Capítulo XIII: "Te amo tanto"

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Perséfone.

Sin detenerme a pensarlo un momento siquiera, mi lista de cosas las estaba haciendo sin percatarme, como si se tratará de una lista mágica, todas las situaciones se han alineado de forma perfecta para que se cumplieran, y Lau lo dijo primero, era impresionante.
Mi “relación” con Rami fue creciendo durante los últimos días. Para ser sincera pensé que después de haber dicho que no quería nada serio, dejaría de hablarme o de ir a la cafetería, creí que había cambiado su imagen sobre mí pero en realidad fue lo mejor.  Salíamos algunas noches después del trabajo y el fin de semana a su casa o de paseo. No hacíamos muchas preguntas sobre nuestros trabajos y así estaba bien, charlábamos de cualquier cosa y nos llevábamos tan bien, que nuestra diferencia de edad no se sentía desde mi perspectiva.  Y, sinceramente, para tener la edad que tenía, Rami era un hombre tan tierno que me hacía derretir el corazón. Me sentía tan dichosa entre sus brazos, su sonrisa de niño me hacía querer abrazarlo de ternura y su voz tan masculina ocasionaba rendirme a su voluntad. Cuando confesó que hablaba más de un idioma, siempre lo obligaba a que me hablará en español o en árabe. Casi parecíamos una pareja oficial.
—Amaneciste muy preciosa hoy—dijo en español, el cual pude entender y me ruborice al escuchar.
—Aquí tiene su capuchino mediano con doble crema batida—le dije pasándole una taza colocándola sobre la barra donde estaba sentado. Era sábado por la mañana y lo había invitado a desayunar. Normalmente no había nadie los sábados por la mañana ya que mi familia iban a la iglesia. Yo justificaba no ir por trabajos escolares.
—Gracias, mi amor—exclama en español de nuevo y yo me quedo boquiabierta. ¿me había dicho mi amor?
—Lo siento, fue demasiado—se disculpa en seguida.
—No, no, está bien—sonreí, me incliné y lo besé. Mi celular recibió un mensaje de mi mejor amiga.
—¿Qué dice la loca Laurie?—me reí.
—Hoy es el concierto por el que Ben y ella compraron entradas. Quiere que vayamos con ellos. ¿qué dices?
—Lo que tú quieras está bien. Solo con la condición de que después, cenemos en mi casa. Yo cocinaré.
—Eso suena delicioso, señor Malek—nos besamos.
****
El concierto fue una de las últimas cosas que Lau agregó a la lista, y todas se estaban cumpliendo sin orden, lo cual no me molestaba. En cuanto a las cosas en casa, nunca volví a hablar con mi padre sobre el tema de los resultados del doctor, el sabía que lo sabía, y me daba oportunidad de salir cuando y como quisiese. 
Estar en el concierto, escuchando la música, rodeada de mucha gente, gritando a todo pulmón, era una sensación magnifica. Bailar, cantar, conectar con el artista, era simplemente maravilloso. Indescriptible. Fueron casi tres horas y me sorprendió no haber terminado sorda y afónica, lo que si quedé fue sudada y algo agitada. Cuando llegó el momento de despedirnos, abrace fuerte a mi amiga y le agradecí al oído diciéndole cuanto la amaba, para después, ir con Rami hacía su casa.
—Puedes ducharte si quieres, en lo que yo hago la cena—dice en cuanto entramos al pasillo.
—Gracias—agradecí y subí las escaleras con lentitud.
Entre en su habitación y luego a su baño. Me despoje de toda mi ropa y me metí en la ducha, abriendo en seguida el agua fría.
Al salir, enrolle mi cuerpo en una toalla. Baje las escaleras con mi ropa y le pregunté si podía lavarla en su lavadora. El acepto con gusto.
En la cocina olía delicioso. Él se apresuró a pedirme que cuidará el fuego, que quería ducharse y lo podía apagar en cinco minutos. Yo acepte sin otra opción, no sabía mucho de cocina, así que estuve atenta al reloj que pasaran los cinco minutos exactos que él dijo desde que se fue.
Antes de que aquello se cumpliera, recibí un mensaje de Lau
oh por dios, ¿hoy será la noche en donde dejarás de ser virgen?” me reí ante el mensaje y respondí

si sucede creeré realmente que la lista esta maldita”

“¡Diablos, chica! Doma a ese caballo, que no se dé cuenta que eres virgen, sino te descubrirá”

Mierda, tenía razón, sería extraño para él salir con una chica de veintisiete que sea virgen.

“Ponte arriba de él y móntalo” decía su otro mensaje.

¿Cómo lo hago?”

“Solo mueve las caderas y pon las palmas de tus manos en su pecho”
“debimos practicarlo”  mandó dos mensajes. Me carcajee con el segundo.
“sé cómo hacerlo”
eres traviesa, grr, mañana me cuentas”
Cuando me di cuenta, el fuego de la estufa estaba ardiendo por lo que cerré la llama. Solté un pequeño grito y me hice hacía atrás.
—¿Todo está bien?—pregunta Rami llegando en el momento en que mi toalla se atora con la perilla de uno de los cajones y quede desnuda en medio de la cocina. Me quedo paralizada un segundo y luego me inclino por mi toalla tapándome con ella. Siento ponerme roja como tomate de la cabeza a los pies.
Rami sonríe con ternura y se acerca a mí a paso lento.
—Tengo curiosidad, cariño—dice acercándose a mí—Y si dices que si, me podré un poco celoso.
—¿Sí?
—¿Has estado… alguna vez con un chico?
—Por supuesto que sí.
—Me refiero a tener… intimidad—me ruborice de nuevo inmediatamente.
—Claro que si, muchas veces, demasiadas, que hasta perdí la cuenta—Rami se ríe.
—Tu cara te delata, amor—me sujeta de la barbilla y lo miro sorprendida—¿Estás esperando por el chico adecuado?
—Este… yo…--baje la mirada y no había notado que también estaba en toalla de la cintura para abajo. Volví mi mirada a él, sus expresivos y enormes ojos azules me miraban con tanta atención, tanta pasión que me rendí en ese momento.
—La verdad es que te amo, y causas todo esto en mí que nadie nunca había causado—el abre la boca muy sorprendido ante mi confesión.
—Yo también te amo, Persy—confiesa de igual manera—Te amo tanto—repite y me besa.

El cielo entre tus brazos 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora