La primera vez que sintió dicho pulso pensó que era Iahgnes, que en algún artilugio de Mizfortia hubiese logrado comunicarse con él, pero no fue así, simplemente se encontró una figura delgada, una que conocía, al notar aquella presencia, era como si una especie de cosquilleo en su mente.
Rey, la chica de Jakku, la chatarrera como le llamaba su esposa, ahí estaba, mirándolo nuevamente con los ojos muy abiertos, esperando que pudiese responderle las preguntas a las cuales ni él había encontrado solución. No comprendía porque la fuerza seguía uniéndolos, presentándole a Rey como si fuese la salvación a todos sus problemas, el camino que debería tomar.
Después de haberle confesado que era un monstruo, ella cambio, bajó la guardia, como si hubiese notado el conflicto y el dolor que le provocaba aceptarse de tal manera. Lo era, en verdad era un monstruo.
—No estás solo— musitó después de haberle confesado todo lo oscuro en su ser.
—¿Qué puedes saber tú? — respondió con resentimiento.
No quería que nadie más lo compadeciera, era de los peores sentimientos que se podía dar, caridad a cuenta gotas, una falsa empatía que le hacía querer verter el estómago, Rey era mejor que eso, que esas palabras vacías.
—He estado sola toda mi vida— apuntó retomando su conversación.
Kylo viajó nuevamente a ese lugar seguro que había creado con Iahgnes, aquel lugar donde la soledad no tenía cabida, ese espacio donde solo estaban ellos, y ese amor que no tuvo tiempo de disfrutar, sonrió por lo bajo.
Rey se sorprendió de verle tan feliz, esos destellos de luz que dejaba el pensar en una sola persona, no creía que alguien como Iahgnes pudiese hacer sentir a Kylo algo puro, pero era de las pocas veces que él bajaba aquella barrera de metal que había construido cuando le hablaba.
—Dejé de estarlo, pero lo perdí— confesó haciendo que esa momentánea felicidad se convirtiera en un profundo dolor que no encontraba sosiego en los recuerdos.
—¿Dónde está ella? — preguntó sin sonar altanera.
Desde hace unas conexiones, mencionar a su esposa le provocaba escozor en el pecho, como si una herida se abriera, muchas veces destellaba de la nada cuando se encontraba pensando en cómo se dio su compromiso, si es que Ben la besaba o le tomaba la mano con dulzura, tal vez era ella la única que podía ver un lado tierno y amoroso, ella quien podía encender la luz que Kylo Ren apagó en Ben Solo.
—A salvo— respondió mientras se levantaba de su asiento y cruzaba las manos detrás de su espalda. —Está a salvo sin mí— dijo entre dientes, casi como un suspiro.
Kylo recordó aquel momento cuando volvió al Supremacy, como un acusado que caminaba directamente hacia su condena, la cual había tomado con gusto por Iahgnes.
Las puertas del turbo ascensor se abrieron dejando el cuerpo de Hux a escasos metros. Ren entró a la sala del trono completamente, con el rostro oculto tras aquella máscara que no había usado en mucho tiempo.
Los pasos de Hux se escucharon cercanos a él, dedicándole una torcida sonrisa como si fuesen dos niños compitiendo por el favor de uno de los padres, pero Kylo ya no competía más con el pelirrojo, ahora había encontrado algo por lo que en realidad valía la pena luchar.
—El nuevo juguete de Hux parece estar funcionando—, le dijo Snoke a Ren. —La Resistencia pronto estará a nuestro alcance.
—Gracias, Líder Supremo—dijo Hux, y entró en el ascensor.
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𝑨𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 & 𝑫𝒖𝒕𝒊𝒆𝒔 [ 𝐊𝐲𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐧]
Fanfiction. ✦ ˚ · . · •. ✺ * ⊹ · . * * . . * . °· . · ✦ * · * . • · •. ✶ ˚ · . · ✦ ˚ · . · •. ✺ * ⊹ · . * * . . * . °· . · ✦ * · * . • · •. ✶ ˚ · . · . ...