Capítulo 11

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Capítulo 11.
–. "El manjar más delicioso que mis ojos hallan visto"

Olivia

– ¿Y hace cuánto conoces a los chicos?–. Me preguntó una "amable" Melissa, con una enorme sonrisa— está de más decir que falsa— y a decir verdad me encontraba relativamente incómoda.

Hacía una hora y media que llegamos a el lugar donde quedamos de vernos todos, y me sentía abrumada por las insistentes preguntas de Melissa. Al otro lado de la mesa se encontraba Liz en la misma situación que yo pero en su caso con la irritante de Ashley, mientras que Eloise y Zoe perdían su poca dignidad coqueteando con todos los chicos, y también está de más decir que me carcomían los celos cada vez que le coqueteaban a mi Liam.

Mi Liam

Ya va, ¿Yo pensé eso? Pero, ¿que mierda?

Okey, obviando la estupidez que acabo de pensar, me encuentro totalmente confundida con la actitud de Liam. Vale, si, yo esperaba que me ignorase, y actuase como imbécil durante toda la noche, pero, fue todo lo contrario, me saludó, charló un poco conmigo, incluso me dió uno que otro truco para emplearlo en el juego— los bolos— y sorprendentemente se comportó amable, muy similar a su antigua actitud energética y carismática, aquella que conocí el día que me defendió, y que de verdad espero no desaparezca de nuevo.

Aunque sé que es imposible que el me vea de la manera que yo a él. Sigo confundida por la invitación de los Ross y por el aparente interés que muestran hacia mi ¿Por qué ellos invitarían a alguien tan aburrida a sus reuniones? Según lo poco que Liz y yo pudimos "investigar" es muy pero muy inusual que ellos inviten o tan siquiera le hablen a alguien que no sea de su grupo, al menos que quieran que te íntegres a ellos y eso es más inusual aún, las personas que son de su grupo los conocen por otras vías, algunos son sus vecinos, o sus padres son socios, como también hay quienes los conocen de algún club deportivo.

Y yo no figuro en ninguna de las tres.

– No lo sé –. Respondí al fin– ¿Una semana?

Ví el desconcierto surcar en su mirada, y una de sus perfectas cejas pelirrojas se arquearon, en una mueca confusa para luego estallar en carcajadas llamando así la atención de los demás presentes, ¿Y a esta que le pasa? Ya me parece insoportable y eso que apenas y la conozco ¿Qué le da tanta gracia? Me sentí patética, es decir sentí que se reía de mi y no de lo que he dicho.

Melissa se limpió una lagrimita con una elegancia casi ridícula, luego empezó a jadear como si lo que sea que le halla causado gracia fuese tan cómico que no puede calmarse.

– Eres... Tan– y volvió a botarse de la risa. Realmente empezaba a sentirme impaciente y ya los demás habían vuelto a lo suyo, al ver que no se calmaba y tornarse cansado.– Tonta.

¿Es enserio?

– Es que tú eres tan...– Se quedó sopesando su respuesta, y se acarició la barbilla en un falso gesto pensativo.– ¿Cómo decirlo sin ofenderte?– Cuestionó con falso pesar–. Cuando Ashley me dijo que los chicos habían invitado a alguien más no pensé que fuese alguien... Cómo tú.

–¿Y se puede saber quien es alguien como yo?– Le pregunté entre dientes muy cerca de perder los estribos.

– Mojigata–. Dijo, he hizo un gesto con la mano como si así le restará importancia.– Una loca de los libros, una cerebrito, el tipo de chica aburrida que piensa en llegar virgen al matrimonio, simplemente patética.

Podía sentir la sangre acumularse en mis orejas y supe que se dió cuenta, y ahí entendí que su propósito era eso, hacer que me saliera de mis casillas, pero yo no le iba a dar el gusto de verme colérica, yo más que nadie sé fingir y controlarme.

Mi Vida en pedazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora