Katherine empieza a comer, metiendo un rollo en su boca, como es su costumbre cuando le pregunto cosas, pero está vez sí responde, moviendo su cabeza, indicando que sí está bien.
- Solo estaba nerviosa por ser mi primer día afuera, este lugar es muy difícil para las personas - Responde dejándome con un enigma -.
- ¿Qué pasó con tus amigas, despues de que saliste de la tienda y te siguieron? -Infiero que ahí puede estar el problema y le pregunto para averiguar qué pasó-
- No, no me hicieron nada, solo me siguieron un rato y me hicieron preguntas como cuál era mi número de celular y dónde vivo. No les dije nada de eso. Después de un rato, se aburrieron de que evadiera sus preguntas y se fueron como si nada. No me agradan esas personas.
- ¿No te agradan?, pero ¿por qué? Ellas parecían muy amables contigo, pensé que se hicieron amigas, ¿no te agrada ser popular?
- No son mis amigas, me dan desconfianza, yo no podría jamás considerar relacionarme con gente así –Dijo de forma seria -.
"Vaya, mi chica es una hikikomori", pensé.
- Veamos una película entonces –cambio de tema cortando la conversación –
Prendí mi DVD, puse una de las películas británicas que rentamos, y me senté en el piso, recargado en mi cama para verla. Al correr la cinta, Kathy seguía comiendo sobre la cama, al iniciar los avances de películas, pero cuando empezó la verdadera, se acercó lentamente y se sentó junto a mí.
La película era protagonizada por un hombre inglés, realmente muy blanco, con un color de cabello peculiar; era tan amarillo como el limón y parecía contrastar mucho con su rostro. En ese momento, cuando el personaje apareció en pantalla, Katherine hizo un comentario al respecto, diciendo: "Mira ese, parece que tiene un taxi en el pelo" y rió. Después, en otra escena, dijo, "Qué bien actúa", refiriéndose a una actriz que lloraba en la película. Yo, por soledad, a veces al ver películas, hago comentarios en voz media-alta para sentir que tengo compañía, es un mal hábito que desarrollé con el tiempo, es curioso que alguien más lo tenga.
Mi pecho se llenó de alegría y me uní a la charla. Apareció un mafioso gordo, con un aspecto bastante mal trabajado, que parecía pirata en lugar de un gangster.
- Mira, a ese solo le falta un garfio" – agregué-.
- jajajk,- Katherine rió y dijo - tal vez se unió a la mafia porque se cansó de perseguir a Peter Pan",
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La realidad de un tejedor de sueños.
FantasíaSiempre hemos oído la retórica de que tener todo lo que deseas no es bueno, que te lamentarías si tal cosa pasará, ademas de no ser plausible, ¿será cierto? Bueno en esta historia, vamos a imaginarlo.