28. Una desición descabellada.

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Faltando dos meses para la coronación y la fecha concluyente de mi mentira, una de esas noches cuando todos nos encontrábamos cenando en el comedor principal del castillo, una plática entre los hombres se dió a conocer.

— Si el Reino de Plegia intenta atacar nuestro reino, tendremos que responder como es debido. No quiero que los ciudadanos corran peligro y tampoco necesitamos bajas en el ejército. Tendremos que comenzar a prepararnos — decía el Venerable nada contento debido al significado de sus palabras.

A todos los presentes se les veía preocupados. Emmeryn-sama había dejado su cena de lado y mirada al Rey con cierta preocupación reflejada en el rostro; Chrom, intento seguir comiendo, pero todo acabo en su mano apretando el cubierto que no tenía la culpa de nada; Henry-sama se mostró pensativo colocando una de sus manos en su barbilla y recargando la espalda totalmente en la silla; Robin, tomo un poco de vino para no verse afectado por las palabras, pero una vez bajo la copa, su mirada preocupada recayó en su mejor amigo para saber cómo se encontraba. 
Por último estaba yo, quien intentó seguir en lo suyo ayudando a la Venerable a darle de comer a la pequeña de Lisa. Está, de vez en cuando reía haciendo ese momento un poco incómodo, pero nadie podía culparla ya que ella no entendía nada de lo que sucedía.

Plegia le estaba declarando la guerra a Ylisse y todo esto mientras la coronación del Príncipe ya había sido más que anunciada.

— Tendremos que ir personalmente al reino. Intentaremos entendernos con palabras para que la coronación no se retrasé, pues está debe hacerse el día del cumpleaños del próximo Venerable — Alfonse-sama volvió a tomar la palabra — Así que, Chrom y Robin, este será la oportunidad de oro; podremos sacar ventaja de la situación para que ustedes entren a este mundo. Vayan preparándose para viajar.

Chrom enseguida miró al albino, pero este le volteó la mirada y está terminó en la mesa del lugar. Yo vi claramente cuando eso sucedió, pero no pude entender porque lo hacía hasta que Henry-sama tomo la palabra.

— Tendrás que disculparnos, Alfonse — comenzó — Pero mi hijo no irá a ese viaje. Lamento decir que Robin no está preparado aún para sucederme como Estratega Real.

— ¿Que ha dicho? — enseguida Chrom le preguntó cuestionando sus palabras.

Se le veía enojado, pero esta vez no pude interferir como con Marsella ya que no eran temas de mi incumbencia.

— Si, explícamelo con más detalle, Henry. No logro entender — el Venerable desde su lugar también preguntó al Estratega.

— He decidido, que Robin se prepare más. Lamento que no pueda recibir el puesto en la coronación, pero es por el bien de Ylisse — se excusó con lo último.

No bastaba decir que aunque no lo pareciera me encontraba muy enojada con el albino mayor. Lo que había escuchado en la biblioteca me había hecho odiarlo, ya que él era el culpable de la situación de su hijo en gran parte.   

— Tiene que estar jugando, ¿cierto? Robin es lo suficiente capaz para recibir el puesto durante la coronación. ¿Que le hace creer que no es así? — Chrom estaba muy molesto, que incluso se levantó de su silla y coloco las manos en la mesa para verle directo. A pesar de eso, Henry se veía muy tranquilo.

— Chrom, lo lamento, pero deberías mejor concentrarte en tus asuntos, son de mayor importancia después de todo. Esto ya está decidido — el Estratega contestó haciendo enfurecer mas al Príncipe.

El Venerable guardo silencio y Robin seguía con la mirada perdida en la mesa.

— ¡No voy a aceptar tal desición! — el peliazul alzó la voz — No después de haber visto todo lo que Robin se ha esforzado para conse...

— Chrom — el albino lo interrumpió serio — Cálmate — le pidió haciendo al Príncipe relajar la postura, pero siguió mirándolo sorprendido — Sé que debí habertelo dicho, pero lo que mi padre dice es cierto. Yo... no me siento preparado para ser tu Estratega.

Todos, menos Henry-sama, abrimos la boca sorprendidos de sus palabras. Particularmente debo decir que no esperaba tal respuesta y era claro que nadie ahí más lo hacía.

¡Esto es lo único que tengo y no voy a perderlo! ¡Es lo único que...

Yo también me negaba a aceptarlo después de haberlo escuchado decir aquello en medio de un llanto que me fue imposible detener.
Tuve que morderme la lengua para no abrir mi boca frente a todos y mi atención se concentró en la pequeña, quien seguía esperando ser alimentada con mi ayuda.

— No puede ser cierto, te has estado preparando todo este tiempo y además... ¿No era tu sueño? ¿No te esforzabas solo por ello? Desde que éramos niños, tú me lo prometiste... — el Príncipe le miró con cierta tristeza y lo único que pudo hacer Robin fue nuevamente desviar la mirada al saber sus siguientes palabras — Te convertirías en mi Estratega y no dejarias jamás a Yllise perder ningún conflicto.

El cuestionado no contestó absolutamente nada y el lugar había quedado mudo. La pesadez del ambiente recaía en los hombros de cada uno de los presentes.

— Hijo — Alfonse-sama volvió a tomar la palabra dirigiéndose a Robin — ¿Estás seguro de tu desición? De ser así, no podrás obtener el puesto de Estratega hasta que el heredero de Chrom reciba la corona, o en su caso, que el actual Estratega pierda la vida — le contó algo que de antemano el muchacho ya sabía, lo supuse por su perdido mirar en la copa que había dejado frente a él.

— Si, estoy seguro, Venerable. No voy a tomar el puesto en la coronación y entiendo perfectamente lo que conlleva no aceptarlo en ese momento — a este si le contestó.

— Entonces no hay nada más que discutir. Lamento haber arruinado la cena — Henry se disculpó y poco después el albino también lo hizo para abandonar el comedor.

Chrom se dejó caer rendido en su silla y Emmeryn-sama corrió detrás de Robin sin que el Venerable le dijera algo.

El odio por el Estratega actual en ese momento, se podía comparar al odio que sentí cuando mis padres fueron asesinados por aquellos bandidos de descendencia desconocida. No me faltaba mucho para explotar en la mesa y decirle un par de cosas, pero, ¿quien era yo para hacerlo? Como ya había mencionado antes, mi presencia no tenía nada que ver con ese tema, además todo ya había terminado.

La Venerable volvió después de unos segundos, más por el semblante que llevaba, solo confirme que no le había ido muy bien hablando con el joven mago sobre su descabellada desición de abandonar el puesto, por el que todos éramos testigos, se había esforzado día y noche.

Henry seguía tranquilo, incluso comenzó a comer nuevamente cuando a todos se nos había esfumado el apetito.
Si mi percepción no fallaba, el hombre se traía algo entre manos, para lo cual necesitaba sacar del camino a su propio hijo y quedarse con el puesto de Estratega Real hasta que sus edad se lo permitiera.

Una vez Lisa estuvo llena, me ofrecí a llevarla conmigo a la habitación de Chrom y mía para que los Reyes hablarán al respecto de la situación. Así que de esa manera lo hice.

En el camino, una de las mujeres que solían trabajar por la mañana cuando yo era la jardinera oficial del Castillo de Yllisstol, se atravesó en mi camino. Era exactamente la misma que me había presumido en la cara que Chrom se había comprometido por aquellos tiempos.

— ¿Hace cuanto que no hablamos? — me preguntó.

No sabía que contestarle, ya que para ser sinceros, hasta me había olvidado de ella después de todo lo que tuve que vivir en esos tiempos. Más la respuesta era desde aquella vez en el cuarto para empleados.

— Que suerte tienen algunas, ¿verdad? Mírate, ahora eres toda una princesa — su tono de voz fue receloso.

— Si, así que si me permite... — aún mantenía a Lisa en mis brazos y está seguía despierta observando todo a su alrededor.

— Antes de que te vayas, solo escucha — me pidió y no me quedo más que quedarme ahí de pie — Se que antes de que te casarás con el Príncipe, el joven Estratega y tú tuvieron una aventura, así que ve pensando con que cerrarme la boca antes de que la abra.

Se fué.

Cuando las Flores se Marchitan || Chrom y Robin || Fire Emblem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora