5. Salta obstáculos.

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No pasó mucho, de hecho, al siguiente día me encontraba con las piernas y manos temblorosas, por no decir que todo el cuerpo me pesaba y lo único que deseaba era ya no caminar un paso más dentro de ese castillo de la mano de Chrom, pero entonces todos esos pensamientos se me fueron arrebatados cuando llegamos a una habitación.
Está, se encontraba vacía en cuanto muebles, a excepción de un escritorio al final en donde ya hacia un ventanal grande, y en cuanto a decoraciones, tenía demasiados cuadros de la familia real y una alfombra guinda cubriendo el suelo.

Y ahí, observando por el gran ventanal, la Venerable Emmeryn-sama se encontraba con la mirada directo hacia afuera. Era su despacho.

— ¡Oh, ya están aquí! — a pesar de que su voz parecía amigable y un tanto feliz, yo agache la cabeza en forma de respeto como siempre hacía.

— Caroline... — al parecer a Chrom le había sorprendido un poco mi acción.

— Tranquila, tranquila — repitió mientras se acercaba hacía nosotros — No es necesario.

— No es así, yo... yo debo... — me negué completamente a levantar la cabeza.

Ellos eran personas amables, estaba por demás decir, pero la educación que me dieron mis padres y la ciudadela entera no iba a desaparecer así de la nada solo porque el Príncipe estaba enamorado de mí. Yo debía respeto por todo lo que habían hecho antes por todos en Ylisstol y en toda Ylisse.

— Levanta la cabeza, creo que ya nos conocemos bastante bien — me pidió con un dejé de diversión en su voz.

Si se refería a las veces que arribó a mi casa para arrastrarme a trabajar, pues eso nunca lo acepte como una forma de conocernos, además, nunca dejaría de repetir que era la Venerable y que le debía respeto.

Levanté la cabeza encontrándome con su sonrisa amable. Eso me hizo sentir cómoda, pero no pude evitar desviar la mirada de la vergüenza, pues acababa de recordar porque me encontraba ahí en esos momentos.

— Lo siento mucho, Venerable, yo estoy muy avergonzada por mí comportamiento después de que usted me diera trabajo. Quiero decir que no me aproveche de la situación, pero aún así está mal que haya puesto los ojos en el Príncipe...

Seguí y seguí disculpándome hasta que escuché una risa provenir de ella, entonces guardé silencio.

— Descuida, sé que no tratarias de aprovecharte jamás de la situación y que si mi hijo y tú se enamoraron fue de manera espontánea. No tienes que poner excusa si de amor de trata.

Definitivamente yo no merecía estar en ese lugar escuchando esas palabras de Emmeryn-sama y de la mano de Chrom.

— Mi madre lo entiende, Caroline, va a apoyarnos en todo lo que necesitemos — Chrom volvió a hablar totalmente confiado.

Su ánimo por los cielos con su fascinante sonrisa me hacían querer salir huyendo a toda velocidad para que nadie pudiese alcanzarme.

— Como escuchaste, yo voy a estar aquí para ustedes — ella atendió a sus palabras.

— Pero, Venerable, yo no le convengo a su hijo, se lo he dicho hasta el cansancio, él debe casarse con una Princesa — me atreví a decirle.

Poco después, escuché a Chrom haciendo un sonido de molestia con la boca, incluso iba a decirme algo, pero Emmeryn-sama coloco una mano frente a él y se detuvo.

— ¿Por qué no sales un poco, hijo? Quiero hablar a solas con Caroline — le pidió y a él no le quedó más que salir de la habitación dejándome sola con ella.

Agache la cabeza mortificada por la siguiente conversación. Pensé que me diría ahora que estábamos solas que en realidad no quería verme con su hijo, lo que en realidad fue muy tonto ya que tiempo después me confesó que para ella no había sido una sorpresa que terminaramos juntos. Que en realidad, era lo que esperaba al llevarme al castillo.

— ¿Por qué te niegas? — me preguntó — Estás enamorada de Chrom, ¿no es así?

Robin. Robin. Robin.

Fue lo que mi cabeza repitió constantemente en ese momento de manera automática.

Alcé la mirada para verle a los ojos, esos bonitos ojos llenos de calidez que ella solo poseía.

— Lo estoy — mentí.

Este relato habla sobre las innumerables fallas que he cometido en toda mi vida, ya nos dábamos cuenta de eso, y esa mentira contaba como la más grande muy aparte de haberle puesto los ojos encima al de cabellos azules.
Si en ese momento le hubiera dicho la verdad, toda mi vida habría quedado resuelta y tal vez hubiera podido seguir ejerciendo mi trabajo como jardinera en el castillo o en alguna otra parte. En realidad sería difícil saber en donde terminaría, pero hubiera sido mejor que mi futuro actual.

— Entonces las etiquetas no deberían preocuparte. Si hay algo que vale la pena defender con uñas y dientes, es ese sentimiento que crece en cada uno de nosotros por aquellas personas que llegan a nuestra vida sin darnos cuenta — me tomo de los hombros y me recordó al gesto de Chrom. Por algo eran madre e hijo.

Me quedé pensando, estaba muy avergonzada de mi misma y mis pensamientos egoístas. Fue entonces que al ver de nuevo sus ojos, decidí que era una tonteria estar en ese estado de confusión tan deplorable por dos personas. En primera, Chrom estaba enamorado de mí y juraba hacer lo imposible para que estuviésemos juntos; y por otro lado, estaba Robin, de quién yo había confundido sus acciones y ahora no podía dejar de pensar en él cuando apenas me dirigía la palabra...

No había nada que pensar estando todo tan cristalino. Yo era la única que me complicaba la vida.

— Emmeryn-sama — le llamé cuando se alejó un poco — Yo... yo... — tenía que ser valiente para expresar mis sentimientos — Me temo que tendré que ser egoísta conmigo misma y con Chrom, pero quiero casarme con él porque lo amo. Como ha dicho, voy a defender nuestro romance hasta con la última gota de sudor que me reste. Por el yo... haré todo lo necesario por su felicidad. No voy a defraudar a nadie, ni a usted, Venerable, ni mucho menos a él que me ha confiado su amor.

Sentí mis palabras al compás en que mi boca las dejaba escapar entre mis labios. Realmente me senti convencida sobre mis sentimientos hacia el bello Príncipe azul.
Su rostro pareció iluminarse ante mis palabras llenas de desición y yo me sentí realizada al poder expresarme de esa manera en su presencia. Me sentí feliz de haber salido de ese obstáculo.

Chrom entro poco después y cuándo su madre le dijo lo que yo había decidido, me cargo en brazos sin importarle su madre presente y sin importarle lo roja de las mejillas que estaba por tal vergüenza. Aún así, Emmeryn-sama reía y eso me tranquilizaba en demasía ya que me recordó a mi madre y quise que estuviera presente para que conociera Chrom. La persona que se convertiría en mi esposo con el tiempo.

Al cabo de unos días en paz, todo volvió a desafinarse tal instrumento musical que dejas abandonado. Lo cual no era novedoso porque mi vida siempre estuvo llena de desastres. No me sorprendía.

Dos semanas exactas. Esas fueron. Chrom comenzó a portarse raro conmigo y recibí una visita bastante extraña en mi día de descanso.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora