17.

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-¡Sueltame Poe!- Connix empujó al piloto lejos de ella cubriendo su boca -¿Estas loco?-

-Yo...creí...-

-¿Creíste que? ¿Que estaba enamorada de ti todavía? Por favor Poe, dejame tranquila- gruñó Connix secando sus labios con la manga de su traje.

Un momento que había soñado cuando era una niña ahora se convertía en un agrio recuerdo de mujer.
Como si sus pies tuvieran memoria se dirigieron hacía la prisión, Hux se sacaba su chaqueta distintiva cuando vio llegar a la chica exaltada, con los ojos perdidos hacía ningún lado, como si algo malo le hubiese pasado

-¿Te sientes bien?-

-¿Porque lo dices? ¿No puedo venir a ver al chico que me gusta?-

-Claro que sí pero es extraño-

-Callate- sonrió Connix abrazándolo a lo que Hux reaccionó acariciándole la cabeza

-¿Día duro?-

-Más de lo que te puedes imaginar-

-¿Y para que vienes aquí? Deberías descansar en tu habitación-

-Hoy...creo que quiero salir, ya sabes afuera-

-¿Tienes permiso siquiera para llevarme contigo?-

-No pero ya no quiero obedecer órdenes- Connix tomó las llaves y abrió la celda, no importándole si estaba bien o mal

-Me sorprende Teniente, una soldado correcta como tú haciendo una fechoría-

-¿Vas a venir o te dejo dentro?- mencionó Connix moviendo las llaves en su dedo

-Voy contigo, de cualquier forma cualquier cosa es mejor que mirar el muro- Armitage se sacó sus guantes dejándolos encima de su chaqueta suspirando al salir 
-¿Nadie te vigila, verdad chica rebelde?-

-Cuando te ganas la confianza de la gente es fácil no decepcionarlos, recae mucha responsabilidad sobre ti- la Teniente dio unos pasos delante del general mirando hacía la derecha y hacía la izquierda

-¿Donde esta todo el mundo?- murmuró el General

-Descansando, estos últimos días han sido de paz para todos, excepto para mí-

-¿Eso se debe a...?-

-Ah, cosas tontas- replicó la rubia abriendo la puerta de mando de controles

La noche en el planeta de arena seguía siendo caluroso pero la luna se convertía en un reflector para las dunas de arena que brillaban con colores fluorescentes

-Tengo que admitir que a ustedes rebeldes les gusta todo lo exótico- rió Hux sentándose en la base de una palmera roja

-Lo exótico, lo peligroso, lo prohibido- Connix se sentó a su lado mirando la luna en su esplendor -Pero a veces eso es bueno, puede ser que mañana estemos muertos y jamás vivimos nada maravilloso como esto- con su mano la chica intentó mostrar todo el paisaje delante suyo

-Puede que tengas razón-

-¿Como es? La Primera Orden me refiero-

-Fría, oscura...aburrida-

-Tienen una obvia obsesión con lo negro-

-Tal vez porque se trate de un color unigénito, de un solo matiz, manejable a la perfección-

-No te imagino en otros colores, como rojo o amarillo, Dios, que mal te verías- la chica hizo un gesto juguetón posando su cabeza en el hombro del pelirrojo

-Todo es metódico, no tenemos una relación fluida como ustedes, las relaciones estrechas son difíciles de alcanzar, el respeto se gana con temor-

-Que horrible, no te ríes, no eres feliz, no sonríes-

-¿Tú como llegaste a la Rebelión?-

-Bueno, fue culpa de Poe-

-¿El piloto? No me digas que creiste que podías interesarle-

-No fue por él, no al principio, saber que Leia Organa dirigía la Rebelión me impulsó a hacerlo, la admiraba, todos en mi planeta estábamos al tanto de quién era-

-Seguirias a tu General adonde fuera ¿no?-

-Para nosotros es más una cuestión de respeto y honor-

-Honor...es una palabra a la que no estoy acostumbrado, ¿sabes? A veces me siento apenado al estar contigo-
La chica lo miró extrañada cerrando el entrecejo por tal declaración

-¿Porqué?-

-Tú eres tan linda, tan buena, en algún punto somos distintos, tanto que...- Connix lo calló posando su dedo índice sobre los labios del pelirrojo

-Piensas demasiado, ese es tu problema- Kaydel tomó un movimiento avanzado besando al General desprevenido

-No dejaría por nada del mundo que algo malo te pasara-

-Ya lo se, me impresiona que todavía no los hayas traicionado por mí- Kaydel intentó sonar graciosa pero la culpa dentro de Hux se amontonaba
/////

Luego de un bello momento a solas la Teniente llevó al General de nuevo a la cárcel, Hux no pudo descansar en toda la noche, se sentía pésimo, pésimo, horrible al pensar que algo le podría pasar a la hermosa y gentil Kaydel. ¡Por la fuerza! ¿Sería tarde ya? ¿Y si...? ¿Y si el ejército de rescate ya estaba en marcha? No, no, no, no, no podrían seguirlos hasta aquí, pasar por la tormenta de fotones recubierta por las espinas glaciares...¡era una locura! ¿No?
Las arenas que brillaban en todo el suelo del planeta le daban tanto en que pensar

-Ella es fuerte, sabe pelear, de seguro...nada le pasara- se decía a si mismo el pelirrojo dando vueltas de aquí a allá con las manos juntas tras la espalda -En teoría es una de las mejores soldados de la Resistencia- Hux se dio la entera media vuelta sintiendo una presencia extraña

-General Palidox-

-Comandante Dameron-

-¿Ya esta hablando solo? No creí que le afectara tan rápido-

-No es de su incumbencia-

-Todo es de mi incumbencia en cuanto trate de la Resistencia-

-¿Que quiere?-

-Bueno, para empezar dejarle en claro que yo no acepto rivales pero parece que usted gano esta vez-

-¿Perdón?-

-No se haga el idiota, sabe a lo que me refiero-

-Estando en la carcel no veo como-

-Se gano el corazón de Connix-

El pelirrojo sonrió maliciosamente

-El mejor atributo de la Teniente es su inteligencia, no lo olvide-

-En ese caso usted va a colaborar con la Resistencia o se esta convirtiendo al bien, no veo porqué una chica como Kaydel se enamoraría de un villano-

¿Un villano? Estaba a punto de gritar cuando de repente...se dio cuenta que era verdad, era un villano...y ahora esa dulce criatura estaba en peligro. Con una expresión de frialdad observó las dunas entendiendo que debía sacrificar su propio bienestar por ella.

-Dime Poe Dameron ¿la protegerás?-

-Con mi vida, ¿tú la protegerás?-

-Puedes contar con ello- susurró el General suspirando

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