Capítulo 12

18 4 3
                                    


—8:45 p.m.—

Kayl estaba frente a la iglesia que Marcus había dicho; un gran edificio que se alzaba hacia el cielo, con unas agrietadas paredes que habían recibido el azote de los años, y en lo alto una campana vieja y oxidada. Una abundante cantidad de vegetación crecía en los alrededores.

Todas las casas cercanas estaban en la misma o en peores condiciones, al igual que la iglesia fueron abandonadas mucho tiempo atrás. Debido a que la zona se encontraba muy lejos de la ciudad, las personas se vieron en la necesidad de irse de ahí.

Había comenzado a llover. Reous seguía oculta en la moto, Kayl estuvo tan distraído que no se dio cuenta cuando ella se escondió dentro de un compartimiento trasero.

Al ver que Kayl estaba por cruzar el umbral, ella se apresuró a seguirlo, lo cual le costó algo de trabajo ya que la lluvia le dificultaba el volar. Entró por una ventana rota sobre el portal, y permaneció oculta sobre una viga de madera.

Kayl caminaba con tranquilidad. El piso era de madera así que cada paso que daba hacía estremecer el suelo. El lugar estaba inundado por la oscuridad, pero Kayl podía ver con claridad. En la distancia vio a Marcus; estaba de pie, sujetaba una especie de ballesta con su mano derecha, mientras que con el brazo izquierdo aprisionaba a María por el cuello, quien se encontraba de rodillas y con la mirada extraviada.

—¡Alto!

Grito Marcus, y Kayl se detuvo. Entonces observó el arma de Marcus; una ballesta con un tipo de cargador automático, de un gran tamaño. Kayl la reconoció, era lo que usaban los cazadores de hombres lobo, aunque era perfectamente eficaz contra vampiros también. En lugar de disparar simples flechas, lo que arrojaba eran estacas de plata.

—No des un paso más, o será su fin.

—¿Por qué la hermandad envío a solo una de sus mascotas? Creo que me subestiman.

Marcus río como si hubiese escuchado un buen chiste.

—¿Crees que estoy con la hermandad? Estas equivocado — Kayl se sorprendió—; los ejecutores... esos malditos llevan muchos años actuando por su cuenta.

<< ¿Ejecutores?>> Pensaron Reous y Kayl.

—Ellos me descubrieron, poco después de que ella me salvará...

—Y mira como se lo agradeciste.

—¡Cierra la maldita boca! —Kayl notó la desesperación en su voz— ¡Tu no lo entiendes! Si no hago lo que me ordenaron me puedo dar por muerto.

—¿Y qué es lo que quieren de ti?

—No de mí, sino de ti. Ellos creen que eres un asesino que sirvió a la hermandad muchos años atrás, mi trabajo era comprobar si eso es verdad.

—¿Y tú crees que soy ese asesino?

Marcus volvió a reír.

—Se perfectamente quien eres. Y ahora que lo he confirmado tengo que llevarte ante ellos.

—Sucede que no está entre mis planes reunirme con esos "ejecutores".

—¿No estas entendiendo? Aquí el que pone las reglas soy yo —presionó con fuerza la punta de la ballesta en la cien de María, quien seguía fuera de si— Mira a tus pies.

Kayl lo hizo, había una jeringa en el suelo que no advirtió antes.

—Quiero que la tomes y te inyectes lo que contiene.

El hada y el vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora