Viernes, 14 de octubre del 2016
Me sentía como un imbécil
—¡Papa! ¡Por favor! ¡Hasta le pedí disculpas a Daniel!—
—Alex, ya te dije que no—
—Pero si no juego hoy ya no voy a poder entrar—
La mamá de Daniel fue al liceo a preguntar por qué su hijo había llegado golpeado a casa la otra vez, así que cuando le pedí disculpas a Daniel había un montón de cosas en mi mente presionandome para que lo hiciera y en realidad yo no estaba tan contento con la idea. Sin embargo luego me sentí mal porque seguía pensando que soy un imbécil, así que tal vez una parte de mi si quiso disculparse...
En conclusión, la madre de Daniel hizo que a ambos nos sacarán del equipo y la única forma de volver a entrar es jugando hoy juntos, pero mi papá no me deja participar.
—Alexander, ya te dije que No, no es No y punto—
El estaba molesto, había tenido que volver de su viaje por mi causa y ahora está vigilando mi comportamiento a cada momento. El es así, cuando siente que alguno de nosotros necesita que él esté aquí, se queda y nos vigila casi todo el tiempo. De hecho, estamos discutiendo en el auto porque ya que está en casa hasta me trae al liceo.
—¿A qué hora sales?— pregunta cuando aparca el carro.
—¡¿Es en serio?!—
—Si, Alexander, es muy en serio ¿A qué hora sales?—
—Salgo a las 12:30 papa— refunfuñe quitándome el cinturón.
—Voy a venir por ti ¿ok?— hice una mueca —¡Sin quejas Alexander!—
—Bien, nos vemos— me baje del auto y caminé directo al liceo, dónde visualice un banquito solo y me senté allí.
Hacía frío, y me estaba arrepintiendo de no traer el suéter azul que es alto y me cubre un poco el mentón. El verde con rojo no esta mal, pero a veces no me cubre bien las mejillas. Paso un rato y Mariana llegó con Daniel, venían hablando y parecía que venían hacia mi, lo que me parecía extraño.
—¡Alex!— me saludó la chica.
Le saludé con la mano frunciendo los labios y ambos llegaron hasta mi ubicación.
—¿Vas a jugar hoy con Daniel?—
Este es un hechizo...
Mi frustración por no poder jugar volvía a apoderarse de mí.
—No puedo—
—¡¿Que?! ¡¿Cómo que no puedes?!— exclama ella.
—¡No puedo jugar basquetbol por un mes ¿Entienden?!— me levanté exasperado y me fui para no dar más explicaciones.
Metí mis manos en los bolsillos de mi suéter y mi cabeza comenzó a hacer ruido. Estaba perdiendo la calma. Me senté en el suelo y el golpe contra el me hizo reaccionar. Me estaba recuperando poco a poco, pero el ruido en mi cabeza subía de volumen alterandome y era difícil tratar de opacarlo con buenas vibras.
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El Juego De Los Elementos
FantasiAlexander Vilent está a punto de cumplir 14 años y desde los 10 ha estado enamorado platónicamente de Mariana Delevine. El inicio de este año escolar no le hace mucha ilusión, pues Mariana lleva un tiempo saliendo con Daniel Benavente, un chico que...