26||Revelation

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Y Mizfortia vio que sus creaciones eran dignas pero fáciles de corromper por el rebelde. Entonces la madre ungió a su hijo con su poder, entregándole la capacidad de controlar sus dones, lo cubrió con su manto y le dijo "De ti nacerán los coronados por mí, gobernaras y serán mi imagen ante tus hermanos" y la creación lo entendió. "Pero el día en que decida volver, habitare a tu descendiente; una reina nacida de la oscuridad, nacida de la sangre y la guerra. Y caminare entre ustedes de nuevo" — Capitulo de Sariver, libro Lehtord del Siharsa.


Todos estaban hincados ante ella. Y no tenía idea de lo que había sucedido, ni siquiera recordaba cómo es que su ropa había cambiado. Miró a Kylo estaba a escasos centímetros de ella, tenía un brillo particular en los ojos, como si estuviese viendo algo increíble, giró el rostro. Manohen estaba con el rostro pegado al piso, repitiendo una y otra vez palabras casi incomprensibles. Cuando intentó mover las manos, delgadas líneas plateadas salían de ellas, como si una luz estuviese recorriendo sus venas.

—Iahgnes— le llamó Kylo, pero ella no pudo reaccionar.

La reina volvió a mirar a su alrededor, todos seguían hincados, casi como si estuviesen recibiendo una plegaría de Manohen. Algo había cambiado en su interior y no comprendía bien que era. Manohen se levantó sin verla a los ojos.

Las palabras de Mizfortia se había cumplido, después de todos esos siglos sin ella, por fin estaba entre ellos, habitando el cuerpo de la nueva Keumena Rövekzar. El Siharsa hablaba de una reina, pero nadie creyó que fuese a suceder, así que decidieron interpretarlo como un rey, pero ella lo supo, desde que Iahgnes Kreasvuur nació, estaba destinada a algo más grande que ser la primera Keumena Rövekzar.

La reina sintió algo detrás de ella, se trataba de un trono hecho de piedra caliza, que brillaba por el contacto de los rayos del sol, en la punta tenía una luna en cuarto menguante decorada con piedras brillantes que no se habían visto nunca en el planeta.

Iahgnes tomó asiento y Manohen indicó a los presentes que podían levantarse, aun cuando deseaban comentar lo que había sucedido ahí dentro, se encontraban demasiado sorprendido como para poder emitir alguna palabra. Iahgnes recuperó la compostura, el cetro y el orbe seguían flotando al lado de ella, así que hizo llamar a su esposo con la mano.

Kylo se acercó a ella, se inclinó a modo que Iahgnes tomó su propia corona, para así asociarlo con su propio reinado. Enseguida, se volvió a coronar, la sacerdotisa se acercó con la corona que lo haría Keuson Khalat; Iahgnes la tomó entre sus manos y la luz cegadora volvió, la corona se transformó en una de siete picos, pero tan oscura como la noche, casi como si estuviese hecha de acero. La coloco en la cabeza de su esposo y el siguiente trono apareció. El cetro y el orbe regresaron a las manos de Manohen. Ambos reyes se levantaron para mirar a sus súbditos.

Los canticos de alegría llenaron el espacio, las Manosak seguían levantando alabanzas hacia Mizfortia, pero sin levantar las manos al cielo, simplemente viéndola.

Kylo se acercó a ella, intentando no perder la compostura, además la corona pesaba demasiado, casi podía sentir que se resbalaba sobre su cabello.

—¿Qué significa esto? — preguntó a Iahgnes, ella lo miró de reojo, se veía completamente segura de sí misma, y no había cosa que tornara a una mujer más bella que su propia seguridad.

—Que seremos historia— expresó. ¿Historia? ¿Legendas? ¿Héroes? ¿Reyes? ¿Dioses? Todo eso, serían todo eso.

«Keumena Rövekzar zvast-ny, Keuson Khalat zvast-ny» vociferaron los presentes, los fuegos artificiales retumbaron en el cielo, un impresionante concierto de campanas lanzadas al vuelo en todas las regiones de Derkstag-Essën. El pueblo ayer lloraba a su Keuson ahora estaba adorando a sus nuevos monarcas.

𝑨𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 & 𝑫𝒖𝒕𝒊𝒆𝒔 [ 𝐊𝐲𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora