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Que extraño, a Connix le hubiera gustado estar en una realidad diferente. No llevas a la cárcel a la persona que amas. ¿Por que Hux no entendía el significado del amor? O tal vez si lo entendía y estaba asustado ante la nueva situación que se le presentaba.
El silencio fue gélido camino a la prisión pero con miradas tiernas, algunas sonrisas, Hux sin esposas más que sometido por el único amarre que lo sostenía en la Rebelión, Kaydel.
Connix por su parte ruborizada, penosa por la verdad.
Si tan solo sus padres la vieran ahora. Si tan solo el padre del general lo viera ahora. Este romance había ido más allá de sus convicciones.
Una briosa teniente, un astuto general.
Los pasillos bajos siempre se encontraban vacíos pues nadie utilizaba lo que había en los niveles inferiores y claro esta, nadie iba a las cárceles.
La idea era esa, la orden sencilla, volver a poner en su celda al villano soldado pero la chica suspiró al sentir la mano del general en su muñeca sin intención de incomodarla, suave, firme, el agarre justo para informarle a la teniente que le urgía hablar sobre algo.

-Espera. Kaydel-

-No me des el discurso- rogó la chica volteandose, Armitage sonrió soltándola

-No pretendo hacerlo...quería agradecerte en realidad-

-No tienes porque, fue algo que quise hacer...es la primera vez que hago una cosa que quiero-

-Aún así si no hubieras intercedido ante la general Organa no hubiera salido de la celda, me diste una pequeña libertad aún cautivo-

-¿Te agradó el río?- al fin una sonrisa hermosa de parte de Connix

-Me encantó- Hux se atrevió a acariciar su mejilla con el cariño que le sentía y su elegante guante negro
Silencio de nuevo aunque diferente, cálido, compartido, sincero. Hux la acercó a su cuerpo con un lento empuje hasta besarle la cien a lo que la chica cerró sus ojos apenas alzando su mano al pecho del general.

-Te meterás en problemas por mi culpa- rió el pelirrojo en susurros

-Será un gusto- sonrió Kaydel mirándolo desde su pecho.
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De nuevo a controles la sensación chispeante que Connix había sentido al besarlo seguía ahí, en todo su cuerpo, en todo sus labios, en todo su corazón. Una alegría, un brío, una sonrisa imborrable que nadie sabía ver pero ella sabia el porque.
Había sido su primer beso, con todo lo que significaba para una chica de la guerra. Algunas veces Kaydel pensó que jamás llegaría a dar su primer beso, el destino es tan incierto, el presente tumultuoso, creyó que el amor era cosa de los demás, que ella no llegaría a encontrar su amor. Se había adelantado demasiado. Verse envuelta en ese romance imposible le sacó varias sonrisas al controlar la consola de mando.
Todo en paz. Solo quedaba esperar por un milagro.

-¿Acaso piensas que es divertido?- en un tono agrio preguntó Poe sentado en una caja metálica

-Si vas a comenzar con tu teatro de emociones juro que me iré-

-¿Hasta cuando vas a mantener la mentira?- Kaydel alzó una ceja, ¿de que hablaba?

-No tengo idea a que te refieres- indiferente bufó la chica

-Oh si, la tierna correcta Kaydel Ko Connix cumpliendo con la orden de su general...pero no significa que no puedas divertirte con el reo ¿verdad?-

-Habla de una vez Poe, tu verborragia es insoportable-

-¿Lo amas?-

-¿Que?-

-No se porque te lo pregunto, lo amas-

-Poe...-

-¿Que le ves de interesante?-

-No te voy a responder-

-Casi te mata, casi nos mata a todos-

-Nosotros matamos muchos de ellos también-

-Porque esto es la guerra Connix, no se supone que te enamoras del enemigo-

-Esta es mi vida, yo puedo tomar las decisiones que yo quiera, no tienes derecho a controlarme Dameron-

-Acaba con esto antes de que te acabe a ti-

-Si esto se trata de celos yo te di muchas oportunidades, muchas señas, si tu no quisiste verlas es tu problema no el mio-

-Siempre tan perceptiva...y tan crédula- susurró el piloto dejando su casco en la caja
Se marchó con una desagradable sonrisa de confianza que asustó a Kaydel
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Si los problemas con Poe (el cual todavía no le daba explicaciones de porqué) eran complicados ser llamada por la general era su segunda cosa menos requerida.

La habitación privada de la general tenia la tonalidad mas blanca del lugar, casi enardecía los ojos si mirabas fijo hacia las paredes, inevitablemente debías mirar hacía afuera

-Dime ¿el general disfruto el recorrido?-

-Lo vi relajado, un poco alterado por la consistencia del agua-

-Comprensible-

-Fue una experiencia positiva-

-¿Para ambos?-

-Si, no me siento incómoda con en el general-

-¿Es acaso amable contigo?-

-Lo es-

Leia sonrió mirando sus ordenes.

-Quiero que estés al tanto Connix, pronto nos iremos del planeta-

-¿No era acaso un planeta seguro?-

-No hay seguridad en ningún lado, sea como sea nos encuentran siempre-

-¿Adonde sera esta vez?-

-No lo tengo confirmado aún, la Alianza tiene bloqueada las comunicaciones-

-¿Será pronto?-

-En cuanto tenga la confirmación-

Connix suspiró decepcionada.
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A la noche la exhausta teniente bajó a la prisión de nuevo. Como de costumbre Hux se encontraba mirando la pequeña ventana de su celda hacia la selva.

-¿Algo nuevo?- preguntó la chica abriendo la reja

-Nada en especial- Connix cerró la puerta tras de ella -¿Que haces?- con una inocencia poco común Hux se extrañó del hecho

-Me voy a quedar aquí- con un berrinche de niña pequeña la rubia se acostó en la cama

-¿Te quedarás conmigo?-

-Si me lo permites-

-Por supuesto- ¿que hacer cuando la chica que te gusta parecé haber tenido una mala reunión? Al pelirrojo se le ocurrió sentarse a su lado mirándola pestañear hacia el techo
-¿Sucedió algo malo?-

Kaydel se enderezó en la cama suspirando

-Estoy un poco... Estresada-

-No pienses en lo que paso...- Hux acarició el mentón de la chica atreviéndose a darle un beso, Connix sonrió poniendo su cabeza en el hombro del pelirrojo asustada de lo que podría suceder

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