Capitulo 18

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—9:05 p.m.—

''Tu destino se repetirá, aquellos a los que..."

Reous estaba muerta, la visión de Ellie había resultado ser verdad, pero él no estaba seguro de que llegara hasta ahí, así que tomo una decisión. Se acercó a María, y le hablo en voz baja:

—Ven conmigo un momento.

Ella notó de inmediato que algo andaba mal, Kayl se veía más sombrío que de costumbre. Lo siguió hasta el exterior de la bodega y siguieron caminando durante un rato más.

—María, tu no vendrás con nosotros esta noche —. Soltó sin más.

Ella lo miro perpleja, sin entender nada.

— ¿Mi señor, a que se refiere?

—Ya escuchaste, te quiero fuera del ataque a la hermandad.

María no daba crédito a lo que escuchaba, atónita, retrocedió.

—¿Esto es por lo de Marcus? Si es así yo le juro que...

Kayl la detuvo con un gesto de su mano.

—Escucha María, me has servido por mucho tiempo, ya es hora de que sigas tu propio camino.

—No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo. Yo no quiero ir a ningún otro lado, mi lugar esta con usted. —Su tono de voz era desgarrador, parecía a punto de quebrarse en llanto.

—No, no es así.

María lo miraba con ojos suplicantes. <<Ahora me odiaras por esto, pero prefiero que así sea a que algo te ocurra>>

—Llévate a Lucía contigo, esa es mi última orden para ti.

Dicho eso, dio la vuelta y la dejo ahí, petrificada. Lucía era casi como su hermana, no podía separarlas. De ese modo al menos se tendrían la una a la otra. Y si todo salía bien, nunca más tendrían que vivir con miedo.

Kayl se encontraba dentro de la bodega nuevamente, todos a su alrededor lo miraban atentos, sabían que estaba a punto de hablar.

—Ya todos saben dónde nos reuniremos, la noche aun es joven. Quiero que vayan y se alimenten bien, diviértanse, hagan lo que deseen. Nos veremos más tarde, eso es todo.

A todos les resultaron extrañas las palabras de Kayl, pero asintieron. Y acto seguido se marcharon.

—11:55 p.m.—

—Escúchame Eloisa, esta probablemente sea la última vez que nos veamos. Solo quería agradecerte por los servicios que me has brindado a través de estos años, no habría llegado hasta donde estoy sin tu ayuda. Sé que tú también tienes una deuda pendiente con Constantine, esta noche yo saldare esa deuda, tienes mi palabra.

Ellie enjugó discretamente una lagrima, a pesar de odiar a los vampiros, ella le había cogido un gran cariño a Kayl. Y que le dijera eso, le rompía el corazón.

—Sé que así será —sonrió—. Ve y has que ese hijo de perra pague por lo que nos ha hecho.

Kayl asintió. Luego desapareció.

Se dirigió al punto de reunión, donde ya se encontraban todos, salvo dos vampiresas.

—Mi señor. Falta su mano, además de Lucía.

—Ellas no vendrán —. Habló en voz alta para que todos escucharan. Estaban sorprendidos, más de lo que él esperaba — Quiero que me escuchen todos con atención, los he entrenado durante años para este preciso momento, ahora son capaces de cosas que jamás creyeron posibles. Los he convertido en perfectos asesinos. La hermandad de Caín los forzó a vivir ocultándose, pero eso se acabará hoy ¿¡Me escucharon!? —Un coro enérgico de afirmaciones se escuchó— Este día ustedes son dueños de sus propios destinos, por lo tanto; ninguno de ustedes está obligado a participar.

Todos se miraron desconcertados, e intercambiaban uno que otro murmuró. Las palabras de Kayl los tomaron totalmente por sorpresa.

—Así es, aquel que desee irse puede hacerlo. Esta no será una misión sencilla, puede que ninguno de nosotros salga con vida. Es su decisión.

Los presentes intercambiaron miradas discretas una vez más, lo que sucedió después fue que Mickael hincó una rodilla en el suelo mientras que a su vez llevo su puño al pecho. Una señal de devoción. Después, todos los demás lo imitaron, hasta el último de ellos. Kayl los miro a los ojos, uno por uno, no vio duda en ninguno de ellos. Una sonrisa de admiración apareció en su rostro.

—Solo tengo una cosa más por decir: No tengan piedad.

El hada y el vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora