capitulo 17

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~Día 8~

—7:42 p.m.—

Kayl volvió de cazar, iba a necesitar de mucha sangre para lo que se avecinaba. Su mente era una turba de pensamientos. El día por fin había llegado, se sentía intranquilo y ansioso. ¿La visión de Ellie resultaría ser verdad? Se había preparado durante años para ese momento, y que de pronto le dijeran que eso solo resultaría en desastre absoluto lo hacía rabiar. <<Aun si muero; me aseguraré de llevarme a ese malnacido al infierno conmigo>> ''Tu historia se repetirá, una vez más veras morir a aquellos a los que quieres y no podrás hacer nada para evitarlo"

<< ¿Qué es eso?>>

Un aroma peculiar llegó a su nariz, inmediatamente supo que era. Reconocería ese olor donde fuera. En solo un segundo atravesó su estancia y la cocina para detenerse frente al bote de basura. Rebuscó en él y no tardó en encontrar lo que buscaba: un pañuelo. Lo sacó, y desenvolvió sobre su mano. Lo que vio a continuación, habría hecho que se le helará la sangre si no estuviera muerto ya.

Sobre el pañuelo, y rodeada de cenizas y trocitos de hojas quemadas; yacía Reous al borde de la muerte. Advirtió que sus bellas alas habían sido amputadas. El impacto hizo que Kayl se levantara de golpe.

— ¡Reous! ¿Qué te ha... ¡Despierta Reous!

El hada seguía sin abrir los ojos. Agudizo su oído para lograr percibir los latidos de su corazón. Aún latía, pero con una fuerza sumamente débil. Kayl la cubrió con sus manos y acto seguido se desmaterializó para reaparecer frente a la bruja. Ella se sorprendió al verlo, estuvo a punto de proferir una maldición cuando se percató de la expresión de horror en Kayl. Vio lo que tenía en las manos, y contuvo un grito.

—¡Rápido! Tienes que ayudarla.

Ellie lo miro con unos ojos cargados de lastima. Como haría un doctor antes de revelar a una familia que su ser querido había fallecido.

—Te lo dije hace mucho tiempo Kayl... No puedo devolverles la vida a los muertos —Comenzó a llorar.

—No te estoy pidiendo eso. ¡Te pido que la salves ahora!

Ella negó con la cabeza, mientras cubría sus ojos.

—No puedo salvarla. Le han quitado su única fuente de energía espiritual.

Kayl la miro con desconfianza y decepción.

—De verdad lo lamento Kayl, no puedo hacer nada —. Se dejó caer sobre sus rodillas mientras seguía sollozando.

—¿Y si recita el conjuro para volverse humana de nuevo?

—Es inútil, la poca energía que le queda es lo que la mantiene con vida, si lo hiciera; moriría en el instante.

El vampiro, lleno de consternación e impotencia. Se dirigió lentamente hasta el viejo escritorio de Eloísa y depositó a Reous aun dentro del pañuelo sobre él. Se apoyó sobre sus antebrazos y dejo caer la cabeza, sintiendo como la sangre bullía furiosa dentro de él. Levanto la mirada para ver a la pequeña hada, que luchaba por respirar. Sus ojos se encontraban abiertos; lo miraban.

—Reo... Estas despierta.

El hada le regalo una bella pero triste sonrisa.

—Hola, Kayl. Estoy tan feliz de verte —. Una lágrima escurrió por su mejilla. El cerro sus puños tan fuerte; que la sangre comenzó a manar de sus manos.

—Yo también estoy feliz de verte — dijo en el tono más cariñoso que podía transmitir.

Ellie se había levantado, y miraba la escena desde la distancia. No había dejado de llorar aún.

—Tenía tanto miedo, no sabía qué hacer. Pero; pensé en ti, en cómo te enfrentaste tu solo a todos esos vampiros, y fui valiente... Incluso cuando arrancaron mis alas... no llore —Kayl sintió un aguijonazo en el pecho, apenas podía contener la ira— Así que no quiero que pienses que estas son lágrimas de tristeza, porque no lo son; son lágrimas de felicidad, estoy feliz por que pude verte una vez más.

Kayl escuchaba los latidos de su corazón, cada vez se hacían más pausados. El tiempo casi acababa, lo sabía. Maldecía una y otra vez dentro de él.

—Reous. ¿Quién te hizo esto?

Ella negó con la cabeza. Él sabía lo que significaba ''no importa".

—Quiero que seas feliz Kayl. No pases tus días deseando la libertad como yo, libérate a ti mismo; libérate del odio que aprisiona tu corazón y se muy feliz.

—Ya no me queda nada Reous. Solo soy la sombra de un hombre que busca venganza.

—Te equivocas; aún hay personas que te quieren —. Miro hacia Eloisa — Vive por ellas, y vive por mí. Kayl, yo... yo te...

—¿Reous? No, Reous, no te vayas, abre los ojos ¡Reous!

—...Yo ... yo... te —. Mas lagrimas seguían corriendo por su pequeño rostro, era una imagen desgarradora.

—¡Reo!

—...Te amo.

Permaneció varios minutos en la misma posición, observando el cuerpo sin vida de la pequeña Reous. Ellie se había acercado para abrazarlo por la espalda. Todo se sentía tan irreal para él. Deseaba gritar con todas sus fuerzas, quería explotar de ira, pero ¿Acaso serviría de algo?

—Yo...iré a buscar un buen lugar para sepultarla —Ellie sabia lo mucho que le costaba a Kayl hablar sin que su voz se rompiera, deseo poder decirle que no tenia que ser fuerte ahora, pero sabia que no serviría de nada —Cuida de ella por favor, volveré en un momento.

Ellie libero su abrazo y retrocedió un paso.

—Claro. Yo la cuidare.

Kayl desapareció de la misma forma que había llegado. Regreso quince minutos después, pero esta vez venia sobre su Harley, y traía consigo una caja musical de madera, de un café oscuro. Había removido el mecanismo de cuerda y colocado un pequeño cojín dentro de ella, era hermosa. Ellie tomo con cuidado el cuerpo de Reous y lo deposito en el centro de la caja, puso pequeños pétalos de rosa alrededor de ella, y tras cerrarlo lo sello con magia. Salieron al exterior y montaron la motocicleta de Kayl, Ellie se sujeto a el con un brazo y con el otro a la caja. Kayl condujo lentamente hasta campo abierto, más allá de su casa y localizo un enorme roble de al menos veinte metros de altura. Bajó de la motocicleta, y ambos se acercaron a los pies del roble. Se arrodillo y luego cavo un hoyo profundo con sus propias manos. Él mismo se encargó de meter el pequeño ataúd. Ellie hizo aparecer un ramo de rosas con su magia y lo puso sobre la caja, pero antes aparto dos para ella.

—¿Quieres decir algo? Antes de sepultarla. Te dejare a solas con ella un rato.

Se alejo unos cuantos metros y esperó. Kayl se encontraba arrodillado a un lado del agujero. Tenia algo que decir, ¿pero por que le costaba tanto trabajo expresarlo? Trago saliva y por fin hablo.

—Lo lamento tanto, Reous. Esto es mi culpa... Si tan solo te hubiera pedido que te quedaras; esto jamás habría pasado. En verdad lo siento. Yo no merecía el amor de alguien como tú. Soy tan malo como el monstruo al que llevo años cazando. Tampoco debería seguir con vida, soy yo quien debería estar muerto, no Evangeline, ni mucho menos tú. —Recordó algo que Constantine le pregunto después de haber asesinado a su amada "¿Qué se siente ver morir a todos los que amas?"—Dijiste que era tu héroe, pero no pude salvarte cuando más lo necesitabas ¿Qué clase de héroe soy? —Rio con amargura. —No espero que me perdones, pero quisiera decirte al menos... que te agradezco por brindarme una última luz de esperanza. Y el tiempo que me quede en este mundo, vivirás por siempre en mis pensamientos.

Se puso de pie, y al poco rato volvió Ellie.

—Que encuentres la paz, pequeña Reous.

Kayl procedió a cubrir el hoyo con tierra, se aseguro de que quedara plano con sus manos. Y entre los dos colocaron piedras de diversos tamaños alrededor de la tumba, al final Ellie coloco las dos rosas en el centro.

Después de unos minutos, los dos subieron a la motocicleta y Kayl llevo a Ellie hasta su hogar. Se despidieron, y el siguió su propio camino.

El hada y el vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora