Capitulo 1- No parecéis novios

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Cuando Carmen se decidió a denunciar a su marido por maltrato, se quedó en la calle sola con sus dos hijas, Felisa y Carolina. Encontró un hombre maravilloso, Julio, que le doblaba la edad, pero a ella nunca le importó, sus dos hijas lo querían, y él la trataba como una reina. Aunque Carmen no quería su dinero, él puso toda su herencia a disposición de ellas tres. Cuando todo iba bien, Carmen se quedó embarazada de él, cosa que era casi imposible por su edad, pero así fue. Julio, que tenía problemas de corazón, sufrió un infarto de la alegría, y murió, Laura nunca se lo había perdonado, se sentía culpable de que su padre muriera.

Era 10 de noviembre. Día de la muerte de Julio. Laura se encontraba, como todos los años, llorando en su habitación, mientras observaba una foto de Julio, en la playa con sus hermanas. Carmen, que a pesar de que trabajaba mucho siempre sacaba tiempo para estar con sus hijas, la escuchó llorar y fue a consolarla.

-A tu padre no le gustaría verte así- Dijo abrazando con todas sus fuerzas a su hija.

-¡No es justo! ¡No es justo que Feli y Carol lo hayan conocido y yo no! ¡Yo soy su verdadera hija!- Repitió Laura enfadada, como todos los años, eso parecía ya una costumbre.

-Hija, eres idéntica a él, siempre vivirá en ti- Acarició el rostro empañado de lágrimas de su hija, y la acurrucó entre sus brazos,  al igual que una leona protege a su cría de cualquier presa.

-¿Por qué todos los años me dices lo mismo?- Preguntó Laura incorporándose de los brazos de su madre.

-Porque es lo único que te puedo decir- Laura volvió a acurrucarse en los brazos de su madre, y su llanto fue cesando, hasta que finalmente desapareció.

Mientras tanto, Carol se disponía a llegar al Eroski corriendo, pues la lluvia de otoño y los fuertes vientos empujaban su paraguas negro con flores granates de diseño (regalo de su hermana Feli) hacia el sentido contrario, y le impedían avanzar bien. Tras una fuerte lucha con el viento, y acabar empapada, consiguió llegar, aunque le faltaba la respiración.

-¿Qué te ha pasado?- Preguntó María, su mejor amiga, al verla llegar tan mojada y casi sin respiración.

-Pues eso… La tormenta de fuera… No todos tenemos un padre que nos puede llevar a los sitios…- Carol lo dijo sin ningún desprecio, sólo con resignación.

-Ya, es una suerte, la verdad. ¿Qué te parece mi nuevo conjunto?- Dijo María dando vueltas, mostrando a Carol su mini-falda negra, con medias grises, una camiseta estampada color gris (como las medias) y rosa, una boina a juego con los colores de la camiseta y unas botas negras de militar, todo ello acompañado de unas cadenas plateadas colgadas en la falda. Ese estilo gótico- chic hacía que Carol sintiera desprecio hacia su vestuario: sudadera de Hello Kity, vaqueros claros y vans azul marino.

-Genial, vas deslumbrante, como siempre- Respondió con toda la sinceridad del mundo, Carol no tenía envidia de su amiga, sólo sentía admiración por ella, su deslumbrante vestuario, su pelo liso castaño, sus bromas y su forma de vivir la vida pasando de los demás, hacían que Carol se sintiera completa cuando estaba con ella, segura.

-Gracias- Dijo intentando disimular su toque de ego en la voz- Bueno, ¿vamos a ver la peli?

-Sí, claro, sólo deja que llame a mi madre a ver cómo está mi hermana.

- ¿Y eso? ¿Está enferma?- Preguntó María con tono de preocupación, para María, Laura era también una hermana pequeña, pues las dos eran muy parecidas y María era hija única.

El camino de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora