-. 

“Harry, es un hijo de puta mandón, jamás logrará ser un maestro de kinder
- Un mal alumno.
PD: Soy Yo” 

PD: it's meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora