Domingo, 9 de octubre del 2016.
El fin de semana había sido muy productivo: practiqué con los chicos para los partidos que comienzan la semana que viene, trabajé con mi tío en el restaurant, adelanté una parte de los trabajos y me sentí muy bien de haberme inscrito para organizar la música de la obra. Ahora que me ocupé de gran parte de las cosas que tenía que hacer, puedo decirle a Nico y a los demás que vengan a mi casa para hablar sobre la composición.
Quiero que la música de la obra este totalmente sincronizada con lo que sucede. Para la primera parte podríamos usar unas partituras que tengo guardadas... Tengo tiempo que no leo una. Enchufé mi teclado y me puse a estirar los dedos, creo que me falta práctica. Ya eran como las 5 de la tarde, así que preferí comunicar la idea de reunirnos mañana en la escuela, por hoy creo que mejor busco esas partituras.
Baje a la biblioteca y encontré la carpeta con mis archivos y partituras de las clases de música del señor Félix. Realmente no se porque deje tanto tiempo sin ver estás clases, yo jamás me aburro de la música, aunque a la mayoría le da sueño lo que toco. Practique unos cuantos círculos armónicos y me reí, porque de verdad necesito práctica; toco como un niño de 10 años. Bueno, no me culpo, desde que cumplí esa edad no práctico demaciado con el teclado. Di unas palmadas (suaves) al instrumento y se activo uno de los sonidos programados que trae.
Pase dos horas probando sonidos y leyendo partituras, había olvidado lo difícil que es seguir el ritmo sin escucharlo. Ya tenía material para trabajar con los chicos, pero aún no he seleccionado todo, me gustaría seguir trabajando en esto pero se que luego no me detendré hasta que lo termine todo. Dejé apuntes en mi cuaderno de música y decidí que iniciaría las clases otra vez, o por lo menos las prácticas, no quiero perder la costumbre. Abrí la puerta de mi cuarto y descubrí a alguien husmeando lo que hacía.
—¿Papa?— me sorprendió que no se molestará en ocultar lo que hacía —¿Qué haces?—
—Estaba escuchandote tocar—
—Y... ¿Por qué no pasaste?—
—Temí que dejaras de hacerlo—
Bueno, el tiene un buen punto.
—Estoy pensando volver a ver clases—
Caminé por el pasillo para bajar las escaleras y el me siguió.
—¿Y eso?—
En realidad la respuesta era fácil
—Porque estoy tocando pésimo y quiero tocar bien para el concierto de enero—
—¿Tienes un concierto en enero? ¿Por qué no me lo dijiste?—
—Es que en realidad es una obra, pero yo seré parte de los músicos—
—¡Vaya! Pensé que ya no te gustaba tocar—
Ya habíamos llegado a la cocina, abrí la nevera para ver qué había de comer.
—No... En realidad me di una larga pausa después de ver cómo estuve a punto de romper las teclas drenando mi ira en la música— tome un yogurt de fresa y me lo empine.
—Sabia decisión, no te compraría otro si dañaras ese—
¡Auch!
A pesar de doler, también estoy de acuerdo con esa idea. Yo cerré la nevera y me senté en el mesón. El reloj marcaba 7:35 minutos y yo tenía hambre, pero como Marcus no se digna en llegar entonces creo que me conformaré con este yogurt de fresa.
—Papa, si Marcus llega a aparecer, dile que se saltó hacer la cena hoy y que se la voy a cobrar. Yo me voy a dormir porque tengo mucho sueño y ya estoy cansado—
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El Juego De Los Elementos
FantasiAlexander Vilent está a punto de cumplir 14 años y desde los 10 ha estado enamorado platónicamente de Mariana Delevine. El inicio de este año escolar no le hace mucha ilusión, pues Mariana lleva un tiempo saliendo con Daniel Benavente, un chico que...