Final: Lo que se debió hacer en su tiempo.

83 1 0
                                    

El gran día dió inicio desde muy temprano. Comenzó con el desayuno celebrando los veintiún años del Príncipe, y aunque Robin no estaba más por ahí, también se le deseó de todo corazón que tuviera un buen día cómo merecía.

Ese gran día que estaba esperando con ansias llamándolo mi meta, por fin llegó. Me vistieron como se debía, con ropas bastantes elegantes muy parecidas a las de Emmeryn-sama; a Chrom por su parte, con ropas muy parecidas a las de Alfonse-sama.

Mientras arrastraba el manto azul sobre mis hombros en la habitación, pensaba seriamente si enserio podía hacer bien la tarea que se me iba a encomendar en tan solo unas horas. Después de todo, no me sentía preparada para tomar el puesto. Eso jamás lo pensaría.

Fue en ese momento que la puerta fue abierta.

— Lamento no haber tocado — Chrom se disculpó apenado. No me veía, sino más bien su mirada estaba perdida en algún lugar desconocido. Me dió la impresión de que realmente no observaba nada.

— Tranquilo, solo pasa — le dije para que se aliviará y sonreí un poco.

No mentía cuando decía que el Príncipe se veía bastante nervioso y me era toda una novedad, ya que eran nulas las veces en las que se encontraba en ese estado. Podía contarlas con los dedos.
A pesar de eso, el porte que mostraba con esa ropa de rey en tonos bancos, dorados y azules, era imponente. Nunca pensarías que esas manos moviéndose de aquí para allá, eran muestra de preocupación en alguien que te dejaba impresionado solo con verlo dar un paso hacia donde fuera.

— Ven aquí — levanté mis manos en su dirección al ver que no se acercaba, entonces lo hizo y lo recibí en un abrazo.

No era tiempo de también estar nerviosa, si por lo menos servía para darle un poco de seguridad a mi futuro Rey, entonces me tragaría todas mis inseguridades solo por ello.

— Estoy nervioso.

No necesitaba decirlo.

— La armadura me está ahogando. No quiero desmayarme en media coronación — confesó preocupado y reí a consecuencia apretándolo un poco — No es gracioso, Caroline.

Un puchero de niño le adorno el rostro y me sonroje por lo tierno que era.

— Lo siento, lo es para mí — no me quedo más que decirle la verdad.

— Estoy realmente agradecido contigo por acompañarme hasta aquí — de pronto me dió las gracias y mi semblante se relajo.

— Y yo estoy agradecida contigo por haberme elegido. Desde que acepté casarme, aunque me viste vacilar algunas veces, estuve decidida siempre a acompañarte a donde fueras.

A pesar de que parecía yo estaba mintiendo, lo único que decía era la verdad. Talvez en algún momento me encontré confundida entre él y el Estratega, pero también siempre me encontré decidida a quedarme con el peliazul, porque de no ser así, hubiera escapado antes.

— Y ahora... — seguí — Además de mi... — tomé su mano y la llevé a mi vientre sobre la ropa — Alguien más te acompañará siempre.

— Lo se... — comenzó a acariciarme el vientre y después llevo una mano a mí rostro para también hacerlo — Lo se, y es por eso que daré lo mejor de mí para que su felicidad sea eterna, no importa el precio que cueste.

Sonreí agradecida cuando besó mi frente con cariño.

En eso, alguien tocó la puerta.

— ¡Ahí están! — Emmeryn-sama entro a la habitación con la pequeña Lisa en brazos y detrás de ella se encontraba Alfonse-sama — ¡Estás preciosa! — me halagó nada más se acercó.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora