Capítulo XXV: Último día

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El cielo comenzaba a tornarse anaranjado, las estrellas desaparecían de una en una, el sol despertaba en el horizonte. Arreglé mi  sweater tratando de cubrirme un poco más para que me diera un poco más de calor, la mañana estaba fría y más frio sentía yo en medio del jardín, recostada en la hierba húmeda.

 Me incorpore sobre la fría tierra del jardín trasero de la casa, a estas horas todos dormían, a excepción de mí. Aquella noche había sido la más larga de mi vida, incluso más que aquellas en el centro de rehabilitación hace algunos años. Deje mi celular sobre la hierba, aun era demasiado temprano, en el cielo aún quedaban un par de brillantes estrellas y apenas el sol comenzaba a salir.

Cerca de las tres de la madrugada abandone la habitación, Avi dormía como un bebé cuando bajé. Hoy era el último día oficial que pasaría en Los Ángeles, y el último día con él. Durante las horas que pasé en el jardín miles de cosas venían a mi mente, intenté imaginar cómo sería cuando volviera, retomar mi vida sería duro, a la vez que sería duro alejarme de Avi y de los demás.

Me levante del suelo, recogí mi celular y entre en la casa. Me prepare un café bastante cargado para ahuyentar cualquier rastro de sueño en mi ser, salí de la cocina con destino hacia la sala. Me deje caer en el sofá mas grande, puse mi taza en la mesita de café y encendí mi celular, 3 llamadas perdidas y 1 mensaje. Dos llamadas de mi madre, y una llamada y un mensaje de Alexia, no contesté. Apague el celular nuevamente para luego tirarlo a algún lugar del sofá, tome mi taza de café entre mis manos, tratando de que el calor que contenía, calentara un poco mis manos y cuerpo.

-¿Hace cuánto estabas afuera? –la voz de Avi casi me hace botar la taza. Él estaba sentado en los últimos peldaños de la escalera, aun en pijama. Lo miré, se veía cansado, triste y feliz a la vez.

-Un par de horas –respondí bebiendo un pequeño sorbo, el café caliente quemo mi garganta otorgándome una agradable sensación de calor. -¿Qué haces ahí?

-Observándote –Avi se levantó y bajo el resto de los peldaños. Se sentó junto a mí rodeándome con sus brazos. Los nacientes rayos de sol entraban por los grandes ventanales que daban al patio trasero. – ¿No dormiste verdad? –negué, bebí otro sorbo. El beso mi frente mientras acariciaba mi costado con sus dedos. -¿Estas bien? –negué. No quería hablar, no tenía ganas de nada. El quito la taza de mis manos, la dejo en una de las mesitas auxiliares y volvió a abrazarme. Me quede en silencio mientras el repartía pequeños besos por mi rostro, cuello y hombros. Apoye mi cabeza en su hombro, mirándolo.

-Te amo –logre articular. Nuestras miradas se cruzaron, tristes. Ya no quedaba tiempo, al día siguiente cerca de las diez de la mañana yo partía devuelta.

-Te amo –respondió con dificultad. Esto dolía mucho.

***

-¡Vamos Avi, no te quedes atrás! –grité girándome justo a tiempo para verlo caer de bruces sobre la arena. Deje de correr para comenzar a reírme como una loca, Avi se levantó de la arena sacudiendo sus pantalones.

-¡Esto no se queda así! –grito, al menos 20 metros nos separaban. Arreglo su gorro y volvió a emprender la carrera para atraparme. Comencé a correr otra vez pero era difícil, cada cuentos pasos me hundía en la arena. -¡No te escapes! –la voz de Avi sonó demasiado cerca, mire por el rabillo del ojo hacia atrás, estaba a solo unos pasos de mí. Intente correr más rápido, pero sus fuertes brazos me atraparon.

-No, no, no al agua no otra vez –intente suplicar. La última vez que habíamos estado en la playa, Avi término dándome un baño en la fría agua salada contra mi voluntad.

-Sí, sí, sí –dijo riendo. Un movimiento rápido de parte de él y yo ya estaba en su hombro izquierdo. –Pagaras por haberte reído de mí –dijo en un falso tono de enfado.

-¡No! ¡Por favor! ¡Yo te amo! –recurrí a todos mis recursos posibles para salvarme. -¡No me hagas esto otra vez! –pero ninguno dio resultado. Avi se adentró en el mar cargándome, un par de segundos después pude tocar el fondo arenoso. Esto es crueldad. Cuando volví a la superficie, Avi también lo hacía, ambos estábamos igual de mojados. En lo alto el sol se escondía entre las nubes y un viento corría envolviéndonos y calándonos hasta los huesos, pero aquello no era excusa para disfrutar nuestro último día en la playa. -¡Eres malo! –Avi no alcanzo a contestar cuando fui hundida en el agua al mismo tiempo que él.

Kirstie y Mitch me tomaron desde los hombros hundiéndome, y Kevin y Scott hicieron lo mismo con Avi, luego de emerger a la superficie los seis comenzamos a jugar como unos niños. Los chicos nos habían seguido hasta la playa.

Nos lanzábamos agua, nos hundíamos entre nosotros, entre otras tonterías. A medida que estábamos en el agua el cielo comenzaba a oscurecerse más y más, hasta que finalmente comenzó a llover, pero no nos importó en lo absoluto. Teníamos un resfriado completamente asegurado para los días siguientes.

-¡No! ¡Ahh! –Kirstie cayó desde los hombros de Kevin directamente al agua. Scott sostenía a Mitch en sus hombros y Avi a mí, jugábamos tratando de botar al otro entre Mitch, Kirstie y yo, mientras los chicos nos sostenían. Kirstie fue la primera en caer, Mitch y yo nos unimos en contra de ella para hacerla caer. Ahora solo estábamos Mitch y yo.

-¡Caerás Mitch! –grite tratando de empujar a Mitch.

-¡No! Tu caerás Ro –le tomo al menos dos minutos a Mitch hacerme caer desde los hombros de Avi. Una intensa lluvia caía sobre nosotros, salimos del agua, pero los juegos no pararon. Comenzamos a atraparnos, primero Avi, Scott y Kevin en contra de nosotros tres. Nos costó bastantes caídas, pero fue divertido. Dos horas de juegos y diversión bajo la lluvia en la playa, como si fuéramos unos niños pequeños, adorables niños pequeños.

***

-Toma –Avi me entrego una taza de chocolate caliente. Afuera había una tormenta horrible, lluvia y viento. El clima parecía adivinar como nos sentíamos. -¿Arreglaste todo?

-Sip, al fin logre como hacer caber todo en mis maletas –mis manos estaban heladas, hace solo una hora habíamos llegado desde la playa, mojados hasta el alma. Desde hace un par de días tenia mis maletas casi listas, no me gustaba arreglar todo a último momento. -¿Qué hora es? –pregunté. Avi miro su celular.

-18.34, ¿porqué?

-Nada, solo quería saber –bebí el chocolate caliente de un solo trago. -¡caliente, caliente! –por apresurarme a beber mi chocolate queme mis labios.

-Pero, ¿Cómo haces eso? –Avi quito la taza de mis manos, dejándola sobre su mesita de noche. -¿estás bien? –asentí tocando mis labios despacio, ardía un poco. -¿Segura?

-Si amor –pocas veces llamaba a Avi de esa forma, me sonaba un poco raro. Él sonrió al escucharme llamarlo así.

-Te amo –dijo dando un pequeño beso en mi nariz, haciéndome reír.

-Te amo más –respondí dándole un beso en sus labios, pude notar como sonreía al besarme. Me rodeo con sus brazos acercándome más a él. Despacio me deja caer hacia atrás en la cama, sin dejar de besarlo. Enrede mis dedos en su cabello, acariciando suavemente su nuca. Como amaba sentirlo así de cerca, como amaba sus besos y sus suaves caricias, como amaba todo de él.

Avi me sostenía de la cintura, dejando unas pequeñas caricias allí. Un trueno resonó afuera, su luz ilumino la habitación por una fracción de segundo para después desaparecer, llevándose con ella la electricidad. Su ruido me hizo saltar, Avi se separó unos centímetros de mí, ambos miramos a nuestro alrededor, la habitación quedo sumida en una profunda oscuridad, que solo se interrumpía cada tanto, con los rayos y truenos que caían en las cercanías de la casa.

-Tranquila pequeña, estoy para protegerte –Avi acomodó un rebelde mechón de mi cabello sonriéndome con ternura. No le tenía miedo a los truenos, pero eso había caído muy cerca y sonó demasiado fuerte. Volví a besarlo lento, como dije, amaba sus besos. ¿Cómo iba a seguir mi vida sin él?

***

-You're the one that I love, and I'm saying goodbye. –Cuando lo oí cantar ese pequeño pedacito con sus ojitos llenos de lágrimas, el corazón que tenía dentro se partió en mil pedazos. Era el final del camino para ambos, el tiempo se había agotado, llevándose con él la felicidad de ambos. Ya no había vuelta a atrás, se había acabado. Aunque no lo quisiéramos, aunque nos negáramos a enfrentar la verdad, estaba allí, impaciente por cumplirse. Estábamos diciendo Adiós.

Cumplir un sueño, y ¿algo más? {Avi Kaplan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora