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Cuando Sofía tomó su auto y comenzó su camino a su destino alguien la estaba viendo desde la oscuridad.

La mirada que le dirigía era tan dolorosa, con impotencia llena de coraje y rencor.

Pero ella con aún poca inocencia no se percató de ello, por otro lado, está aquel joven apuesto que le ha llamado la atención.

Realizando una llamada telefónica haciendo que sus contactos comiencen a moverse y le hagan una investigación a profundidad acerca de la chica que ha llamado su atención.

Sofía llegando a su casa hace el llamado a seguridad para que me dejen entrar, ya dentro de la casa está estaciona el carro y se adentra a la casa, pero antes de ello ve que solo las luces de la sala están encendidas de le hace raro ya que siempre a estas horas no hay nadie.

Vaya sorpresa se llevó cuando entró estaba Ernesto sentado en los sillones poco le interesa ya que siempre le recordó que ella era poca cosa para él.

Sofía

Vaya me sorprendí bastante, pero, aun así, caminé como si no existiera, pues creí y estoy segura que solo está esperando a Rosa y camino directo a las escaleras.

Veo que se levantó y caminó a mi aun así no presté más atención y seguí mi camino.

— Sofía — me llama, su tono suena tan varonil que me enamoró la primera vez que lo escuché, su perfume su olor tan característico de la loción y más que nada su rostro que tonta sigo enamorada.

— Sí, que necesitas — se lo dije en mi tono normal ya sin seducir pues ya me cansé.

— ¿Dónde demonios estabas? — me sorprende que me lo diga pues nunca me presta atención.

— Salí por ahí, así que si me disculpas necesito descansar.

Camine de nueva cuenta a las escaleras, pero él no me dejó seguir caminando pues me tomo de mi brazo, cuanto soñé que me tocará, cuanto desee que me tomara y me besara, pero todo se fue al diablo ayer así que solo dirijo mi vista a su agarre y me suelta.

— ¿Qué? — le hablé de una manera tosca, pues como se atreve a tomarme ahora después de tanto tiempo, ya me he cansado de esperar. — ¿qué es lo que quieres? — volví a decir.

No dijo nada, quedó sin habla alguna solo agachó su vista.

— No dices nada, ah —levante una de mis cejas.

Silencio, un tétrico silencio reino en la sala, pero un sonoro chirrido de tacón se hizo presente y pues no tendría que pensar mucho para saber quién diablos es.

Subí las escaleras a paso lento mientras el que es mi "esposo" y su "novia" se abrazaban y besaban, y pues yo caminé a mi habitación.

Llegando a ella me deshice de los zapatos y fui al sanitario abrí la llave del grifo y darme una ducha. Salgo del baño y en el camino me voy desnudando, ya me encontraba solo con ropa interior y entra Ernesto.

No digo nada, él está igual ni dice nada en absoluto, está mudo hasta que recuerdo que estoy desnuda le gritó.

— ¡¡SAL DE MI HABITACIÓN!!

Sale despavorido, que vergüenza.

No espere más tome la toalla con furia pues me vio desnuda y creo que hasta con deseo y lujuria que expresaban sus ojos.

Pues que no llena con lo que tiene, que a mí me deje en paz, aunque lo siga amando no dejaré que se aproveche de lo ocurrido no ya no más. Ya no me doblegaré ante su rostro bonito ante su perfecta silu... ¿Qué diablos? mejor me daré un baño y dejaré de pensar en ello.

Después de bañarme en tan deliciosa agua junto a un jabón aromático salgo con una toalla alrededor de mí cabello y otra en mi cuerpo.

Mi cambio fue de un simple pijama que cubriera mi cuerpo desnudo, cuando me veo en el espejo solo pude ver el reflejo de tan hermoso hombre del centro comercial.

Mis ojos me juegan una mala jugada cuando veo a Ernesto parado en la puerta ya que el maldito espejo lo reflejo.

— ¿Qué es lo que quieres Ernesto?, Si no vez estoy demasiado ocupada viéndome en el espejo — si mi tono salió tan tosco y altanero que no me importó nada, pero la verdadera pregunta es ¿Qué hace aquí? si nunca tomó la iniciativa de entrar.

— Solo quería saber si estás bien. — abrí a más no poder mis ojos el preocupado ya no me agás reír.

Ante aquel pensamiento que tuve me eché a reír, mi risa se escuchó hasta el primer piso, no puedo creer lo que estoy escuchando.
Su mirada es perpleja, no dice nada creo que su poca inteligencia de fue porque solo expresa confusión.

Ya dejando de reírme de la desgracia ajena, tocándome mi estómago porque me ha dolido de tanto reír le dije — Bueno como ves estoy bien así que de manera poco grosera te pido que te vayas de mi habitación ya que necesito dormir.

Y así fue se larga de mi vista y yo con toda mi sangre caliente de coraje, tratándome todos estos 10 años maldito idiota ya te aguante tanto ahora va la mía.

Y con esos pensamientos me fui a dormir enredándome entre las sábanas y con unos bellos ojos verdes.


Doloroso Amor "Editando"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora