Capítulo 23 - Segunda parte

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Capítulo 23 - Segunda parte

Olivia

Un ensordecedor pitido resuena en mi cabeza, ésta palpita, mis oídos zumban, todo mi cuerpo se siente tan pesado y adolorido. La sensación es horrible, siento como si un camión de carga me hubiese pasado encima.

Y ahi es cuando todos lo recuerdos me golpean sin aviso.

Me siento en la cama lo más rápido posible, grave error.

—¡Ah!—. Llevo mis manos a mi cabeza. Joder siento que mi cabeza va a estallar. Mi sien derecha palpita y arde, justo donde Jonah me golpeo contra la pared de concreto.

Cuando el dolor se ha vuelto soportable empiezo a ser consiente de en donde me encuentro.

¿Es esto un hospital?

El lugar está completamente deteriorado, es asqueroso y muy antihigiénico, todo parece estar en un estado lamentable.

—¿Hola?

Silencio.

Como puedo quito las frazadas que cubren mi cuerpo e intento levantarme de la camilla de hospital que parece apunto de desvanecerse. Es muy vieja.

¿Que es este lugar? ¿Acaso...? No.

Llevo mis manos hasta mi vientre y todo parece estar bien, era demasiado pronto como para que mi estómago se abultara. Mi bebé está bien, yo estoy bien. O eso creí.

—¡Claire! ¡Jonah!—pero nadie me respondía.—¡Alguien, maldición!

Empezaba a desesperarme, quería salir de allí, no podía soportar estar en esa espantosa habitación.

A un lado de la camilla se hallaba un pequeño sofá mugriento, que en algún momento fue azul. Me senté allí. Olía mal pero era mucho más seguro que aquella cama.

Necesito salir de aquí. No puedo confiar en Jonah otra vez. ¿Yo en verdad confié en Jonah? Estoy enloqueciendo.

En ese momento fue como si una bombilla se hubiese encendido sobre mi cabeza, como si alguien me hubiese zarandeado.

Tenía que salir de allí. Como fuese, no podía seguir posponiendo mi huida por miedo.

Sin importarme traer puesta solo una bata de hospital y medias de algodón, cogí una de las frazadas de la habitación.

Al hallarme fuera de la pieza, me quedé patidifusa. Habían demasiadas chicas de mi edad, chicas llorando, desesperadas, malhumoradas.

Más de una docena de pares de ojos estaban sobre mi. Me miraban con pena, como si el simple hecho de ser yo fuese lamentable.

Y ahí lo entendí.

Todos ellas estaban embarazadas al igual que yo. Y todas estaban allí con un propósito en común.

Lo único que nos diferenciaba era que ellas estaban allí por voluntad propia, yo no.

Y no podia juzgarlas, la idea de abortar pasó por mi mente. Pero decliné esa opción en el momento que me imaginé huyendo sola.

Si, recuerdo perfectamente lo que dije en aquella clase de inglés, cuando Liam parecía odiarme, parece que pasaron años desde ese momento y han sido solo un par de meses.

Mi Vida en pedazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora