9||Duties

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La mañana era fresca, el cielo estaba atestado de nubes grisáceas que le daban la apariencia melancólica a la vista desde su balcón, y luego, el vitoreo de la mañana, naves volando de extremo a extremo, el bullicio de la urbe, aquel domo casi invisible que los protegía de cualquier amenaza. 

Viró la mirada cuando una de sus damas entró con la nueva indumentaria, un escalofrió recorrió su cuerpo cuando vio el nuevo vestido para recibir las gemas en el templo. Sin más Magdyk preparó el baño para asearla como era la rutina, probablemente todos en palacio estarían de la misma forma, preparándose para dicha ceremonia que no contenían nada de festividad, sino era de sumo respeto hacia Mizfortia. 

—Mi prometido ya fue avisado— la joven asintió antes de darle la bata, se miró al espejo, no estaba tan radiante como otros días, pues el día de su desgracia estaba por venir y ni Mizfortia podría detenerlo, cerró los ojos para tomar una bocanada de aire y seguir con los preparativos; no dudaría que su madre se apareciera por ahí, buscando algún imperfecto en su imagen para arreglarlo. 

De nuevo el desfile de personas entrando y saliendo de su habitación, reaccionó hasta que un hombre de ojos tremendamente violeta jugaba con su cabello y le sonreía como si fuese un sueño estar ahí, le devolvió la sonrisa para después enfocarse en la charola de comida que Magdyk había traído. 

—¡Preciosa! Keustery está hermosa— dijo su prima con una sonrisa en el rostro, Zvairus tenía un vestido plateado con falda de terciopelo que dejaba ver su pierna, además de la parte superior, transparente con bordados en el mismo plateado pero con cristales, que hacían resplandecer las enormes estrellas que formaban, de sus hombros pendía una hermosa capa de gasa que hacia juego con el color del vestido, los lazos de diamantes se aferraban a sus piernas dándole un toque sensual, Iahgnes estaba segura que llamaría más la atención y las puritanas damas de la corte se morirían al verla. 

— Condesa, su vestido es exquisito— alzó una ceja y Zvairus le agradeció en una reverencia bastante actuada que solo ellas sabían era para burlarse de la falsa etiqueta que tenían que aparentar en público. 

— Gracias Keustery— tomó asiento en una de las sillas cerca del balcón, observado como su prima era preparada para su sacrificio, no era el día de la ceremonia principal, pero era casi igual de importante, porque quería decir que Mizfortia había aceptado el compromiso de ambos, aunque Zvairus no comprendía del todo, como el poder del que ellos emanaban pudiese aceptar un matrimonio como el de Iahgnes o como el de su madre, sin ninguna pizca de amor; tal vez por eso su fe no era tan fuerte como la de todos ahí, ella había visto de cerca un matrimonio sin amor, un matrimonio que solo se conducía por las leyes de una sociedad que hacía mucho dejo de funcionar. 

Keumena entró imponente en un vestido de una sola pieza, que le cubría los hombros y parte del cuello en un elegante encaje dorado con piedras de estrella que la hacían resaltar, acabando el encaje a mitad del pecho caía una tela que a Zvairus le pareció más como una cortina blanca, no dejaba ver sus pies, pero estaba segura que llevaría los mismos tacones altos que le gustaba usar. 

Sus manos parecieron emanar de esa pesada tela con brazaletes dorados hasta los codos, cada uno unido por una luna en llamas; su cabello dorado estaba recogido perfectamente, dejando ver cada línea de su alargado rostro, y cuando la luz le ilumino el cabello pudo ver los destellos de polvo brillante que harían resaltar ese hermoso dorado de las hebras que formaban su cabellera, la cual mantenía a pesar de los años. 

—Agradezco a todos por ayudar a esta noble celebración, hagamos una oración a Mizfortia por la bendición de una nueva unión para Derkstag – Essën— parecia una verdadera madre, pero Zvairus sabía que era todo, menos una madre; la reina era despiadada, había mandado a aniquilar a muchas mujeres que solo adulaban al rey, no porque Keuson pudiese poner los ojos en ellas, Mizfortia misma sabía que su tío estaba demasiado enamorado de ella, pero la reina no iba a permitir que nadie la tratase de desplazar, a cuantas damas no mando a las minas por no cuidar adecuadamente de Iahgnes o a cuantas no mutilo por haber osado posar los ojos en su adorado hijo.

𝑨𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 & 𝑫𝒖𝒕𝒊𝒆𝒔 [ 𝐊𝐲𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora