Capítulo VII: "Relaja la pelvis"

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Perséfone.

La semana parecía irse tan lenta como las clases de historia con el profesor más aburrido de la historia de la historia del derecho. Cuando Lau y yo salimos al pasillo, estábamos hambrientas y casi parecíamos zombies. Debido a eso, un chico golpeo conmigo en el pasillo y ni siquiera se disculpó.

-Oh por dios, ¿viste cómo te miró? Zac Anderson chocó contigo y luego te miro completita, completita.

-¿Quién rayos es ese?

-Es el más popular de la facultad, estudia ingeniería. Y es guapísimo. ¡Oh por dios! ¿Ves cómo todo se está alineando para que cumplas tu lista de las cosas que quieres hacer y que no has hecho? El viernes iremos al karaoke y podrás embriagarte, y ahora tienes a tres chicos a tus pies.

-Ya no vamos a seguir la lista.

-¿Qué? ¿Estás fumada?

-Ve lo del lago, todo salió mal.

-¿Mal? Disculpa, querida, pero debo recordarte quien nos ayudó, quien salvó nuestra ropa, quién casi te vio desnuda y aun así te ve de la misma manera, con ojos de borrego a medio morir.

-¿Eso qué significa?

-Que diste un paso con Rami y ahora se muere por ti más que antes. Lo traes loco, babeando al pobre. Yo diría, que te dejes llevar, chica y juegues este juego llamado vida. Sé que te encanta hacer cosas nuevas, lo vi en tu cara cuando saliste del lago después de que te tire, solo relaja de pelvis y deja de preocuparte.

Laurie tenía razón, eso era lo primero que tuve en mente al empezar a hacer la lista, se suponía que quiera hacer cosas nuevas antes de que mi tiempo llegara, pero no podía hacerlo si seguía con temor a lo que pasara después. Debía dejar de pensar en las consecuencias y en el que dirá la gente, no me servía de nada aquello. No quería irme sin disfrutar los placeres de la vida. Al diablo con todo.

-Tienes razón, lo haré.

-¡Sí!-me sujeto de los hombros-Sé una perra.

-Seré una perra.

-¡Seremos unas perras!-gritó.

****

Una vez que estuvimos en la cafetería, y esta estuvo vacía, repase la lista que Lau había hecho.

-Solo para que sepas taché el numero diecisiete-le notificque..

-¿Qué? ¿Por qué?

-No voy a hacerlo, aunque tenga la oportunidad-roda los ojos.

-¿Qué dijimos esta mañana?

-Que seriamos unas perras, pero no literal.

-Mira, no te apresures, querida, cuando vayas cumpliendo todo lo de tu lista te van a dar ganas, por eso lo deje hasta el final.

-Por Dios-me reí.

-Debes irte haciendo a la idea, imagínalo en las noches y consiéntete un poco.

-Lau-la regañe por su doble sentido.

-Hay que ver que podemos hacer antes del viernes-dice y me quita la libreta-Podemos ir al maratón de vida mañana y saltarnos la clase de historia. Pero salirnos a la mitad para que sea más emocionante.

-El maestro se dará cuenta.

-Ese es el punto-suspiré tratando de relajarme. -Relaja la pelvis te dije esta mañana.

-Eso trato.

-Pues no veo que lo intentes.

-No me ayudas mucho.

El cielo entre tus brazos 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora