𝑨𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏𝒄𝒆𝒔 & 𝑫𝒖𝒕𝒊𝒆𝒔 [ 𝐊𝐲𝐥𝐨 𝐑𝐞𝐧]

14||Her

Miró el vestido que tenía frente a ella, no era para nada bonito, del mismo negro que comenzaba a odiar, pero no tuvo opción, Kylo iba a dejar que ninguna nave de Derkstag – Essën entrase a aquel planeta.

Después de leer algunos volúmenes sobre cómo funcionaban las maquinas que controles de la base, porque era lo único nuevo para leer, salió de la habitación, sólo para encontrarse con aquella mujer que realmente deseaba desapareciera en las fauces el universo.

Zaeshak miró a la princesa, tenía ese aire petulante en el rostro, su cabello dorado estaba recogido en un delicado peinado que dejaba sueltos algunos mechones, estilizando sus facciones, la condesa tenía razón, era una mujer hermosa que podía volver loco a cualquiera.

Iahgnes miró de arriba abajo aquella mujer, aunque no parecia una, pues el pesado uniforme daba el efecto del cuerpo de un hombre, además de la distorsión que le daba su máscara al momento de hablar.

—¿Dónde está mi esposo? — preguntó cruzando los brazos a la altura de su pecho, la manga del vestido dejó ver un par de brazaletes que no estaban tan llenos de piedras preciosas como los que siempre llevaba en su planeta.

—Saldrá en una misión su alteza, se está preparando— contestó tratando de contener todas las emociones que le provocaba aquella mujer.

La odiaba, verdaderamente la odiaba, simplemente verla salir de la habitación de Kylo la hacía querer lanzarla por alguno de los fosos que tenía la base.

Lo único que quería que adornara su hermosa piel era la sangre brotando de esta, el mejor regalo que la princesa podía darle era que dejase de respirar de una vez por todas.

—¿Una misión? ¿Puedo saber cuál?

No se veía nada interesada en la misión sino en controlar todas las actividades de su maestro, lo que más le sorprendía es que Kylo no la tuviese atada en una de las cámaras de interrogación.

—No es necesario que lo sepa alteza— pudo ver como respiraba profundamente, hinchando el pecho, estaba a punto de soltar alguna de sus frases inteligente, o al menos eso pensaba.

—Entonces hablare con Hux— la iba a pasar de largo, pero antes de que lo hiciera se interpuso en su camino.

La princesa la acribilló con la mirada, sus enormes ojos azules podían atravesarla como si de un lightsaber se tratase.

— Alteza por favor, le pido que se quede en su habitación—

Iahgnes le lanzó la mano, no quería a esa mujer cerca y como si su querido esposo lo supiera, era ella quien se encargaba de su seguridad, de mantenerla como una maldita prisionera.

—No vas a decirme lo que tengo que hacer, no eres más que una sirviente de mi esposo— se acercó a ella, y fue cuando la mujer dejó a la vista su rostro, tenía las mejillas apretadas y ese par de ojos verdes disparaba odio en cada parpadeo.

Podía aniquilarla en ese momento, podría decir que era un accidente, culpar a alguno de los Stormtroopers y por fin liberarse de ella.

—¡Me estás colmado la paciencia! — gritó la morena, y la princesa no podía creer que esa mujer le estuviese hablando como si fuesen iguales.

La ira le recorrió el cuerpo, podía aplastarle la maldita cabeza, pero no quería darle un motivo para que su esposo hiciera una guerra por su sirvienta muerta.

—¡Quien te dio el derecho de hablarme así! — respondió mientras la mujer parecia parpadear incesantemente, no estaba segura de dónde le había salido la valentía para hablarle de ese modo.