Capítulo IX: "Juntas hasta el final"

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Perséfone.

El sábado siguiente muy temprano, estuve en casa de Lau para hacer un proyecto de la escuela. Desayunamos en compañía de su hermano y su madre, los cuales ya eran como mi familia.  Cabe decir que Lau y yo nos criamos juntas prácticamente. Nuestros padres eran mejores amigos y nacimos casi el mismo año pero con meses de diferencia. Mi madre murió de una enfermedad cardiaca en su segundo parto cuando yo tenía seis años y el padre de Laurie era piloto de aviones militares, y en una misión, no sobrevivió.  Las tragedias ocurrieron casi al mismo tiempo dejándonos a todos perplejos durante años y hasta la fecha.
Una vez que terminamos de degustar el delicioso desayuno de su madre, Lau y yo subimos a su habitación a comenzar a trabajar. Estuvimos casi toda la mañana y parte de la tarde investigando, leyendo y citando autores.
—¿No te enojaste en serio ayer, verdad?—pregunté una vez que Lau tiró el libro de derecho hacia el techo cayendo en el suelo del otro lado de la habitación.
—Por supuesto que si, con la perra de Shelby, pero irme fue el pretexto perfecto para dejarte con Rami, ¿Qué hicieron?
—Hice algo malo—se paró en seguida.
—Lo manoseaste
—No—exclamé.
—Ah.
—Le mentí—confesé con culpa—Fuimos a otro lugar y bailamos salsa…
—Genial. Lo tacharé de la lista.
—Pero…--me miró después de rayar la hoja—Antes estábamos charlando de lo que había pasado, luego él me dijo que era tierna y luego yo le dije que era como un príncipe y—Lau abrió la boca—Le pregunte su edad y tiene treinta y siete.
—Madre mía—se tiró en la cama de nuevo—Debe ser grande lo que lleva ahí guardado también.
—Lau, por favor, escúchame.
—Sí, sí, continúa.
—Le dije que tenía veintisiete y que era profesora en la universidad.
—¿¡Qué!?
—Metí la pata. No sé porque lo dije, solo salieron las palabras, ya sabes, para no matar el momento y ahora me siento muy mal—Lau se quedó callada un largo rato.
—No sé qué decir, Persy. Soy una loca pero las mentiras no me agradan mucho—dijo seria—Rami no es algo más en la lista que podrás olvidar al día siguiente.
—Lo sé.
—El siente cosas por ti. 
—¿Qué voy a hacer?
—No hay que dejar que esto llegue tan lejos. Quiero decir que te alejes de él un tiempo.
—¿Cómo voy a hacerlo si él va todo el tiempo a la cafetería?--pensó un momento antes de hablar.
—Puedes decirle que no buscas una relación seria y… divertirse un poco.
—Lo lastimaría.
—Tal vez el acepte.
—No lo sé.
—Serias una perra, ¿lo recuerdas?—negué con la cabeza—Hey, esto se trata de hacer las cosas que no has hecho antes de sentar la cabeza y crecer, ¿no es cierto?—la miré. No quería decirle la otra razón por la que hacia esto. Probablemente no me quedaba mucho tiempo y no podía sentarme a sufrir lo que me queda.
—Es cierto.
—Si eres una perra yo seré una perra contigo—levanto su mano y extendió su meñique—Juntas hasta el final—entre lace mi meñique con el suyo.
—Juntas hasta el final.
—Bien—sonrió con alivio—Y por lo que veo, no te embriagaste ayer, así que hoy es el día—se incorporó de la cama y yo la seguí.
—Mi madre salió con Chris a casa de mi abuela, tenemos la casa para nosotras junto con diez botellas de ron, whisky y tequila—dijo mientras bajábamos las escaleras.
—¿No deberíamos almorzar primero?—me miró.
—Pizza—dijimos al mismo tiempo y me abrazó de la emoción.
—Carajo, parece que estuvimos en el mismo vientre—me dio un beso en la frente y se aproximó al teléfono de su casa y llamo a la pizzería.
Comimos en la alfombra de su sala mirando películas. Una vez que terminamos, abrió una botella de vodka y la mezclo con jugo de naranja en dos vasos.
—Me enteré de que Zac tiene una motocicleta—dice y se empina el vaso.
—¿Y eso qué?
—¿Cómo qué? Es el número catorce en tu lista.  Y cuando estabas ocupada leyendo hace rato, tome tu celular y le mando unos cuantos mensajes—abrí los ojos—Saldrás con él mañana a las tres.
—¡Estás loca!—comencé a reír y me tiré sobre ella.
—Relaja la pelvis.
—Te voy a relajar la cara de un golpe—nos reímos y dimos vueltas por toda la sala.
—¿Y nuestro beso pa cuándo?—dice.
—Aún no estoy borracha.
—Te va a gustar, mami—me levanté y hui de ella corriendo por todo el lugar.
—Aléjate—grite riéndome y luego subí por las escaleras. Llegamos a su habitación, y esta vez, seguimos tomando pero directamente de la botella. Nos tiramos en su cama con la respiración agitada.
—¿Qué hay  de Ben? ¿Qué hicieron cuando se fueron?—pregunté.
—Nos besamos, y a él le encantó—dijo borracha, se incorporó y se puso arriba de mí—Metí toda mi lengua en su boca y gimió—estallo riéndose, luego se hizo para un lado donde ya no había espacio en la cama y se cayó al suelo.
****
Al día siguiente, domingo, desperté con el peor dolor de cabeza de la historia. Sentía todo mi cuerpo adolorido, la boca seca y con un olor a basurero. Lau se despertó al mismo tiempo que yo asomando su cabeza a la cama. Nos incorporamos, nos bañamos y arreglamos todo antes de que llegara su madre. Desayunamos y me lave cien veces la boca con pasta dental y enjuague.
Cuando me iba yendo de su casa me dijo
—Tres en punto.
—¿Qué?
—Zac. Le di tu dirección.
—De acuerdo—ya no me importaba, mientras más rápido empiece más rápido termino.
Al llegar a casa puse la mejor cara que tenía y salude a todos, fui hacia mi habitación y dormí un poco, cuando fueron las 2:30comencé a arreglarme. Me coloque unos pantalones cortos y una blusa negra de tirantes. Luego, me dispuse a peinarme y maquillarme.
—¿A dónde vas’—pregunta Artemisa en la puerta mirándome.
—A una cita.
—¿Con quién?
—No te importa.
—A papá sí.
—Yo hablo con papá, no te metas.
—Pero cuando se trata de mi haces un escándalo—se queja.
—Porque soy mayor y más responsable—camine hacia ella.
—Pareces una puta con ese short—le cerré la puerta en la cara y seguí maquillándome.
Zac era un completo patán, lo supe desde que toco el claxon desde afuera en lugar de bajarse y tocar a la puerta.
—¿Quién es ese vago?—exclamó mi abuelo cuando baje.
—Un problema en que me metí hoy y hoy me desharé de él—sonreí y me despedí de ambos.
Cuando salí, Zac seguía montado en su motocicleta, al verme, se quitó los lentes de sol y me observó de pies a cabeza. Ciertamente, era guapo, pero un imbécil.
—Te ves bien, Gardner.
—Que quede claro, esto no es una cita, solo es una salida casual pero no casual como tu lo acostumbras, solo será un paseo, un helado si se me antoja y luego de vuelta—sonríe sin dejar de verme.
—No creí que tuvieras carácter, me gusta. Sube—me invita—Y toma, no queremos que arruines ese peinado que te hiciste para una no-cita—tome el casco sin responder y me lo coloque. Mire la motocicleta un segundo y luego me monte en ella sin pensármelo más.
Me sentía muy extraña al tener mis piernas tan abiertas y su torso frente a mí. Me agarré en cuanto aceleró sin avisar. Pronto, el viento fresco de la ciudad golpeo todo mi cuerpo, cerré los ojos automáticamente y aspire profundo. Se sentía bien, me sentía tranquila, a pesar de que iba con un extraño, no sentía la necesidad de hablar, el punto era subirme en una motocicleta.
Zac paró cuando llegamos a la playa y caminamos hasta un puesto de helados. El solo pidió uno para mi diciendo que el no podía comer mucha azúcar. Me reí.
—¿Es por una dieta o algo así?—dije lamiendo mi helado de chocolate.
—No, soy diabético—lo miré sorprendida.
—Lo siento.
—Descuida, no eres la única que me juzga sin conocerme.
—Oye yo no te juzgue en ningún momento.
—Lo haces con tus ojos.
—¿Qué dicen mis ojos?
—Que soy un patán.
—Bueno, tu te encargas de aparentarlo.
—¿Lo ves?—se rio—No me conocen en la escuela, soy diferente.
—Me recuerdas a un chico de una película, ¿cuál es? Ah ya, el stand de los besos—se ríe.
—¿Por lo guapo?
—Por lo problemático. Por favor, conduces una motocicleta, sales con muchas chicas y ahora de repente te fijas en mí.
—Siempre me he fijado en ti, solo que no te dabas cuenta.
—Buena esa, es como cuando él chico amenaza a todos los de la escuela para que no inviten a salir a Elle—me burlé. Zac de repente se inclinó y me besó. Lo aparté y le embarré mi helado en toda la cara. Tiré el cono y me fui corriendo de ahí.

El cielo entre tus brazos 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora