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Bella, elegante, sofisticada toda una dama ante la sociedad, ante su familia una muy buena mujer.

Una mujer de buena posición social que, siempre fue la luz de su hogar, nadie y repito nadie le faltaba para nada el respeto, en caso de que fuese así tendría que sufrir aquellas consecuencias que cada persona sabía, paseaba siempre a las orillas del lago de su mansión, siempre sonriente de la vida, a sus 19 años ganó un concurso de belleza, claro sus facciones le daban cierto de gracia no por nada se ganó el título de reina en dicho concurso y en ese mismo se dio a conocer su compromiso con su esposo.

Más ella sorprendida solo dio una sonrisa nerviosa, pues como no se pondría así no conocía al tipo.

No obstante la chica no se quejó no podría ya que fue todo dicho en cámara Nacional no hizo más que solo enfrentar lo que se le vinieran las cosas, así que a paso firme asintió ante el público, pero no contó que dicho sujeto estaría viendo aquel certamen de belleza viendo sonreír a la susodicha, jurando hacerle sufrir ya que de igual manera a él le están haciendo lo mismo al ser televisión nacional la chica que supuestamente era novia de él le llamó para terminar su relación ya que a esta le prometió casarse con ella.

—¿Cómo es posible que no me lo hayas dicho Ernesto? —la mujer tras el teléfono se escuchaba destrozada.

—Yo no lo sabía Rosa —el hombre trata de defenderse ante la acusación de su novia.

—¿Cómo no lo ibas a saber? —hablo ironíca —por dios Ernesto, sabes ahora cómo me siento —habla la mujer con la voz ahogada y dolida.

Más el solo calla no tiene palabra alguna para poder consolar a la desdichada mujer y como no sentirse así su hombre se casará con alguien que no es ella.

—¿Qué?, ¿no dices nada?, bueno yo sí, terminamos —esa frase fue como un balde de agua helada, su corazón fue exprimido, su cabeza está a punto de explotar no entiende, no sabe qué hacer ni responder.

—Adiós y no me busques más —cuelga dejando al hombre con las palabras en la boca y un gran nudo en su garganta.

—Me las pagarás Sofía, por haber hecho que mi novia me haya cortado y por el sufrimiento que experimentó en este momento.

Se queda con la vista fija en el televisor donde se encuentra la chica sonriente ante las cámaras por el compromiso antes anunciado; con los dientes apretados no tarda en levantarse del sofá donde se encontraba sentado, plancha con sus manos lo mejor que puede sus pantalones de vestir, apagó el televisor y aventó el control con una furia incomparable.

¿Dónde quedó el hombre educado, de buen porte?, se fue, se esfumó ante la furia que recorría sus venas; toma su teléfono celular dispuesto a marcarle a Steve su mejor amigo y hablar de lo ocurrido recientemente.

Un tono...dos...tres y Steve contesta.

—¿Hola?, ¿Qué ocurre Ernesto?, no ves que es demasiado tarde —contestó aquel hombre con tono adormilado y voz ronca.

—Lo sé Steven, pero ahg —soltó un sonido de molestia lleno de amargura y coraje —sabes que lo siento por molestar nos vemos en el trabajo.

El hombre solo colgó, dejó el aparato sobre el sillón, subió con rabia las escaleras dando pasos pesados, llega a su cuarto donde se dedica a descansar quitando de él todo rastro de ropa en su cuerpo, metiéndose al cuarto de baño y girar la manija de agua fría adentrándose en ella.

Sintiendo como el agua relajaba cada músculo tenso de su cuerpo haciendo que se sintiera un poco bien a la situación que ocurrido anteriormente.

Saliendo de la ducha enrolla una toalla alrededor de su cadera y sale a su alcoba, dirigiéndose al armario dispuesto a cambiarse escucha que el timbre suena, un tono de molestia es lo que salió de sus labios, no pasó mucho tiempo cuando suena de nueva cuenta.

Enojado aún más de lo que ya se encontraba baja las escaleras y dirigiéndose a paso apresurado ya que estaban tocando incontables veces el timbre.

Cuando llega a la puerta y dispuesto a abrirla espera unos cuantos segundos antes de realizar la acción, ve por una pequeña abertura en la puerta que en cada departamento lleva.

Observa detenidamente la persona que se encuentra frente a la puerta y es nada más y nada menos que su padre, con la ira recorriendo de nuevo su cuerpo abre estrepitosamente la puerta dejándole ver a un hombre de unos 40 años con su cabello comenzando a pintarse de blanco, un poco conservado ya que en su rostro no hay signos de arruga alguna.

Una discusión se aproximaba ambos caballeros defendiendo su punto de vista, uno por el bien de su empresa e imagen de ella al juntarlos en matrimonio y el otro tratando de cambiar de opinión a su padre por el amor a su amada, pero fue en vano así que tuvo que asumí las consecuencias. El padre de Ernesto solo fue a decirle que la boda se celebrará lo más pronto posible.

Dejando a un furioso Ernesto y a una Sofía demasiado eufórica por dicha unión, cabe resaltar que cuando ella se enteró de dicho compromiso y quién era el afortunado no cabía en felicidad ya que él es lo que siempre soñó.

Que ilusa pero así son las cosas en este momento.

El día tan esperado llegó la boda de Ernesto y la dulce Sofía que ella, sin darse cuenta se casará con el diablo solo por la estupenda idea de sus padres unirlos en matrimonio.

Hay se encontraba Sofía con una cara que irradiaba la felicidad total nada podría arruinar este momento pensó inocentemente la chica, si a pesar de sus 19 años tenía su inocencia intacta ya que fue criada y educada en casa, la tenían como si fuese el más grande tesoro que se tuviera.

Por otro lado, se encuentra Ernesto, viendo detenidamente aquel traje negro que fue proporcionado especialmente por uno de los diseñadores más reconocidos a nivel internacional, echó a medida y para la ocasión.

Su ceño no se borraba de su rostro, tanto era el coraje que tenía contra aquella dulce niña que sin pedírselo le entregará todo de ella, más él sabe que lo que recibirá a cambio serán decepciones, llanto y un corazón roto.

Más él solo se concentra en el mismo sin darse cuenta de que ella cuando fue anunciado el compromiso Sofía se desconcertó ante lo publicado, pero ella solo ve el lado positivo de ello sin esperar que se amarrara con una bestia.

Más tarde yacían los novios frente a un sacerdote con vestidura blanca, signo de que es el supremo ante todos aquellos que son retirados de dios.

Con la voz desgastada ya de tantos años estar al servicio de la comunidad habla.

—Buenos días a todo aquel que nos acompañan el día de hoy para celebrar el santo sacramento de matrimonio entre estas dos personas Sofía Alfaro y Ernesto Villalobos.

Así continuó la ceremonia hasta que en ello el padre dice.

—Sofía aceptas a Ernesto como tu esposo para amarlo, respetarlo serle fiel en la riqueza como en la pobreza hasta que la muerte les separe.

Solo se escuchó un acepto por parte de ella, lo mismo se le pregunto a Ernesto este voltea a sus padres, amigos y cada persona que veía ellos comenzaron a dudar si aceptaría ya que el hombre era demasiado orgulloso.

Acepto, fue casi inaudible solo lo escucho el padre.

—Si alguien se opone a esta ceremonia que hable ahora o qué calle para siempre —un silencio total y de nueva cuenta volteo a sus padres pensando que recapacitarían de esta ridiculez, según él, pero fue todo lo contrario nadie se opuso.

Volteo a la chica que tenía delante de él era hermosa lo admitía, pero su corazón le pertenecía a otra.

—Por el poder que me da la iglesia los declaro marido y mujer, lo que Dios a unido que el hombre jamás lo separe.

Así continua hasta llegar al banquete que se celebraría en uno de los hoteles más lujosos, con la rabia que mostraba el susodicho a Sofía él ni siquiera la volteaba a ver, según el lastimaba sus ojos.

La boda termino cerrando con broche de oro los recién casados se irían de luna de miel a Londres y después de hay un fin de semana
a Cancún y disfrutar de la playa.

Y así es como nuestra pareja vivirá en un infierno uno provocado y otro irracional culpando a alguien que no tiene culpa alguna.

Doloroso Amor "Editando"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora