▶S I E T E

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Vacaciones, hermosas y deseadas vacaciones.

¿Qué mejor manera de festejar que drogándose?

Quizá eso fue lo que ella pensó al drogarse y taclearme en medio de la calle.

Pensó una molesta Camila, caminando de la mano con la oji verde que veía a todos lados.

—¡Adiós Toni!—gritó sacudiendo su manita hacia atrás.

Por alguna extraña razón la morena se detuvo a mirar atrás, como si fuera a ver un unicornio real ahí.

Estúpida esperanza.

Suspiraba retomando el paso.

—¡Camzi, miraaa!—chillaba Lauren, apuntando con su dedo a un lado.

Camila bufó y miró donde apuntaba. Un camión de helado.

—¡Quieerooo!—murmuraba mirándola con ojos brillantes.

—No Jauregui, no.—dijo duramente, no estaba de humor.

Y menos con una adolescente comportándose como escuincla.

La oji verde hizo pucheros y las lágrimas se hicieron presentes.

—¡No, no llores!—entró en pánico.—Lauren, no llores.—dijo ya, con voz suave y calmada—En nuestra casa tengo helado.

—¿Si?—preguntó mirándola, al tiempo que sus lágrimas caían.

—Sí.—sonrió, limpiando las mejillas de la pálida.—Hay de varios sabores, tu eliges.

Fué entonces que Lauren sonrió con las mejillas sonrosadas y guardó silencio.

—¡Ya llegué!—anunciaba siempre Camila al llegar a casa, a pesar de que no hubiese nadie la hacía sentir bien, como si alguien la esperase.—Iré por tú helado, no te vayas.—le dijo y la oji verde asintió.

Obviamente que se iba a ir.

La morena miró todos los botes de helado en su nevera, ¿qué sabor le gusta a Lauren?. Debatió entre chocolate y fresa.

Decidido, será vainilla.

Tomó dos cucharas y como ya era de esperarse, la oji verde no estaba ahí, asi que subió a su cuarto.

Abrió la puerta y Lauren se sentó esperando su delicioso y cremoso helado.

Comieron en silencio durante veinte minutos.

—¿Te gusta?—le preguntó la de ojos castaños.

La oji verde asintió sonriendo, con sus ojos achinados por la acción.

—Es mi sabor favorito.—soltó.

Vaya suerte.

—¿Y qué harás en vacaciones?—preguntó.

—No sé. Probablemente te moleste como siempre, pero no sé, creo que mejor no. Creo que tienes ojos lindo, creo que eres linda.—hablaba un poco rápida, encogiéndose de hombros.

—¿Crees que soy linda?

—Sí, obvio.—asentía.

—¿Y crees que mis ojos son lindos?

—ujum.—metía helado a su boca.

—¿Porqué demonios solo me dices esto cuando estás drogada?—se preguntó en voz alta.

—Porque nunca lo diría sobria, duh. Hey, creo que tu trasero es grande. Pero grande lindo, a veces me da hambre verlo, como, un hambre rara.—se metía más helado a la boca.

A éste punto Camila estaba roja.

—¡Lauren!—gimió tapando su cara con la almohada.—¿Cómo demonios es que te veré ahora a la cara? Eso no es fácil de olvidar.

—¿Qué dije?—frunció el ceño la pálida.

—Al parecer para ti es fácil.—murmuró.
















Hola xd

Un Chicle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora