Capítulo XIX: "Con amor, Rami Malek"

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Pasó una semana, y luego dos para tomar valor en pensar siquiera en hablar por teléfono con Rami Malek. Aun no estaba recuperada por la muerte de mi hermana y no creía poder estarlo en mucho tiempo. De repente, me encontré cargando con un gran costal de culpa y remordimiento en mí. Pasé tanto tiempo pensando en mí, pensando que sería yo la primera en morir, cuando nunca consideré que había más posibilidades de que mi hermana lo hiciera.  Fui muy egoísta, y responsable de que sus últimos días fueran una mierda.
Después del funeral, pasaba cada tarde en su habitación, observando sus cosas, oliendo su aroma sintiéndola presente. El silencio ahí me atormentaba, porque ella siempre tenia algo que decir, con aquel tono tan irritante de voz que tenía.
Peor me sentí cuando descubrí que también había hecho una lista, más pequeña y sencilla que la mía. Solo tenía cinco cosas:

1.- ir a una fiesta
2.- besar a un chico
3.- maquillarme como una profesional
4.- tener el cuerpo de kylie jenner
5.- terminar la secundaria

Odie que su lista no se cumpliera mágicamente como la mía, ya que así pareció ser. Cada cosa que quise hacer, las hice sin pensarlas mucho. Solo sucedieron, aun sin embargo, enamorarme de Rami Malek o que mi hermana muriera, no eran parte de ella.
—Hey. Te encontré—exclama Lau apareciendo en la puerta de la habitación—¿Qué ves?
—La lista de mi hermana—masculle y se la mostré. Ella la leyó en silencio.
—¿Qué traes ahí?—pregunte.
—Oh, es un libro de historia, te lo manda el profesor. Dice que hay algo muy importante adentro que debes leer—me lo extiende.
—No tengo cabeza para la historia, ¿y ahora quiere que regrese a su clase? Después de que quiso que me fuera.
—Admitió que se equivocó.
—Ya no me importa—confesé y dejé el libro sobre el escritorio junto en donde estábamos de pie.
—¿Has hablado con Rami?—negué con la cabeza.
—Vi los mensajes que me mando la noche que discutimos y estuvo marcándome al día siguiente, ya después no volvió a hacerlo y yo… cuando estoy apunto de teclear llamar a su número me acobardo, ¿Qué voy a decir? No sé cómo hablar o como empezar sin romperme a llorar.
—¿Recuerdas que te dije que salió de viaje de trabajo con Ben?—asentí—Escucha, hay algo importante que debes saber. No seria una buena amiga si no te lo dijera, aunque sé que te haría daño.
—¿Qué pasa?—saca su teléfono del bolsillo y busca algo en el, en seguida me lo enseña.
—Ha estado saliendo con una chica en Nueva York—dijo al momento que vi las fotografías—Ben dijo que al parecer es su ex novia—le regrese el teléfono sin querer ver más.
—Es mi culpa—me giré y me tiré de espaldas en la cama, mirando al techo—Yo deje que el se fuera con la idea de que no lo quería y solo estaba jugando con él. Ni siquiera tuve tiempo de decirle la verdad porque estoy tan estúpida que me atropellaron mientras lo buscaba.
—No eres estúpida porque te atropellaron, a mí también me hubieran atropellado, y han atropellado a millones de personas en esta vida—dice acostándose a mi lado. Observe las estrellas pegadas en el techo, de las que brillaban en la oscuridad.
—Soy estúpida porque deje ir a un hombre maravilloso que me quería, soy estúpida porque cuando pensaba que iba a ser yo quien iba a morir, me dedique a hacer otras cosas en lugar de pasar tiempo con mi familia y tratar de pelear menos con mi hermana. No hice más que lastimar a Rami y a Misie, y ahora ellos no están. ¿Qué voy a hacer ahora?—comencé a llorar—Me siento perdida.
—Hey. Me tienes a mí—me abrazo—Yo nunca voy a dejarte, tu y yo somos una misma y estaremos para sanar las heridas de la otra. Todo irá bien, lo prometo—solloce en su hombro—Conmigo no te perderás, yo guiare tu camino y devolveré esa sonrisa y esas risas que hacen feliz al mundo entero.

4 años después.

Tome mi abrigo del perchero y me lo coloque, tome mi bolso y salí de la oficina. Mis zapatos de tacón resonaron en toda la recepción mientras caminaba hacia el ascensor. Una vez dentro de él, recibí una llamada mi  mejor amiga.
—¡Te estamos esperando, chica!
—Voy saliendo.
—Saliste hace una hora, adicta al trabajo—me reí. el elevador se abrió en el ultimo piso y camine deprisa hacia la salida.
—Tranquila, ya las veo—colgué. Salí hacia el frio  de la noche y tome camino a mi derecha. En la esquina, cruce la calle, y en frente, entre en el bar donde había quedado con mis colegas del trabajo.
—¡Feliz cumpleaños!—gritaron todas al mismo tiempo y tomaron fotografías mientras las demás me abrazaban. Antes de sentarme, Laurie me pasó un shot de tequila, el cual me tome sin dudar.
Tome asiento entre todas y nos dispusimos a cenar y a beber.
—Ya tienes veinticinco, chica, ¿Qué se siente?—me preguntó animada una de ellas.
—Se sienten como si recién cumpliera los veinte—todos festejaron mi respuesta y tomamos otro shot.
—¿Y qué tal vas con Zac?
—Estamos en la cima de la relación. Todo es increíble—dije ilusionada y se emocionaron—Dice que quiere hacerme una casa para cuando nos casemos.
—Ya dale el si, chica—dice  golpeándome levemente otra de las compañeras. 
—No hay que presionarla—defiende Lau. 
—Aún estoy pequeña, y quiero disfrutar. Nuestra relación es casual.
—Tan casual que ha durado ya tres años.
—Por la juventud, y los veinte—dijo Lau brindado con nuestros tragos.
—Salud—y bebimos.
Pasamos el resto de la noche bebiendo y comiendo. Pero cuando se llegaron las primeras horas de la madrugada, Zac fue por mi como habíamos quedado.
—No estoy ebria—aseguré cuando llegue con él y lo abrace.
—Eso dices cuando lo estás—se ríe. Nos subimos a su auto y le dije que condujera a mi casa.
—La tuya está muy lejos y estoy por explotar—le dije mientras conducía y acariciaba su cabello.
—En cuanto toques la cama caerás dormida.
—No hables Anderson—llegando a casa, el me cargó hasta mi habitación y me tiro sobre la cama. Al ver que me deshacía de mi ropa con tanta rapidez, el me imitó, y pronto estuvimos tumbados en la cama besándonos.
Al terminar tan exhaustos, creí que dormiría al instante, en cambio, me quede despierta durante la madrugada, mientras Zac dormía flácidamente. Lo observe durante un rato, Zac era un sueño hecho realidad, era guapo, tenía una carrera, era dulce y romántico, en estos años que estuvo a mi lado después de lo de mi hermana, aprendí a quererlo, pero aun ahora, cuatro años después, estaba segura que no lo amaba. Siempre que terminábamos de estar juntos como en este momento, y él se dormía antes que yo, a mi mente llegaba el rostro de una sola persona.
No podía creer que había pasado tanto tiempo sin saber de él. Ni siquiera salían tantas noticias de el en internet, cuidaba mucho su vida privada, y era admirable como pasaba desapercibido y al mismo tiempo era tan buscado por la prensa.
Para no pensar más en el, y sin poder dormir, me levante de la cama. Me coloqué una bata y salí de la habitación, dirigiéndome a la que estaba justo alado, la de Misie. Era curioso que cuando ella vivía nunca la llame Misie, me parecía ridículo aquel apodo, tarde me di cuenta que le quedaba muy bien, y le daba un toque de ternura a su llamado.
El lugar seguía intacto, todo en su mismo sitio, y nada empolvado, yo me encargaba de limpiarlo por encima cada semana, sin mover lo suficiente. A ella no le gustaba que entráramos siquiera. Camine alrededor de la habitación, imaginándola acostada en la cama, pensando, que sino me hubiera quedado dormida esa noche, ella no hubiera podido escaparse a esa fiesta, y aun estaría aquí, acostada después de alguna tonta pelea.
Mientras pensaba en aquello, golpee contra el escritorio, y de el, cayó un viejo libro y de este, salió disparado un sobre. Tome el libro titulado “Historia romana II” me extrañe al verlo, no recordaba esta edición en particular.
Luego, proseguí a tomar la carta del suelo. Al ver el remitente, casi me sentí desmayar. En el estaba escrito mi nombre con una letra cursiva que nunca había visto. Abrí el sobre rompiéndolo y me senté sobre la cama a leer.

Querida, Persy.
No dejo de pensar en ti a cada segundo desde que te conocí. ¿Serán tus hermosos ojos color miel, o esa hermosa sonrisa que le dedicas a cada cliente que te habla mal?
Me enamoré tan rápido de tu personalidad y de tus manías, como la de arrugar tu nariz, reírte ruidosamente de las bromas de tu amiga, de bajar la mirada y sonrojarte cuando me ves mirándote. De cómo rodas los ojos a veces, de todas las locuras que hacías, de los chicos que rechazabas… estuve mucho tiempo observándote y te conocí de verdad, sin que tú me conocieras a mí, es por eso que sé cómo eres. No eres una chica de una noche, ni la de una relación casual. Eres dedicada, romántica, tímida, ¿por qué no podías serlo conmigo? Quizá di demasiado y muy pronto y eso te asustó, lo lamento en serio. Nunca he sido bueno controlando mis sentimientos, y creí que había encontrado a la chica indicada. Quería que me amaras como yo a ti, y en un momento me hiciste tan feliz, pero aquello terminó tal y como empezó, demasiado rápido.
Hablando de otro tema, descubrí tu lista de cosas que no habías hecho y que querías hacer, me puso feliz saber que la mayoría las hiciste conmigo, pero después me hizo sentir como un peón que solo estabas manejando, ¿eso era, Persy? Quería hablar contigo, y arreglarlo o terminarlo, como fuese pero quería verte después de aquella noche. Fui a buscarte a la universidad, y pregunté por ti, casualmente, mi hermano era maestro de historia ahí, y me dijo que no había ninguna maestra llamada así, solo una estudiante, y eras tú. Me enoje mucho ¿sabes? Quería mandar todo a la mierda porque solo me estaba lastimando. Pero al no encontrarte, pronto recordé que te amaba, y luego tuve que viajar por trabajo. Estuve dispuesto a escucharte, a perdonarte si eso es lo que querías, y si me lo pedias, iba a volver contigo. Dejaría todo por ti, Persy, porque te amo, que no te sorprenda, te amo demasiado, y estaría dispuesto a tomar el riesgo de estar con una chica menor, que mintió por no sé que circunstancia, la cual todavía quiero saber.
Respóndeme, Persy, si no quieres contarme la verdad ahora lo entenderé, con que me ames me bastará. Me bastará para volver contigo, para volver a estar en aquel par de brazos que me hicieron sentir en el cielo. Si no respondes, entenderé que no querías ninguna de las dos cosas, y no sabrás más de mí. De todos modos te amaré por siempre, y me llevo todo lo bueno que me diste y me enseñaste.
Con amor, Rami Malek”

El cielo entre tus brazos 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora