Capitulo X: Un corazón roto

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La noche anterior en el club fue genial, logré sacarla de mi cabeza, aunque solo fuera por esa noche. Conocí una chica, ella es linda, con unos lindos y tiernos ojos marrones. La conocí anoche, intercambiamos números y todo.

Pero ahora. Ahora estaba sobre mi cama, la televisión estaba encendida, pero no le prestaba ni la misma mínima atención. Mi mente estaba en otra parte, más precisamente en una habitación al otro lado de la sala de estar.

Cuando la vi bajar, ayer por la noche, me quede literalmente hipnotizado. Se veía perfectamente, vestida completamente de negro, con su cabello despeinado, realmente hermosa. Quise decirle lo hermosa que se veía, pero alguien se me adelantó. La misma sensación me invadió de nuevo, pero la controle, la obligué a desaparecer de mi interior.

Froté mis ojos y me levanté, mi estómago gruñía pidiendo algo de comida. Me di una ducha y me vestí. Salí de mi habitación con la intención de ir hasta la cocina, cuando choque con alguien.

-Lo siento herma… -mi primer pensamiento fue que Avi era quien salía de su habitación, pero me equivoqué. Había golpeado a una despeinada y aun adormilada Rominna. Le sonreí por un segundo, pero de pronto caí en cuenta que ella salía de la habitación de Avi.

-Perdón Kev, no te vi –ella se disculpó y me sonrió. Aun vestía su pijama y por sus ojos cansados, no hacía falta ser adivino, para saber que había dormido con él. Y quien sabe si no pasó algo más allí dentro. Oí un pequeño crac en mi interior.

No le respondí y baje rápido, el hambre se me había quitado por completo. Sentía unas inmensas ganas de golpear algo, mis manos volvían a picar, la estúpida sensación volvía a mí. Salí al patio trasero, me acerque a al árbol más cercano y sin pensarlo le di un puñetazo con todas mi fuerzas, luego otro, otro y otro. Mis nudillos sangraban, la adrenalina  corría por mis venas de tal modo que no podía sentir el dolor de mis manos, más tarde de seguro dolería.

Me apoye en el árbol, el aire frio entraba y salía de mis pulmones con rapidez, tanto que casi quemaba. Con la manga de mi poleron limpie el sudor de mi frente. Miré mis manos, aun sangraban. Entre en la casa, por suerte no había nadie en la sala, me metí al baño principal y limpie los cortes. Cuando el algodón con alcohol toco mis heridas ardió como los mil demonios, pero tenía que hacerlo. De lo contrario podía infectarse y sería peor.

Me quede allí dentro al menos quince minutos, mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho. Cerré los ojos un momento, unos risueños ojos marrones llegaron a mi memoria.

-Victoria… -susurré. Ese era el nombre de la chica que había conocido anoche. Busque mi celular en mi bolsillos, lo tome entre mis adoloridas manos y marqué. Segundos más tarde una dulce voz llego a mi oído desde el otro lado de la línea.

-¿Hola?

-¿Victoria? –pregunté.

-¿Kevin?

-Sí, ¿co…como estas?

-Bien, wow no pensé que me llamaras tan pronto… - Solté una risa forzada, pero ella no lo noto.

-Vicco, ¿Qué tal si salimos hoy? Necesito hablar con alguien…

-Kev, ¿te sientes bien? No te oyes para nada bien –su voz sonaba preocupada.

-No –conteste secamente. -¿Puedes? Si no, no importa…

-No, claro que si –sonreí. A pesar de la tormenta que tenía dentro de mí, aun me quedaban ganas para sonreír un poco. -¿Dónde nos vemos?

-¿En el café Nick´s?

-Excelente

-¿A las 12 está bien?

-Claro, almorzaremos juntos ¿vale?

Cumplir un sueño, y ¿algo más? {Avi Kaplan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora