Capítulo 14 Parte 1

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"Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los alborotadores. Los clavos redondos en los agujeros cuadrados. Los que ven las cosas diferente. Los que no están hechos según las reglas. Y no tienen respeto por el status quo. Puedes citarles, estar en desacuerdo con ellos, puedes glorificarlos o lapidarlos. Lo único que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos impulsan hacia adelante a la raza humana. Y mientras algunos pueden verlos como unos locos, podemos ver genios. Porque la gente, los que están lo suficientemente locos para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que realmente lo hacen."

Lauren’s Pov

Es una locura, ¿no lo es? El deseo de intentar siempre complacer a los otros - la adicción de siempre cumplir las normas que otros ponen en tu contra, aunque sean buenas o malas.

Es una cualidad enfermiza, casi como una enfermedad, una adicción. Un deseo tan poderoso que los pensamientos de traicionar las normas de la sociedad que cargas son demasiado fuertes, que nunca pueden ser silenciados.

Mientras mis dedos agarraban el pequeño bote en mi mano, era como si todos esos altos y críticos pensamientos fuesen silenciados por el miedo. Nunca nada antes se había sentido tan feo como el bote de pastillas que sostenía en mi mano. Sentía que mi mecanismo se paraba. Mi cerebro no podía formular ningún pensamiento coherente, mi corazón no golpeaba mi pecho y mis pulmones casi no podían ni mover el oxigeno que necesitaba para ese momento.

La miré y suplicaba sin creerlo “No” y luego cuando sus ojos empezaron a llorar, todo el mundo a nuestro alrededor se tapó sus bocas en estado de shock y vi a Harry haciéndose un hueco entre la multitud. Todo el mundo nos rodeaba y todo parecía mucho más agobiante de lo que ya lo era, cuando sus palabras me rompieron como un cristal.

- “Si, Hey, Lauren, te puedes tomar esto como un favor. Voy a desaparecer.”

Negué con mi cabeza y un sollozo se quedó atrapado en mi garganta. No quería que ella muriese, no podía morir, esto no estaba pasando y después ella empezó a correr.
Mis ojos siguieron su largo pelo mientras se movía de lado a lado y ella corrió más rápido de lo que había visto correr a nadie. Corría como si siguiera huyendo de algo, de alguien, ¿era de mi? Harry me miró y vi dolor en sus ojos mientras andaba hacia mi y abría mi mano. Cuando vi el bote vació, me golpeó la mano y calló sobre sus rodillas. Empezó a gritar, a gritar horriblemente y yo miré hacia arriba al ver a Ally cubriéndose la boca y moviendo su cabeza mientras las lagrimas cubrían su cara.

Tanto como mis piernas me rogaban que me colapsara, tanto como mi mente me decía que no tenía derecho para no derrumbarme delante de todo, no podía porque tenía que encontrarla.

Tenía que salvarla.

Tenía que hacer algo, así que empecé a correr detrás de ella en la misma dirección en la que ella salió.Corrí y corrí y corrí pero no la pude encontrar. Llegué hasta su casa y golpeé la puerta con una falta de respeto inintencionada pero tenía que verla, tenía que decirle que no quería se fuera, que me
mirase a los ojos y decirle que siempre siguiese luchando, porque eso es lo que Camila y yo éramos, luchábamos y nos empujábamos hasta los límites, pero nunca retrocedíamos. Pero había ido muy lejos. La puerta nunca se abrió. No sabía si había alguien en casa, pero si había alguien, sabía que me habían escuchado. ¿Podía ser que la familia de Camila no le importase que su hija
pudiera estar cerca de una sobredosis? ¿Qué pasaría si sus padres llegaban a casa y se
encontraban a su hija muerta con una nota de suicidio al lado de su cuerpo? Golpeé más fuerte la puerta y sentó que me caía al suelo mientras mi llanto empezaba a dejarme exhausta pero seguí gritando y golpeando con mis puños la puerta, grité a todo pulmón.

