𝑨𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 & 𝑫𝒖𝒕𝒊𝒆𝒔 [ 𝐊𝐲𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐧]

32||Power Beast

La residencia de la segunda familia real se alzaba de forma imponente en medio de todo ese paisaje, era como si pudiese ver los ojos oscuros de alguna bestia antigua, parpadeando incesante como si fuese la única estrella en el firmamento.

La nave real comenzó a descender en la plataforma de aterrizaje, diez elementos de la guardia personal de la segunda familia real se conglomeraron en aquel lugar, esperando recibir con propiedad a quien bajase de la nave. Iahgnes había tomado la decisión de ir a visitar a su prima Zvairus desde hace unos días, pues desde la ejecución de su madre no se habían visto, el murmullo de dicha ejecución se estaba evaporando rápidamente, era como si el mismo planeta su hubiese tragado dicha tragedia, como si hubiesen olvidado quien fue la perpetradora del asesinato de su Keuson.

Volvió la mirada al enorme lugar, había visitado dicha residencia cientos de veces, y a pesar de pensar que la recibirían con el mismo protocolo, se olvidó que había dejado de ser Keustery, muchas veces en el día sentía que iba a despertar en la Base Starkiller, que Kylo caminaría de un lado a otro y desaparecería por las puertas automáticas, para después ella perderse en las páginas de los manuales o los pasillos de la base. No lo extrañaba, simplemente quería volver a esa época donde todo era más fácil, pero era imposible retroceder el tiempo, era la única cosa de la cual no tenían control.

Los elementos de seguridad la acompañaron hasta la puerta principal, la residencia como la mayoría de las veces se encontraba sola, lo único que podía escucharse era el eco de las maquinas moverse de un lado a otro, los pasos de la servidumbre o la música que amenizaba el solitario ambiente.

Una de las doncellas la guio hasta la terraza donde se encontraba la piscina, probablemente su prima estaría tomándose su segundo coctel del día mientras fingía que nadaba un par de minutos.

El lugar era un espacio abierto, desde donde podía verse el acantilado, la piscina era del mismo cristal, y éste daba el efecto de estar flotando, era uno de los lugares favoritos de Zvairus.

Caminó hasta ponerse frente a la piscina, lo único que podía ver eran los brazos de su prima extenderse en el agua, y las pequeñas olas que hacia el movimiento de su cuerpo.

—He tenido que venir a verte, porque eres incapaz de poner un pie en palacio— soltó tan fuerte que su prima salió del agua con un rostro casi de susto.

Zvairus se talló los ojos un par de veces para ver a Iahgnes, y a pesar de ver el mismo rostro en ella, algo había cambiado, no se refería a que ahora era la gobernante de más de veinte planetas, sino algo dentro de ella ya no irradiaba luz. Su vestimenta era completamente oscura, su cabello dorado ahora estaba atado dejando a la vista sus facciones.

La ropa era lo que más le impresionaba, no había dejado el luto, y no esperaba que lo hiciera por mucho tiempo; ni siquiera usaba un vestido como tal, sino una especie de traje completo que resaltaba en mangas asimétricas, de una de ellas pendía una capa larga con cristales oscuros en la parte inferior, en sus brazos espirales de oro Deork que subían hasta su hombro y cuello, era como si estuviese viendo la versión más oscura de Iahgnes.

La condesa salió de la piscina, mientras las doncellas la ayudaban a secarse y ponerle una ligera capa que se ajustaba a su cuerpo con una cinta dorada.

—Retírense— movió las manos. —Si vienes con reproches, mejor sal de aquí— entonó con una sonrisa amplia.

Iahgnes se acercó a ella con los brazos cruzados a la altura del pecho, sus tacones resoplaban en cada paso que daba, como si fuesen disparos de una de las armas de sus soldados.