Reous se encontraba de vuelta en su mundo, lleno de oscuridad, salvo por la débil luz de las antorchas. Sin moverse de su sitio, se abrazó a sí misma y se dejó caer sobre las cenizas, sentía como las lágrimas se le agolpaban en los ojos una vez más.
Había renunciado a la vida que deseaba, y a la persona que amaba. ¿Qué sería de ella ahora en adelante? Tenía miedo y se sentía más sola que nunca.
—De verdad has aparecido.
Dijo una voz femenina detrás de ella.
Reous asustada, se puso en pie y giro sobre si, para ver a un hada encapuchada. Hizo un esfuerzo por tratar de ver dentro de su manto. Se sintió conmocionada cuando la reconoció.
—E-Eridea... ¿qué haces aquí?
—Solo quería ser testigo; de tu caída —. Una sonrisa afloro en sus labios.
Reous no comprendía nada, tenía un nudo en la garganta, su corazón amenazaba con escaparse y podía incluso escuchar las pulsaciones de su cien.
—Dime algo, ¿Te divertiste con tu amante vampiro?
En ese momento, la sangre se le helo a Reous. << ¿Que?...>>
—Y-yo no sé de q-que hablas.
—No te molestes en mentir, yo misma te he visto. Desde la primera vez que te vi supe que no eras normal, y quise saber qué clase de persona eras en realidad. Así que hace un par de lunas decidí seguirte —su expresión cambio a una de asco, como si quisiera vomitar— Es lo más repulsivo que haya visto en mi vida.
Sus palabras la hirieron como un cuchillo.
—¿Se lo dirás al consejo?
—Mi querida Lear: ellos ya lo saben.
En un instante, Reous quiso cruzar el portal al mundo exterior una vez más, pero fue interrumpida por un golpe de agua, se sentía tan fría como si estuviera a punto de fusión.
—No podrás escapar si estas mojada —Río con malicia — ¿Ya has olvidado quien soy yo?
No lo había olvidado, al igual que ella, Eridea también era capaz de romper el equilibrio de los elementos, y en su caso: crear agua.
—Ni siquiera eres capaz de dominar el don que la madre naturaleza te otorgó, eres una vergüenza para tu raza y para las hadas.
Reous estaba harta, el miedo que había sentido ahora era una mezcla de ira y desesperación. Sus instintos más primitivos querían salir.
—Tienes razón; nunca antes había podido controlar mi don... ¡Pero ahora es diferente!
Una llamarada explotó en los ojos de Eridea, quemando sus corneas y dejándola ciega.
— ¡Aaaaaaaah!
Eridea llevo sus manos hasta su rostro cubriéndose los ojos. Mientras se agitaba desesperadamente.
— ¡Maldita! —los gritos de Eridea eran desgarradores, Reous vio como un grupo de antorchas avanzaban hacia ahí desde el pueblo. Estaba segura de que se trataba del pueblo y seguramente también del consejo— ¡Te matare!
De pronto, el espacio que rodeaba a Reous se volvió denso, el aire le faltaba y sentía como sus movimientos se volvían lentos. Se vio envuelta en una burbuja de agua creada de la nada, impulsivamente dejo escapar un grito, lo que causo que sus pulmones se llenaran de agua. A través del agua pudo ver que las antorchas ya se encontraban rodeándola, y varios brazos desconocidos entraron a la burbuja para sacarla de ahí. Tosió para expulsar el agua que había tragado, y los mismos brazos que la habían sacado la hicieron ponerse de pie, la sujetaban con firmeza. No podía reconocer los rostros que la rodeaban, solo estaba segura de que eran los miembros de la guardia real. Al poco tiempo, llegaron los miembros del consejo.
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El hada y el vampiro
VampirosErase una vez; la historia de un cazador que se enamoró de su presa. (Su error) La presa no sentía miedo del cazador, y así mismo se enamoró de el. (El error de ella) Todo parecía ser perfecto, ya que mientras se tuvieran el uno al otro todo estaría...