Capitulo 10

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Jessica's POV

Tic. Tac. Tic. Tac. Cuando más deseamos que el tiempo se detenga, parece que fuera a propósito que este se acelera a una velocidad tal, que casi no lo notamos.

Los últimos días se habían precipitado sobre mí, envolviéndome y abrumándome. Mis horas eran contadas, y la preocupación se colaba sobre todos nosotros como una gran sombra.

¿Qué pasaría una vez que la fecha llegue? Estaba aterrorizada de solo pensarlo. Miles aprovechaba cada oportunidad que tenía para atormentarme. En la escuela dedicándome miradas amenazantes cada vez que nos cruzábamos, presentándose en la puerta de nuestra casa como repartidor, luego colándose para asesinar al pobre Botitas y dejarme un mensaje. Sinceramente, ese día se me vino el mundo abajo… Ver que era capaz de asesinar criaturas inocentes solo para “entregar su mensaje” era lo que mas miedo me daba ¿Y si hería a los que estaban a mi alrededor solo por capturarme? No era algo que pudiera permitir.

Thalia se encontraba más que furiosa, algo que no era común en ella, era realmente difícil hacerla enfadar. Que Miles se haya infiltrado en la casa de esa forma era un ultraje que a ella no le entraba en la cabeza.

Elizabeth se encontraba destrozada. A pesar de que Botitas solo nos había acompañado por poco tiempo, ella le había tomado un gran cariño. La escena que había tenido que presenciar había sido horrible, y yo me sentía bastante culpable… Ese psicópata había montado ese macabro espectáculo solo por mí.

Ahora me encontraba en el aeropuerto, esperando mi vuelo. Stefan me tomaba de la mano, jugueteando con mis dedos, sin soltarme un solo segundo. Los últimos días no me dejaba sola ni un solo instante. Luego del incidente con nuestro falso Delivery Boy, me había costado mucho que me dé tiempo libre, pero luego del mensaje sangriento, se había convertido en mi sombra. Me llevaba a todos lados que quisiera ir, me acompañaba entre cada clase y aún cuando estaba solo con las chicas dentro de la casa, yo sabía que él estaba rondando cerca.

Me acomodé en mi asiento correspondiente. No era la primera vez que volaba, pero no era algo que hiciera muy a menudo, y sin lugar a dudas, no era una experiencia precisamente agradable. Un pensamiento invadió mi mente… ¿Y si a Miles se le ocurría tirar el avión? ¿Era capaz de hacer eso? “No va a intentar matarte ahora, te necesita” reprocho mi consciencia, en un vago intento de tranquilizarme… ¿Soy siquiera capaz de morir por algo trivial como un accidente? Le pregunté devuelta, ¿O se necesitaba algún tipo “especial” de arma?

-¿Estas bien?- me susurró Stefan, besándome detrás de la oreja. No era capaz de mentirle y decir que sí.

-Buenos días ¿Puedo ofrecerles algo?- una azafata se acerco a nosotros, sonriendo con amabilidad.

-Una soda, por favor…- murmure lo suficientemente alto para que me oiga. Ella miro hacia Stefan, parecía que fuera a saltarle encima. Enarque una ceja.

-Y chocolates- añadió mi vampiro, y me abrazo tiernamente. La azafata se alejo, parecía decepcionada. Chasquee la lengua en reprobación.

Por un momento me sentí normal, con problemas normales, como que una rubia exuberante le coquetee a mi novio.

En pocos minutos, tenía una botella de soda fría en mis manos, y varias tabletas de chocolate. Stefan sabía que eso me calmaría, le sonreí en agradecimiento.

-¿Puedo ofrecerle algo más?- el que haya usado el singular en la pregunta, daba a entender claramente que solo estaba hablándole al bello Salvatore sentado a mi lado.

-No, gracias- conteste con frialdad.

Rebusque en mi bolso de mano, el frasquito de pastillas para dormir. Mi madre sabía que no me gustaba viajar, y las había comprado para hacérmelo mas sencillo. Tome una con un gran trago de refresco, y luego me dispuse a mordisquear mi chocolate, esperando que el sueño llegue.

Te amaré eternamente (UAD 2ª parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora