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Entrando al departamento y que Esteban entrará tras de ella cerró la puerta haciendo un estruendo que le llamó la atención a Sofía.

Exaltada voltea a ver porque se cerró de esa manera la puerta y solo es Esteban con las manos casi apeñuscadas en su propio cuerpo.

— Que paso Esteban — pregunta Sofía ante la posición en que esta él.

— Nada Sofí, lo que paso es que ...... — el tipo no sabía que decir pues no quería quedar como un tonto frente a ella.

— Déjame adivinar la puerta se te resbalo de las manos verdad — pregunta cruzando los brazos y alzando una de sus cejas y viéndole acusadoramente.

Llevando una de sus manos detrás de su nuca solo sonríe el grande cerrando los ojos a dirección de ella soltando una pequeña risa.

— Hay Esteban siempre te paso lo mismo, por ello te han puesto el apodo de dedos de mantequilla.

— Si, vaya que le hago honor a eso.

Una estruendosa carcajada se dejó escuchar en el lugar,

— Que no te quepa la menor duda — seguía riéndose de la tontería que dijo su amigo.

— Continuamos — dijo Esteban con una sonrisa en su cara.

— Claro.

Y así con continuaron con el recorrido, Esteban le mostraba cada parte, cada centímetro del departamento, está solo asentía a todo lo que él decía.

Cada parte del departamento era tal y como ella quería y para finalizar el trato con un fuerte apretón de manos.

— Muy bien Sofía, fue un gustó haber hecho negocios con tigo.

— Al contrario, el gusto fue mío — le dice con una sonrisa que llega hasta arriba casi mostrando su perfecta dentadura blanca.

— En fin, me voy Sofía tengo otros departamentos que vender adiós y toma las llaves de tu nueva casa.

— Gracias y adiós.

Sofía con una sonrisa y con las llaves en las manos sale de ahí y cierra bien, lo bueno de ese lugar es que y está amueblado con lo sustentable.

Corriendo al elevador presiona el botón de la planta baja del edificio y en cuestión de segundos llega ahí y como alma que lleva el diablo llega a la camioneta se sube y arranca.

No tarda demasiado en llegar ya que está demasiado cerca de la que será su casa, semáforo tras semáforo, alto tras alto, el tiempo se hace cada vez más como si su cuerpo y mente se estuviera preparando para algo.

Finalmente, en el último de los semáforos entra una llamada y asustándole con el sonido que parecía que fuese la marcha fúnebre de Chopin y eso hizo que saltará en su lugar y volteara rápidamente tomándolo y contestando.

— ¿Bueno? ¿Quién habla?

— Hola Sofía, soy Esteban.

— Diablos Esteban ¿De dónde sacaste mi numero?

— Eh del formulario que llenaste para mí.

— Oh es cierto perdón, no lo recordé.

— Tan olvidadiza como siempre Sofí.

— Bueno no es algo que puede evitar o sí.

— No lamentablemente ya eres así, aunque te quiera cambiar ya no puedo.

— Oye — dijo con el ceño un poco fruncido mientras se escuchaban sonoras carcajadas del otro lado del teléfono — basta deja de reírte.

— Es que es imposible no reírme estando con tigo eres muy divertida Sofía.

Sofía se queda muda, no sabe que responder ante dicho comentario, pero se arma de valor y dice — bueno es un alago para mí muchas gracias me has hecho sentir bien.

— ¿De nada? — responde un poco dudoso pues no tiene no la más mínima idea de él porque Sofía dijo eso tan extraño — bueno solo te llamo para saber si podríamos ir a tomar un café después.

— Si está bien, pero por el momento no vale.

— Ok adiós.

— Adiós.

La llamada termino y el semáforo se puso en verde avanzó dejando atrás todo aquel que le seguía.

Llegando a la casa lista para tomar sus pertenencias e irse al nuevo departamento, pero cuando está a punto te abrir cuando la puerta fue abierta por el hermano de Sofía.

Con los nervios a flor de piel ve a su compañero de hogar y se avienta a él como niña pequeña.

— Hermano, has venido muy rápido que gusto verte.

El rostro de él era muy serio se veía tenso.

— ¿Que pasa Rafael? ¿porque estás así?

— Como diablos quieres que este si por el teléfono se escuchaban tus sollozos.

Enderezando y soltando a su hermano recuerda por qué le ha llamado, sus anteriores escenas vuelven a aparecer en su mente y abre de más sus ojos y solo suspira.

— Vamos estoy esperando la razón del por qué tu llanto y dime porque dijiste que te vas a divorciar de tu esposo.

Cerrando los ojos soltando un suspira comienza abriendo la boca — vamos adentro — y así cerrando la puerta tras de sí caminan a la sala y se sientan, Rafael voltea a ver a Sofía con una ceja levantada esperando respuesta — bueno es que — las palabras quedaron en el viento, pues se escucha que la puerta está siendo abierta.

Se levantan de los sillones y caminan a la puerta y se ve como Ernesto entra de la mano con otra chica.

Rafael siente que su sangre comienza a hervir, las venas de su cabeza se comienzan a notar, la sangre corre más rápido por sus venas.

Ernesto ve sorprendido pues no creyó que su cuñado vendría, sus ojos salen de las cuencas.

Y Rosa, pues ella está que se come al hermano de Sofía, pues ella cree que es el amante y solo lo hizo para separar a Ernesto de Sofía.

— Ahora dime Ernesto que significa esto. — se para frente a Ernesto con los brazos cruzados con la cara roja y el ceño fruncido.

Doloroso Amor "Editando"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora