✨𝑻𝑹𝑬𝑰𝑵𝑻𝑨✨

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Ya era de mañana, Camila lo sabía porque podía escuchar los pajaritos cantando fuera de su casa y porque Júpiter estaba arriba de ella, clamando por su atención.

—Buenos días chiquito—acarició su cabecita, sonriéndole—¿Tienes hambre?

Con cuidado, se sentó en su cama y mimó al pequeño ojiverde.

—Vamos a servirte de comer.—lo tomó en brazos.

Se paró de la cama, se puso sus chanclas y cuando estaba a punto de dar un paso hacia adelante, una mano abrazó su pierna.

—¿A dónde vas? Es temprano—la voz ronca de Lauren se hizo presente en la habitación.

Camila se giró para verla, incrédula.

—Laur—la llamó, los ojos verdes la miraron—, son las 11 de la mañana, temprano no es—apuntó el reloj—Jade y Perrie han de estar muriendo de hambre, levanta tu culo blanco y prepara el almuerzo.

Jauregui se rio y perezosamente se levantó, besando la cabecita de Júpiter y la mejilla de la latina, quien no tardó en sonrojarse levemente por el gesto lindo e inesperado.

—Ve y dile a Perrie y a tu prima que ya haré el desayuno.—le sonrió, achinando sus ojitos.

Bien, está bien, wow, Camila Cabello se sentía cautivada ahora. Jauregui se veía linda al despertar y después la besaba y decía que fuera con las otras dos chicas de su casa para avisar que pronto iban a almorzar. Parecía que estaban casadas y tenían dos hijas.

La ojiverde bajó las escaleras y no perdió el tiempo para comenzar a cocinar algo rico para el desayuno: tortitas de chocolate. Pronto, escuchó pasos apresurados bajar por las escaleras.

—¡Llegaré primero!

—¡Ni siquiera tú crees eso!

—¡Niñas no corran escaleras abajo!—esa fue la voz de Camila.

—¡La que llegue primero se lleva las tortitas más grandes!—gritó Lauren.

Jade y Perrie aparecieron rápidamente.

—No vi cuál de ustedes dos llegó primero.—se giró a verlas, con la espátula en la mano.

—Fui yo.—llegó Camila sonriendo, tomando un plato para ponerle comida a su gatito.

—Seguro que sí—rio Jade—, nuestra abuela camina más rápido que tú.

Perrie no pudo evitar reír en voz baja.

—Entonces los grandes son para Camz, está bien.—se volvió a girar a la cazuela la ojiverde.

Thirlwall y Edwards se quejaron en voz alta, indignadas, mientras Cabello les mostraba su lengua en gesto de burla.

Pronto, todas estaban sentadas comiendo en la mesa, sin hablar. Tenían tanta hambre que solo se concentraron en comer y cuando terminaron, cepillaron sus dientes en los baños de arriba, Jade y Perrie en el cuarto de invitados y Lauren y Camila en el de ésta última.

—Tenemos que hablar.—dijeron al mismo tiempo la morena y la pálida.

—Escucha, sé que es raro y todo eso, sabiendo que no podíamos ni vernos al principio, pero ahora creo que me gustas.—terminó por decir Camila.

La ojiverde sonrió.

—Te dije que nadie se resistía a Lauren Jauregui.—guiñó un ojo, haciendo que Cabello entrecerrara los suyos.

—Aún puedo cambiar de opinión.—soltó sin más.

—¡Era una broma!—rio Lauren, abrazando a Camila de las caderas—. También me gustas—acercó su rostro al de la morena, bajando sus manos hasta su trasero.

—No tan rápido, Todas-mias-Jauregui—la frenó—, es muy temprano para eso.

La ojiverde suspiró.

—¿Y entonces para qué no es temprano?—preguntó.

—Para esto.

En movimiento rápido que Lauren no vio venir, Camila la tenía acorralada contra la pared, con las manos arriba de la cabeza y mientras Jauregui asimilaba lo que estaba pasando, Cabello colocó unas esposas en sus manos.

—¡Hey, eso es trampa!—chilló la ojiverde.

La latina rio suavemente.

—Es para que no te atrevas a intentar nada—susurró, acercándose lentamente a su rostro para besar sus labios con hambre, saboreando la menta por la pasta de dientes.

Comenzó a deshacerse de los pants de Lauren y rápidamente de la camisa, teniéndola en ropa interior.

La cara de Jauregui estaba roja.

—¿Por qué a mi?—se quejó cuando la morena empezó a cubrir sus ojos con un pañuelo rojo, haciendo que Lauren no lograra ver nada.

—Porque aprovechaste cuando fuimos al baño.—fue lo único que contestó, para llevar sus manos al trasero esponjoso de la ojiverde y apretarlo a su gusto, mientras dejaba besos húmedos y calientes en el cuello blanco de Lauren.

Con cuidado y rapidez la de ojos castaños llevó a Jauregui a la cama, dónde la acostó y comenzó a besar su torso hasta llegar a su pelvis, e inmediatamente se deshizo de sus bragas y abrió sus piernas.

Camila sonrió cuando vio lo mojada que estaba Lauren.

—¿Ya no eres tan ruda, uh?—se burló la latina, acercándose a la bonita entrepierna de la pelinegra.

—Hiciste trampa.—contestó.

Camila sopló ligeramente a la vulva de Lauren, haciéndola estremecer y jadear.

—Sigue diciéndolo y te torturaré.—susurró la morena muy cerca de su intimidad, desesperando a la ojiverde.

—¿Puedes solo callarte?—murmuró.

La de ojos castaños sonrió y dio una lamida lenta de abajo hacia arriba, robando un gemido de Lauren.

—¿Por qué no te callas tú?—le contestó Camila, sus labios rozando la vulva mojada y caliente.

—Deja de humillarme.—lloriqueó.

Camila Cabello sonrió ligeramente y dio un beso húmedo, para después chupar con cuidado el hinchado clítoris de la pelinegra, quien solo podía gemir y retorcerse.

Mientras tanto, Perrie y Jade veían Frozen II a casi el máximo volumen en el cuarto de ésta última.

—Que buen día.—suspiraron al mismo tiempo, comiendo palomitas.












Holaaaa, perdón por no haber actualizado, el domingo cumplí años y todo eso snndjdkd.

Espero les gustara, no olviden votar ni comentar.

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