- “¡Por favor! ¡Por favor abre la puerta!¡Por favor dejadme verla! ¡Por favor dejadme salvarla! ¡Por favor salvad a Camila!”

Seguí así durante unas horas, pero mis gritos empezaron a parar y mis golpes ya no eran tan fuertes a medida que el tiempo pasaba, pero cuando aparté la mirada de la puerta, con mi espalda contra ella, vi a un inquieto Harry delante de mi. Sus ojos estaban inyectados en sangre, su pelo revuelto en todas direcciones y su labio inferior temblaba.

Ambos estábamos horribles y no teníamos que decir nada, estábamos demasiado enfadados con nosotros mismos, el uno con el otro y con ella por hacer esto. Quería llamarla egoísta pero ¿qué pasaría si esta era la primera cosa que hizo por ella? ¿Que pasaba si quería libertad de una vez para todas? Pero esto no podía estar bien, no podía ser la forma de terminar las cosas.
Finalmente, Harry habló, pero tan bajo que casi no le pude escuchar. Cada acorde de su voz se resquebrajaba, y todos y cada una de sus palabras venían seguidas de un sollozo, pero sin embargo entendí,

“Podemos intentar entrar en su casa a través de su ventana, a lo mejor sus padres no están en casa, nunca estaban desde que cambió…”
Sentí cómo mi corazón se rompía otra vez y empecé a llorar de nuevo limpiando las lágrimas secas que ya tenía en mi cara, pero asentí con la cabeza y le seguí. Él trepó por la valla y me ayudó a saltarla y me cogió la mano en forma de apoyo por si era demasiado tarde. Llegamos hasta el que
se suponía que era el lado de Camila y él empezó a gritar y como si yo no estuviera angustiada, encontraba esto asqueroso y ridículo, pero mis gritos no decían eso, nada contestó a nuestros gritos. Mi corazón empezó a acelerarse y me agarré a un árbol que estaba cerca de la ventana y empecé a trepar. Llegué hasta una altura cercana a la ventana y saqué fuerza para abrirla y con la
ayuda de Harry, la abrimos y entramos.

Buscamos por cada habitación con miedo, con miedo de encontrarla, lo que parecía confuso. Queríamos encontrarla, pero teníamos miedo de cómo podríamos encontrarla si lo hacíamos.

Después de dar dos vueltas por cada habitación, bajamos las escaleras completamente exhaustos pero algo captó mi atención. Era una carta. Ponía “Mamá y Papá” y mi corazón se paró. Harry vio
cómo me tensaba y se puso detrás de mi y miró qué era lo que tenía en mis manos. Respiró profundamente y la cogió de mis manos para abrirla. Era ahora o nunca. Estas eran sus últimas palabras. La última parte de Camila que teníamos, la última parte de Camila sin haber hecho las paces.

Su voz encontró el volumen suficiente y se aclaró la garganta. Miré hacia él mientras las lágrimas le caían por la cara sin esfuerzo, no eran forzadas, caían en cascada.

"Mamá, Papá, no preguntéis dónde estoy en este momento. No llaméis a la policía para que me busque. No imaginéis. No penséis demasiado, pero lo más importante de todo, no os preocupéis. Todas vuestras preguntas serán contestadas si sólo, por favor, aparecéis en el colegio mañana por la mañana antes del trabajo. No durará mucho y sé que lo que descubriréis silenciará todas las dudas que teníais sobre mi, y a lo mejor después finalmente podáis dar ese paso de fe que siempre tenéis en vuestro corazón, pero que siempre habéis tenido miedo de seguir. Os quiero, Camila."

Harry me miró y yo le miré, y no sabía si quería descubrir que Camila se había suicidado y en realidad no quería que sus padres lo supieran pero teníamos que estar ahí. Era la última cosa que podíamos hacer.

HÁBITO - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora