11. Irremediable regalo.

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Tras una semana, el libro estaba terminado y yo volvía a trabajar. Por las calles solo se podía oír la buena noticia de que él Príncipe había conseguido comprometerse con una Princesa muy hermosa de otro reino muy importante llamado Nuv. Se decía que no había podido haber conseguido una mejor mujer, que ella era la indicada.

Marsella. Ese era su nombre y como ya sabíamos por las empleadas del castillo, está era pelirroja.

Me corroía la envidia y no quería aceptarlo así como tampoco ese sentimiento de extrema tristeza que últimamente me acompañaba en cada pasó. Todo lo negativo se negaba a irse y yo estaba más que harta.

Ese día al llegar a mi hogar, lo primero que ví fue el libro de Robin en el sofá individual que tenía en la sala de estar, y por alguna razón volví a salir de mi casa con dirección al castillo para devolver aquel preciado objeto a quien le pertenecía. Robin.

No era tarde, como mucho apenas estaba anocheciendo.

Al llegar, entre por la puerta de los empleados y me dirigí a la habitación donde se arreglaban encontrándome con esta totalmente vacía ya que las personas del turno matutino acababan de irse a sus hogares.

— ¿Pero que estoy haciendo aquí? — me pregunté en voz alta regañandome por tan insensata acción.

Para comenzar, como iba a encontrar a Robin en el castillo si no podía entrar a él. Recordemos que pasé años para conocerlo a él y a Chrom y ellos vivian ahí. No había manera.

Como ya estaba ahí, no me fue difícil caminar hacia el jardín "secreto" al que tanto le había tomado cariño dándome cuenta mientras mas avanzaba por el pasillo que tanto miedo me daba, que el jardín estaba iluminado en lo que ya era noche.

Los faroles que servían de adorno por el día, ahora estaban iluminados con magia, y en el centro del jardín con un libro entre las manos ya hacia Robin sentado sobre el césped.

— Es bastante tarde para venir a cuidar del jardín — me dijo sin despegar la mirada de su libro.

— Ya lo sé, en realidad he venido a devolverle su libro, Robin-sama — al llegar hasta él extendí mi mano con el objeto dicho.

— ¿Te lo has terminando? — preguntó y yo asentí, fue entonces que lo recibió. Nuestras manos fueron conectadas por el libro no más de tres segundos, pero preste mucha atención a ese diminuto evento.

— Gracias, me gustó mucho — confesé.

Me puso la mirada encima y después al libro.

— Sabía que iba a hacerlo — dijo de manera presuntuosa.

— Es por ello que será el próximo Estratega Real — en realidad aquello se me había escapado.

Lo escuché reír y después se levantó para quedar cerca de mi.

— A este paso, la persona que se convertirá en Estratega Real serás tú, Caroline — me hizo reír en bajo — ¿Como sabías que estaría aquí?

Lo sabía. Sabía que se iba a dar cuenta de lo estúpida que iba a ser mi visita al castillo con ese propósito de devolver el libro si no me lo hubiera encontrado justo ahí.

— No sé burle, por favor —mis mejillas se encendieron en un rojo visible incluso en la noche.

— No lo hago — también río — Y sabes, quiero que te lo quedes — me volvió a dar el libro, pero yo no quise tomarlo.

— Imposible, es su libro favorito — enseguida contesté alejándome un poco.

— Es por ello que me haría muy feliz. Saber que a alguien más le gusta lo que leo... la mayoría del tiempo no logro encontrar personas así.

Tras sus palabras, tomé el libro de sus manos y lo abracé con las mías a mi pecho. De alguna manera me había hecho feliz escuchar esas palabras venir de él que lo acepte sin pensarlo.

Y ahí, en medio del jardín iluminado con magia, Robin volvió a besarme y yo le correspondí, pero no pasó mucho para cuando me separé confundida nuevamente por sus acciones.

— ¿Que-que es lo intenta? — trabé alejándome — ¿Es otra de sus trampas? No lo veo necesario, ya no estoy con Chrom.

— Solo fue un beso. ¿Por qué lo mencionas? — no entendía muy bien, pero su voz parecía molesta.

— Porque la última vez, usted...

— No todo tiene que estar relacionado con el Príncipe. Justo ahora solo soy yo — su tono enojado no se iba — No me digas que después de todo, ¿aún sigues enamorada de él?

Tras sus palabras, aprete los dientes y voltee la mirada hacia otra parte. Mi mirada comenzó a cristalizarse.

— Claro que lo estas, no se para que pregunto — se dijo a si mismo.

— Yo... yo no...

Iba a decirle que estaba equivocado, que ya había olvidado a Chrom, pero mis lágrimas me delataron haciéndose presentes arruinando y echando lejos mi dignidad, que por supuesto, hace mucho ya no tenía.

— Debes olvidarlo, Chrom se casara con la Princesa Marsella y vas a sufrir aún mas...

— Tengo que irme — le interrumpí y le di la espalda para comenzar a caminar.

— Caroline, espera, no he terminado de hablar — avisó molesto.

— Yo si, Robin-sama.

Con eso, escape del castillo una vez más, pero no contaba con que después de eso, Robin me siguiera hasta mi hogar.

— ¡Dije que esperes!

Me sorprendió mucho escuchar su voz nada más intenté abrir la puerta de mi casa, al parecer se había retrasado buscando una forma de escapar del castillo sin que nadie se diera cuenta, lo supuse por la manera en que respiraba. Había corrido hasta ahí.

— ¿Que es lo que quiere? Ya hablamos suficiente en el jardín y ya no quiero escucharlo — le dije.

En ese momento abrí la puerta y me metí dentro como pude, pero él fue más rápido y antes de poder cerrarla ya lo había impedido poniendo una mano sobre ella. Yo retrocedí asustada, entonces el entro a la casa y cerró detrás de él.

— Escúchame... — decía mientras se acercaba a mi de manera peligrosa, entonces yo abracé el libro que me había regalado nuevamente, pero ahora más fuerte — Lo que te digo es por tu bien. Si sigues pensando en él solo te harás más daño.

— ¡Lo se! ¿¡Cree de verdad que no lo sé!? — le grité llena de miedo — Lo he sabido siempre, yo no soy nada para Chrom — terminé llorando una vez más ante su mirada.

Cerré los ojos y agaché la cabeza llorando todo lo que pude, hasta que sentí que se situaba justo delante de mí y ponía una de sus manos en mi mejilla para levantarme la cara.

Ese momento fue confuso para mí, tenía delante a Robin con una expresión de tristeza que nunca le había visto hacer. Supe que era mi culpa y para remediarlo fui yo la que comenzó a besarlo de manera desesperada, pero fue él, quien me quito el libro de las manos y lo lanzo a no se dónde para tomar mi cuerpo y ponerlo muy cerca del suyo aumentando la pasión del momento.

Robin me besaba como si no hubiera un mañana y sus manos habían comenzado a recorrer mi cuerpo sin vergüenza. Eso me gustaba y era por ello que estaba muy avergonzada.

Esa noche; en esa irremediable noche le entregué a Robin mi inocencia y el la aceptó sin poner trabas. Sólo recuerdo el terrible dolor entre mis piernas a la vez que mis manos le abrazaban la espalda fuerte para soportarlo. Su bello rostro sonrojado viendo fijamente el mío mientras que de su boca escapaban algunos suspiros llenos de placer para después besarme con locura.

Robin no fue amable, pero tampoco fue brusco y yo estaba terriblemente agradecida, porque de haberme hecho sentir bien jamás me lo hubiera perdonado a mi misma.
Diciéndome amar a Chrom, pero había pasado la noche en los brazos de su mejor amigo de infancia.

Yo era la peor escoria de todas.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora