31. Una meta establecida para ganar.

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Un mes antes de la coronación, las consecuencias no tardaron en llegar. Lo hicieron sin algún tipo de retraso que ni siquiera los minutos pudieron hacer algo a mi favor.

— ¿Comiste algo que te cayó mal? — Chrom preguntaba mientras me veía tirada en la cama.

Era tarde ya, el jardín por esas horas ya debía haber sido cuidado y tendría que estar escuchando a los Venerables en su despacho, pero me era imposible levantarme de la cama, porque en cuanto ponía un pie en el suelo, un devastador mareo me atrapaba.
Cuando desperté, sentí que algo andaba mal conmigo, pero minutos después de darme una ducha, Chrom me llevaba en brazos a la cama y yo no sabía que había sucedido. Al parecer me desmaye y había sido una suerte haberle tenido cerca.

— No lo sé, tal vez... — esa fue mi respuesta.

— Mi madre ya llamó al médico, no tardará en llegar. ¿Necesitas más agua? — asentí a su pregunta.

Se separó un poco de mí y fue hasta un mueble en donde antes había puesto una jarra de agua fría y algunos vasos. Sirvió un poco de agua y sin esperar me ayudó a sentarme en la cama, me dió el vaso y yo tomé.
Hubiera querido no hacerlo, ya que cuando termine, que en realidad no termine, sino que retire el vaso con dramatismo de mi boca, ya que unas tremendas ganas de vomitar se hicieron presentes. También empujé a Chrom lejos y me acerqué a la orilla de la cama. Entonces vomité lo único que había ingresado a mi estómago ese día. Pura agua.

— Maldición... — le escuché murmurar molesto cuando me sostuvo de los hombros para que no me cayera de la cama.

El Príncipe estaba muy preocupado con lo que me sucedía, con sólo verle la cara, hasta parecía el él enfermo en vez de yo. Estaba pálido afirmando que estaba asustado y, ¿como no ponerse así? Se suponia que yo no era una persona enfermiza y cuando esto sucedía no le tomaba mucha atención hasta que me curaba por mí misma.

No paso mucho cuando Emmeryn-sama llegó a la habitación trayendo consigo al médico. Me sentía tan mal, que cuando comenzó a revisarme ni siquiera me di cuenta.

— ¿Como? — con un murmuro asustado, pronuncié intentando abrir los ojos cuando me estaba quedando dormida, pero sus palabras fueron algo que no pude pasar por alto.

Él había pronunciado:

— ¡Felicidades Príncipe Chrom, su heredero está en camino! Va a ser papá.

Emmeryn-sama grito contenta tal como una niña, no observé la reacción de Chrom y como no dijo nada seguí en lo mío intentando sentarme en la cama. Quería que el médico me lo explicara ya que no estaba muy contenta con la noticia y no podía procesar la información correctamente.
De pronto, unas manos me ayudaron a sentarme y cuando le ví a la cara, no pude explicar ese sentimiento que reflejaba tan puro como el agua.
Mi Príncipe estaba llorando, pero sonriendo a la vez y con una mano rodeando mis hombros.

¿Que debía hacer ante ese semblante de niño, al que le regalaban el juguete exacto que había pedido para su cumpleaños?

— Tiene alrededor de un mes en cinta, si no es que ya lo va a cumplir — volvió a hablar el médico.

— ¡Dios mío, tengo que decirle a Alfonse! — la Venerable corrió con su marido después de hablar.

— No sé preocupe más, Princesa Caroline, los síntomas no van persistir más tiempo, solo descansé y alimentése adecuadamente para que el niño nazca sano. De ahora en adelante vendré cada cierto tiempo para llevar un control del embarazo — Chrom asintió para él, parecía haberse quedado sin palabras — Entonces los dejo para que sigan disfrutando de la noticia. Hasta luego.

El médico se marchó felíz, porque bueno, era un Ylissense más y ser el primero en saber que su reino pronto tendría un heredero era algo para festejar.

— ¿C-Chrom? — le llamé asustada cuando no me dió la cara.

— Ah, yo, lo siento... — se pasó la mano limpiando sus lágrimas — No puedo dejar de llorar.

Sonreí con pena porque tampoco podía evitar sentir ternura por su reacción.

— Lo lamento, no pensé que esa fuera la causa de mi malestar — me disculpé por haberle preocupado en vano.

— ¿Como podrías hacerlo? Es la primera vez que estás embarazada — río un poco aligerando el ambiente, entonces por fin me dió la cara — Estoy tan feliz que quiero salir a la ciudadela a gritarlo — por fin confesó.

Solo seguí sonriendo, pero esta vez con culpa. ¡Claro que lo sabía! Podía ser distraída la mayoría del tiempo, pero esta vez, sabía perfectamente que aquel bebé que estaba esperando, no era de Chrom, sino más bien, su padre era Robin.

La última noche en la que me había entregado a él, sentí algo diferente y era por ello que cuando lo comprendí enseguida me sentí asustada.
Podía encubrir mi traición, ya que dos noches después, le pedí a Chrom que me tomara entre sus brazos intentado deshacer la culpa que me consumía. Él lo había aceptado y esa noche no se detuvo hasta que estuve satisfecha y rendida en la cama sin fuerza alguna. Por eso el Príncipe estaba tan feliz creyendo ciegamente que aquel era su heredero.

— Yo estoy un poco asustada — confesé sin querer bajando la mirada — No sé qué hacer. ¿De verdad puedo tener un bebé? ¿Que sucederá si algo sale mal? ¿Voy a ser una buena madre?

Hacía mucho que el pesimismo no me abordaba tanto, mis pensamientos negativos salieron a la luz y Chrom río nuevamente al verme en ese estado que creyó había dejado atrás.

— También me siento asustado, pero es la noticia más feliz que me hayan dado. No debes preocuparte, mi amor, vamos a aprender juntos a cuidar de este bebé, mi trabajo ahora es cuidar de los dos y el tuyo es ser paciente, y cuando nazca, sera el niño más amado en este continente.

Nuevamente ahí estaba el Príncipe del que me había enamorado. No me faltó mucho para llorar. Estaba muy feliz ahora, más la culpa se negaba a irse, que me encontraba muy afectada y confundida sobre si hablarle con la verdad, o lo dejaba así engañandolo para siempre.

Al final, opté por lo mejor y me deje consentir entre sus brazos hasta que me encontré mejor.

Tiempo después, cerca del día de la coronación, la gran noticia trajo felicidad a cada ciudadano. Chrom y Emmeryn-sama no pudieron mantener el secreto hasta que tomaramos los puestos más importantes del reino. Además, como casi cumplia los dos meses de embarazo, mi pancita comenzó a sobresalir, pero solo un poco porque no era tanto tiempo, tampoco teníamos que ser exagerados.

Pensé hasta ese punto de mi vida, que todo estaba solucionado. Robin se había ido y no había vuelto, muy a pesar de ser ese su hijo, yo iba a mantener la mentira de que le pertenecía a Chrom y viviría mi vida a su lado junto con nuestro hijo.
Tan solo faltaban unos días para la coronación y yo contemplaba eso como la meta para iniciar una vida nueva, por lo tanto, los días a cumplir, se hacían eternos.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora