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Hux había tenido la sensación de que algo cambiaba dentro suyo, ¿acaso la bondad brotaba de su interior?
Aunque la idea le resultaba retorcida la intención era clara: ayudar a la Resistencia pero por una sola persona en especial.
Tal vez la Resistencia era un sueño ilusorio pero Connix era parte de su realidad.
Le habían dejado ropas para cambiar su indumentaria de la Primera Orden, las tomó en sus manos observando la simpleza de las telas, un pantalón, que aseguró dentro de su mente, le quedaría igual de ajustado que su pantalón convencional, la camisa de color ocre liviana y las botas largas oscuras. Que curioso, hubiera jurado que el estilo le quedaría mejor que a otros. Apenas se quitaba la chaqueta cuando Connix entró de repente

-Creí que querrías...- dijo la chica antes de siquiera ver al General tomando la camiseta y cubriéndose con ella

-¿Que tienen ustedes los rebeldes con llegar de repente?- preguntó el pelirrojo con la respiración acelerada

-Por favor Hux, ¿que no confías en mí? Además con el tiempo creo que...ya sabes- sonrió pícaramente la muchacha cruzándose de brazos

-¿Que se que cosa?-

-Deberiamos tomar más confianza dadas las condiciones-

Por primera vez en mucho tiempo Armitage se ruborizó ante las palabras osadas de la Teniente

-Creo que si pero no tan pronto, nos estamos conociendo-

-Disculpe General por intentar invadir su casto estilo de vida- se burló la rubia

-No te rías-

-Ash, no exageres, ¿te vas a cambiar?-

-Estoy obligado a abandonar este elegante traje por lino de Kassa-

-Si, el mejor de la galaxia, se siente tan suave, fresco, es ideal para este estilo de vida rebelde-

-...Creo que me has persuadido pero aún así, por favor marchate-

-Ok, me avisas cuando termines, estaré en las escaleras- sonrió Connix marchándose a paso veloz

Hux suspiró cerciorándose de que la atrevida teniente no lo estuviera espiando. Ni un rastro de la rubia.
Se quitó la chaqueta dejándola a un costado

-Adiós cargo de General- quejó el pelirrojo mientras se quitó las botas y el pantalón, tomó la camisa ocre abotonandola con prisa, Kydel no mentía cuando decía que se sentía ligero, el pantalón tal vez fue lo que más difícil resulto de poner, incluso se cayó en el proceso de colocárselo

-¿Estas bien?- preguntó la chica desde las escaleras

-Si...si, no...te preocupes- contestó dolido el General desde el suelo, luego de cinco minutos de recuperación terminó de cerrar el pantalón y por último las botas.

Bueno, el proceso de la aceptación había comenzado, al menos se veía como uno de ellos.

-Ya puedes venir, Kaydel- vitoreó con cierta gracia el muchacho, en pocos segundos la Teniente se encontraba dentro de la celda de nuevo

-Wow...- vociferó Connix mirándolo de pies a cabeza

-Oye, si es fresco- comentó el ex General friccionando su mano contra la manga de la camisa

-Te lo dije, ¿te he mentido alguna vez?- preguntó lentamente la rubia acercándose, tomó el cuello de la camisa doblándolo hacia fuera -En realidad eres un chico adorable solo que no te gusta demostrarlo- susurró desabotonando el botón cercano al cuello del pelirrojo

-No lo has hecho- suspiró él acariciándola, de repente se dio cuenta que la Teniente también había cambiado su vestimenta e incluso su cabello -¿Tú también?-

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