1. La primera vez que ví al Príncipe Chrom.

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La primera vez que ví al Principe Chrom.

Mi nombre es Caroline Tachibana, antiguamente fui una pueblerina la cual residía en la Ciudadela Ylisstol del Reino de Ylisse. Mi historia cuenta como me enamoré de dos personas al mismo tiempo y da comienzo apenas siendo una pequeña niña...

A los siete, mis padres murieron a manos de bandidos dejándome sola; sin nadie quien se hiciera cargo de mi, logré sobrevivir ejerciendo el oficio que mi madre me había enseñando. Ser jardinera era algo que realmente Julia, mi madre, amaba y por ello me enseñó todo lo que tenía que saber. Cabe destacar que al principio lo odiaba, pero cuando me quede sola fui tomándole amor al ser lo que me mantenía literalmente de pie para seguir viviendo mi infortunada vida.

Al principio me fue difícil encontrar quien me diera trabajo. Era muy pequeña para que los aldeanos confiaran sus jardines en mi aún siendo la hija de Julia, la reconocida jardinera del Reino de Ylisse encargada de cuidar cada flor que adornaba el castillo donde los Venerables pasaban sus días.
Fue difícil, realmente difícil, hasta que logré conseguir la confianza de una mujer mayor: Nadia, era su nombre, pues ya falleció.
Ella fue la que me dió las herramientas para volar nuevamente, pues poco después de que algunos Ylissenses observarán mi trabajo en esa humilde casa que poseía la anciana, comenzaron a llegarme de poco a poco las ofertas.

Claro, terminé aceptando todas.

De los trece a los nueve, mi vida se redujo a estar siempre tras los jardines de la ciudadela. Nadie me esperaba en casa así que no tenía motivo para volver temprano.
Me pase la cena en más de una ocasión. Mi vida se volvió solitaria y yo estaba bien con eso. Mientras tuviera un jardín que cuidar, no creía que algo más me hiciese falta.

Pero estaba equivocada.

Cuando cumplí los catorce me di un único día de descanso ya que me encontraba muy enferma y tenía que reposar, más no contaba con lo que me esperaba detrás de esos toc-toc provenientes de la puerta de entrada.

— ¿Tachibana Caroline...? — mencionó mi nombre con aquella voz tan dulce.

Tuve que retroceder.

— ¿Es usted? — me preguntó y asentí no muy convencida de porque esa persona se encontraba ahora entrando a mi casa.

— ¡Si! — conteste haciendo evidente mi sorpresa — Ve-Venerable.

Me hice aun lado rápidamente para que entrara por completo a lo que era mi humilde casa levantada con arduo trabajo durante esos años que habían pasado.

— Tranquila, tranquila — puso las manos delante de ella riendo apenada, entonces estornudé — Salud.

La risita que salió de sus labios después, solo me hizo dar cuenta que en realidad, la Reina, la Venerable de Ylisse, Emmeryn-sama, estaba frente a mi con una pequeña sonrisa al igual que con un papel entre las manos que al parecer, era mi acta de nacimiento.

Su cometido era llevarme al castillo para ser la jardinera de algunos lugares dentro de este, claro, si yo accedía primeramente a tomar el trabajo.

— He escuchado mucho de ti últimamente por eso pude encontrarte. Dicen que eres amable con los jardines y los haces florecer como nunca. Sé que eres la hija de Julia, ella y yo fuimos amigas, así que me siento culpable, Caroline, te he dejado sola durante años. Por favor, acepta y ven conmigo, tomarás el trabajo que tu madre dejo al marcharse.

Eso fue lo que me dijo.

Así que como era una deidad para mí, yo simplemente acepte. No había manera de negarme a hacer algo que la Venerable me pedía directo en la cara.

Fue así entonces, como comencé a trabajar solamente para el castillo de Ylisse. A mi cargo, quedaron todo lo que se podía considerar como un jardín, así que me asusté al principio, pero la Venerable me informo que mi madre también hacia todo aquello. Entonces, nuevamente me ví incapaz de negarme a algo que ella me ordenara.
Terminé llegando antes de que amaneciera al castillo y partía antes de que el sol se escondiera. Fue muy duro al principio, pero al final terminé acostumbrandome. La paga era muy buena, no lo podía negar. Esa fue una de las tantas razones por las cuales me quedé, además, a comparación de mis otros trabajos, aquí descansaba un día a la semana.

Tiempo después, cumplí los quince.

Y aquí comienza verdaderamente la historia...

La primera vez que ví al Príncipe Chrom, me encontraba en el jardín al que yo llamaba "secreto" ya que nadie, además de mi lo visitaba. Este se encontraba bardeado, pero no techado y le acompañaba un pasillo largo hacia el jardín central, este si techado, por lo que en muchas ocasiones me daba un poco de miedo verlo ya que de poco a poco se iba tornando más oscuro hasta volver a salir a la luz. Justo ahí, había un pequeño cuarto donde solía guardar mis herramientas; entonces, la primera vez que ví al Príncipe Chrom, venía caminando por el pasillo acompañado de un chico albino; estaban conversando, entonces Chrom se detuvo de repente y tomo al otro chico de los hombros para decirle algo que a mí parecer, había sido muy emocionante por su expresión cautivante.

No pude apartar la mirada de ese entusiasmo y sonrisa radiante detrás de esas mudas palabras para mi. Chrom literalmente era un Príncipe azul de diecisiete años por aquellos tiempos.

Tarde fue cuando lo vi voltear hacia donde estaba y nuevamente no pude apartar la mirada, por un momento se quedó en su lugar sin hacer nada, incluso su sonrisa había desaparecido, fue cuando el chico albino me puso la mirada encima también, pero a diferencia de Chrom, quien ya había soltado al muchacho y se había volteado hacia mi para  darme una gran sonrisa a pesar de la distancia considerable, este pareció haberme mirado con desprecio hasta que su semblante se puso neutral y me volteaba la cara.

Sentí muchos escalofríos y también me sentí deprimida. Yo lo sabía, ese muchacho de cabellos azules era el Príncipe de Ylisse, el próximo Venerable, así que no me fue muy difícil adivinar que esa mirada era para una pobre y humilde aldeana que simplemente era la jardinera en ese lugar.

Ni siquiera se me debió perdonar el solo poner los ojos sobre un Príncipe.

Ellos se fueron de inmediato ese día, parecía que alguien les había llamado y habían salido corriendo en dirección opuesta a la mía. Me quedé en mi lugar con las mejillas sonrojadas, era una adolescente, no podía controlarme si un Príncipe me sonreía de esa manera, pero luego decidí olvidar todo, pues muy a pesar de haber recibido de milagro una sonrisa del siguiente Venerable, pesaba más en mi cabeza la mirada de aquel chico desconocido para mi.

Chrom y Robin, no volvieron a aparecerse por ahí en mucho tiempo, pero ya tenía resuelta mi incógnita. Chrom era el ya sabido Príncipe de Ylisse, pero el otro muchacho albino, se llamaba Robin, era el mejor amigo desde infancia del Príncipe y próximo Estratega Real cuando los dos cumplieran los veintiuno, pues nacieron el mismo día. Al parecer era un trabajo heredado, ya que su padre, era por ese tiempo el actual Estratega del Rey. 

Un día de aquellos, me encontraba cuidando como de costumbre el jardín "secreto". Este sin duda era mi favorito por la soledad tan amable que poseía, además de todas las flores y arreglos que lo adornaban. Todo era color verde paz, pero desde ese día, todo se volvió ruido, tras ruido, tras ruido...

Una hermosa orquesta sinfónica desafinada.



ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ: sɪ ɴᴏ sᴇ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴀ ʟᴇʏᴇɴᴅᴏ ʟᴀ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴇɴ ʟᴀ ᴘᴀ́ɢɪɴᴀ ᴏғɪᴄɪᴀʟ ᴏ ᴀᴘᴘ ᴅᴇ ᴡᴀᴛᴛᴘᴀᴅ, ʜᴀɢᴀ ᴇʟ ғᴀᴠᴏʀ ᴅᴇ ᴅᴇᴊᴀʀ ᴅᴇ ʜᴀᴄᴇʀʟᴏ ʏ ʀᴇᴘᴏʀᴛᴇ ᴇʟ sɪᴛɪᴏ ϙᴜᴇ ʟᴇ ᴘʀᴏᴘᴏʀᴄɪᴏɴᴏ́ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ.
ᴀᴘᴏʏᴇ ᴀʟ ᴀᴜᴛᴏʀ ᴇɴ ᴇʟ sɪᴛɪᴏ ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ.

ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ sᴜ ᴀᴛᴇɴᴄɪᴏ́ɴ.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora